26 de octubre : Jueves de Oración por las Vocaciones

Por: Vocaciones Jesuitas Colombia
Octubre 25, 2017

"El Papa Francisco, en su encuentro con los jóvenes colombianos les pidió lo siguiente: “No tengan vuelo rastrero, vuelen alto y sueñen grande”. Este consejo lo podemos aplicar cada uno y todos los jesuitas en Colombia. Estamos seguros de que vivir esta actitud sería la mejor promoción vocacional que cada jesuita podría llevar a cabo. Que el amor de Cristo en nuestros corazones sea la fuente de nuestra pasión. Dios nos bendiga a todos."

"PARA NUESTRA REFLEXIÓN Y RENOVACIÓN

Queridos hermanos y hermanas; Dios nos ama con amor de padre, ¿lo repetimos juntos? (Fieles: “Dios nos ama con amor de padre”). Gracias. Bueno, yo tenía escrito aquí, veo aquí a muchos jóvenes, pero… aunque tuviera los ojos vendados, sé que este lío solamente lo pueden hacer los jóvenes. Ustedes, los jóvenes… (Fieles: “Esta es la juventud del Papa”). Está bien…ustedes jóvenes, y les voy a hablar a ustedes, han venido de todos los rincones del País: cachacos, costeños, paisas, vallunos, llaneros, de todos lados. Para mí siempre es motivo de gozo encontrarme con los jóvenes. En este día les digo: mantengan viva la alegría, es signo del corazón joven, del corazón que ha encontrado al Señor. Y si ustedes mantienen viva esa alegría con Jesús, nadie se la pueden quitar, nadie (cf. Jn. 16,22). Pero por las dudas, les aconsejo, no se la dejen robar, cuiden esa alegría que unifica todo. ¿En qué? En saberse amados por el Señor. Porque como habíamos dicho al principio, Dios nos ama… ¿Cómo era? Dios nos ama con corazón de padre, ¿otra vez? (fieles: Dios nos ama con corazón de padre). El fuego del amor de Jesucristo hace desbordante ese gozo, y es suficiente para incendiar el mundo entero. ¡Cómo no van a poder cambiar esta sociedad y lo que se propongan! ¡No le teman al futuro! ¡Atrévanse a soñar a lo grande! A ese sueño grande yo hoy los invito, por favor no se metan en el “chiquitaje”, no tengan vuelo rastrero, vuelen alto y sueñen grande.

Ustedes, los jóvenes, tienen una sensibilidad especial para reconocer el sufrimiento de otros; curioso, ustedes se dan cuenta en seguida, los voluntariados del mundo entero se nutren de miles de ustedes que son capaces de resignar tiempos propios, comodidades, proyectos centrados en ustedes mismos, para dejarse conmover por las necesidades de los más frágiles y dedicarse a ellos. Pero también puede suceder que hayan nacido en ambientes donde la muerte, el dolor, la división han calado tan hondo que los hayan dejado medio mareados, como anestesiados por el dolor. Por eso, yo quiero decirles: dejen que el sufrimiento de sus hermanos colombianos los abofetee y los movilice. Ayúdennos a nosotros, los mayores, a no acostumbrarnos al dolor y al abandono. Los necesitamos, ayúdennos a esto, a no acostumbrarlos al dolor y al abandono…

…Los ambientes de desazón e incredulidad enferman el alma, ambientes que no encuentran salida a los problemas y boicotean a los que lo intentan, dañan la esperanza que necesita toda comunidad para avanzar. Que sus ilusiones y proyectos oxigenen a Colombia y la llenen de utopías saludables. Jóvenes, sueñen, muévanse, arriesguen, miren la vida con una sonrisa nueva, vayan adelante, no tengan miedo. Sólo así se animarán a descubrir el País que se esconde detrás de las montañas; el que trasciende titulares de diarios y no aparece en la preocupación cotidiana por estar tan lejos. Ese País que no se ve y que es parte de este cuerpo social que nos necesita: ustedes jóvenes son capaces de descubrir la Colombia profunda. Los corazones jóvenes se estimulan ante los desafíos grandes: ¡Cuánta belleza natural para ser contemplada sin necesidad de explotarla! ¡Cuántos jóvenes como ustedes precisan de su mano tendida, de su hombro para vislumbrar un futuro mejor!

Hoy he querido estar estos momentos con ustedes; estoy seguro de que ustedes tienen el potencial necesario para construir, construir la nación que siempre hemos soñado. Los jóvenes son la esperanza de Colombia y de la Iglesia; en su caminar y en sus pasos adivinamos los de Jesús, Mensajero de la Paz, de Aquél que nos trae noticias buenas.

Me dirijo ahora a todos, queridos hermanos y hermanas de este amado País. Me dirijo ahora a todos, niños, jóvenes, adultos, ancianos, que quieren ser portadores de esperanza: que las dificultades no los opriman, que la violencia no los derrumbe, que el mal no los venza. Creemos que Jesús, con su amor y misericordia que permanecen para siempre, ha vencido el mal, ha vencido el pecado y la muerte. Jesús, ha vencido el mal, el pecado y la muerte, ¿lo repetimos? (Fieles: Jesús, ha vencido el mal, el pecado y la muerte). Sólo basta salir a su encuentro. Los invito al compromiso, no al cumplimiento, cumplo y miento, no, al compromiso, ¿A que los invito? (Fieles: al compromiso). ¿Y qué es lo que no tienen que hacer? (Fieles: el cumplimiento), bien, ¡felicitaciones! Salgan a ese compromiso en la renovación de la sociedad, para que sea justa, estable, fecunda. Desde este lugar, los animo a afianzarse en el Señor, es el único que nos sostiene, el único que nos alienta para poder contribuir a la reconciliación y a la paz.

Los abrazo a todos y a cada uno, a los que están aquí, a los enfermos, a los pobres, a los marginados, a los necesitados, a los ancianos, a los que están en sus casas… a todos; todos están en mi corazón. Y ruego a Dios que los bendiga. Y, por favor, les pido a ustedes que no se olviden de rezar por mí. ¡Muchas gracias!

Para que ores: ¿mantienes viva tu alegría como fruto del encuentro del Señor en esta mínima Compañía de Jesús? ¿Es la Compañía de Jesús, o tu vocación, una realidad en la que vuelas alto y sueñas grande? ¿El magis es lo tuyo, o el chiquitaje? ¿Vives dentro de la Compañía de Jesús la sensibilidad especial para reconocer el sufrimiento de otros, o por el contrario ya nos acostumbramos al dolor y el abandono? Los jóvenes también son la esperanza de la Compañía de Jesús; ¿tú que eres jesuita joven te podrías considerar esperanza dentro de la comunidad? ¿Das razones para esperar o para desconfiar? ¿Eres jesuita del compromiso o del “cumplimiento” (cumplo y miento)?