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Ver para creer

Pensando en voz alta | 16 de abril de 2023 _________________________________________________________________________________________ Por: Enrique A. Gutiérrez T., SJ. _________________________________________________________________________________________ Siempre me he preguntado por qué Tomás actuó como lo hizo ante el testimonio que le dieron sus compañeros sobre la resurrección del Señor. Me parece un poco desconcertante. Sin embargo, Tomás encarna una de las actitudes más comunes en la gente: necesitamos ver para creer. Las evidencias nos comprueban lo que esperamos o deseamos confirmar. Para él, todo tenía una respuesta en la evidencia que podía palpar y comprobar. De ahí no lo sacaba nadie porque era el camino para asegurarse que lo que le estaban diciendo era verdad. La lógica de la fe va por otro camino. Viene a mi memoria la afirmación de un sacerdote sobre lo que es un acto de fe. Decía palabras más, palabras menos “hay un acto de fe cuando tú aceptas como tus padres a quienes dicen serlo, el amor que te prodigan lo comprueba”. Eso me quedó sonando desde entonces y me ayuda a comprender el mensaje del texto del evangelio de este domingo. Creer no es comprobar hasta la certeza. Tampoco lo es asumir una actitud ingenua, que no le da un fundamento adecuado a la fe. La experiencia de la primera comunidad cristiana, presentada en la lectura de los Hechos, que es la primera lectura, nos permite descubrir lo que significa la fe hecha vida que surge de la experiencia de Cristo resucitado y los llevó a la comunión fraterna y al servicio a los hermanos necesitados y sufrientes. Es el mismo Cristo resucitado, que aparece en la segunda lectura tomada del Apocalipsis, que le da sentido a la historia, que es el primero y el último vencedor de la muerte. Puedo decir que la actitud de Tomás no fue la mejor. De hecho, el Señor le reclama su dureza para entender lo que sus compañeros le comparten. ¿No bastaba el testimonio de ellos para creer en el hecho de la resurrección? ¿Era necesaria esa comprobación científica para poder afirmar que Jesús había resucitado? Considero que no. Ese fue el error de Tomás. Allí estuvo la duda mal resuelta. Por eso la respuesta de Jesús “porque has visto, has creído. Bienaventurados los que creen sin haber visto”, porque esos sí tienen fe, esos somos nosotros, los que aceptamos el testimonio de otros que surge de la experiencia, marcada por el cambio que se opera en ellos. Dejan a un lado el miedo y se vuelven valientes, dejan la tristeza y se sienten alegres. Este domingo es también el de la Divina Misericordia. Dicha celebración fue establecida por el Papa Juan Pablo II, para invitarnos a reconocer lo que es el amor de Dios hecho vida y encarnado en la persona de Jesús, el Dios hecho hombre. Fueron 27 años de un largo y fecundo pontificado. Su presencia llegó hasta los más alejados rincones del planeta, su palabra sirvió de guía a millones de personas, su voz resonó para defender los derechos de los más débiles, para denunciar la injusticia y la opresión, para colocarse del lado de la verdad, del amor, de la paz y la reconciliación.

Vivamos la alegría verdadera

Pensando en voz alta | 09 de abril de 2023 _________________________________________________________________________________________ Por: Enrique A. Gutiérrez T., SJ. _________________________________________________________________________________________ Hemos culminado el camino de la semana santa. Podemos decir que la de este año pertenece ya a la historia, al pasado, a lo ya vivido. Pero vale la pena preguntarse ¿Qué nos dejó de especial esta semana mayor? ¿Ha cambiado en algo nuestra vida o seguimos igual que antes? Quiero invitar a toda persona que lee esta columna a vivir la experiencia de la alegría verdadera, la que nace de saber que se tiene un sentido en la vida, que se está obrando con rectitud tanto en lo personal como en lo social, que se piensa con criterio de la búsqueda del bien común, que se hace todo lo posible para ser solidario, para sentir como propias las alegrías y tristezas de los demás, que la patria nos duele porque hay hermanos nuestros que sufren y queremos comprometernos a buscar caminos que ayuden a aliviar su dolor y su tragedia. Cuando he escuchado el estribillo de un canto que se hizo muy conocido hace algunos años y lo repito mentalmente me doy cuenta de la fuerza que tiene para vivir la alegría verdadera: “compartir, compartir con alegría”. He descubierto en esa expresión la fuerza para vivir de una manera diferente, para ser más solidario y darle un enfoque y un sentido nuevos a mi vida. He descubierto que esa verdadera alegría se vive y se expresa en el construir comunidad. Eso es compartir y eso es hacerlo con alegría. Pienso en la experiencia de los discípulos después de la resurrección de Jesús: van construyendo comunidad, se van apoyando los unos a los otros, van cambiando la tristeza en alegría, se van comprometiendo en la misión que deben asumir como los testigos de la resurrección. Va uno descubriendo una fuerza interior que mueve y transforma, el amor que irradia e ilumina. Es la clave de las grandes cosas que marcan huella en la historia: hacerlas con amor. Jesús es el ejemplo sublime de amor, entregó su vida por nosotros. Cuando sentimos que dentro de nosotros hay algo que cambia, cuando descubrimos que la vida se mira desde una perspectiva diferente, cuando encontramos que es más fácil brindar una sonrisa que un insulto o desplante, cuando sentimos el deseo de ayudar a quien está en necesidad, podemos decir que ha empezado a hacerse vida en nosotros la resurrección de Jesús y el mensaje que nos trae para que vivamos la alegría verdadera. Podremos decir entonces que la semana mayor dejó huella en nosotros. Podemos sacar como conclusión de todo esto que la Semana Santa es un espacio privilegiado que debemos saber aprovechar, que estamos llamados a hacerla vida en lo ordinario y cotidiano de nuestra vida y de nuestro trabajo; que ser cristiano no es algo ajeno a lo humano y que, por el contrario, están íntimamente conectados; que la invitación es a reconocer la cruz que aparece en nuestras vidas (viernes santo) y a saber vivir también la luz (domingo de pascua) que se expresa en la alegría y el compartir. Por eso, con razón y pleno sentido les digo a todos “feliz pascua de resurrección”. Que el Señor resucitado colme sus vidas de alegría verdadera hoy y siempre.

Asamblea Ordinaria ACODESI – 2023

30 de marzo de 2023 _________________________________________________________________________________________ Oficina Provincial de Comunicaciones _________________________________________________________________________________________ Del 21 al 23 de marzo, en las instalaciones de ACODESI y el Colegio Santa Luisa, se reunieron los rectores de los colegios de la Compañía de Jesús en una Asamblea Ordinaria. Durante esta, se realizó la “presentación y aprobación del informe de gestión de ACODESI, los estados financieros, para el 2023, y la distribución de excedentes que permiten profundizar y construir proyectos y estrategias a favor de la formación, y el desarrollo de las iniciativas que, dentro de la red, se promueve para la educación a nivel nacional”, expresó Delimiro Jaime, asistente de Investigación para la Red de Colegios Jesuitas de Colombia, ACODESI. Asimismo, se analizó la pertinencia de tener pruebas estandarizadas, desde la Red de Colegios, para la certificación del Inglés: “siempre se ha realizado con un proveedor externo. Hoy pensamos en implementar una plataforma que nos dé cobertura, que implique a los maestros y las particularidades de las pruebas Cambridge”. Algunas temáticas que se analizaron durante la reunión fueron el proceso que ha liderado el CINEP-PPP, para realizar “una reflexión que lleve a los colegios a incursionar en el cambio, de una guerra que ha vivido nuestro país a través de los años, desde la revisión, y el análisis que ha realizado la Comisión de la Verdad”; así como la evaluación de los frutos del III Encuentro Cultural y Deportivo ACODESI: “La percepción de los rectores es que el encuentro tuvo en cuenta los diferentes detalles. Fue una experiencia que permitió reflexionar profundamente acerca de qué necesitan nuestros estudiantes hoy. Para los colegios fue una experiencia muy bella. Se apreció una alegría muy amplia que permite soñar incluso, con una marca a nivel de Red, que nos identifique y que muestre a nuestra propuesta educativa en la profundidad de la formación integral”. Con los horizontes de trabajo de las áreas misionales -Bienestar, Academia y Pastoral- y las reflexiones de los colegios, se empezará un proceso para la actualización de la propuesta educativa de la Compañía en Colombia con el fin de que sea “más diciente y profunda”: “Es de interés el poder actualizar la propuesta educativa de la Compañía en Colombia. Sabemos todo el recorrido que han hecho grandes jesuitas y laicos, a través de todos los años, pero hoy el mismo siglo nos pide actualizar esta propuesta”. La próxima Asamblea se realizará en el Colegio Berchmans, para analizar el rumbo y objetivos de la Red para el 2024, y consolidar lo que se ha desarrollado, durante el 2023, en favor de la propuesta educativa.

La pasión se vive hoy

Pensando en voz alta | 02 de abril de 2023 _________________________________________________________________________________________ Por: Enrique A. Gutiérrez T., SJ. _________________________________________________________________________________________ Tengo en mi mente el cuadro dantesco de tantas masacres en Colombia. No encuentro razón alguna que me ayude a entender lo sucedido, que me conduzca a encontrar la verdad, a dar una respuesta a esa pregunta interior: ¿por qué nos matamos de esa manera? ¿Por qué la destrucción de la vida humana de una manera absurda? ¿Por qué seguimos reviviendo en nuestros hermanos y hermanas colombianos el drama angustioso de la pasión? Son preguntas para las cuales no encuentro respuesta. Son preguntas que me siguen dando vueltas. Por otro lado, también me pregunto: ¿por qué el drama de la pasión celebrado año tras año no nos conduce a un cambio real de actitudes en nuestra vida? ¿Por qué seguimos con los mismos comportamientos y no buscamos el camino que nos conduce a la paz? ¿Será que el mensaje de Jesús de Nazareth no nos sacude en lo más profundo como para hacernos cambiar? El drama de la semana santa se repite una vez más y ¿cómo lo vamos a vivir? Pienso que el camino que escogió Jesús para hacer la voluntad del Padre. Si nosotros hubiéramos tenido la oportunidad de escogerlo, muy seguramente no lo habríamos tomado. Tenemos algo en nuestro interior que nos hace rechazar el dolor, el sufrimiento, lo incómodo; en una frase: no nos gusta la cruz. Sin embargo, la realidad de la pasión es algo vivo y actual. Miremos el drama de nuestros desempleados, de las familias desplazadas de su tierra, que lo han perdido todo. Contemplemos el rostro de los niños y jóvenes que han quedado huérfanos porque la violencia les arrebató a sus seres queridos. Veamos el dolor marcado en el semblante de tantas mujeres viudas, quienes deben cargar el peso del drama vivido y hacerle frente a la situación como cabezas de familia. Esa es la pasión que se vive hoy. Es el rostro de Jesús en este siglo XXI que sigue sufriendo y muriendo. Es el Dios que ama y salva y se entrega al dolor para mostrarnos un camino mejor. Ese Jesús que hoy entra triunfante a Jerusalén será el mismo que recorrerá las calles de esa ciudad el viernes santo cuando cargue la cruz camino hacia el Calvario. Ahí está el drama y la contradicción hecha vida. Somos parte de esa historia porque con nuestros comportamientos hacemos que esa tragedia vuelva a repetirse en nuestra historia. Invito a las personas que leen esta columna a preguntarse muy seriamente ¿qué significa para cada una la expresión que escuchamos “semana mayor” para referirse a los días santos. ¿Será que seguimos pensando en vacaciones, descanso, paseo y nada más? ¿O tendremos espacio para lo espiritual, para aquello que le da sentido a nuestra vida, que nos hace comprender el sentido de la celebración de estos días como parte de nuestro compromiso cristiano? Ojalá podamos lograr un crecimiento grande en este acompañar a Jesús en el camino de la cruz para luego resucitar con Él. Si el drama de la pasión lo estamos viviendo, también pongamos de nuestra parte para hacer vida concreta en lo cotidiano el hecho de la resurrección del Señor. No solo vivamos la pasión. Avancemos.

Muerte y vida

Pensando en voz alta | 26 de marzo de 2023 _________________________________________________________________________________________ Por: Enrique A. Gutiérrez T., SJ. _________________________________________________________________________________________ El texto que nos presenta el evangelio, este domingo, nos habla de la resurrección de Lázaro, miembro de una familia muy querida por Jesús, quienes con frecuencia lo acogían en su casa. Pero el punto central no está ahí, radica en lo que sucede a raíz de la muerte de Lázaro y la manera en la que reacciona Jesús. No podía ser de otra manera ante el hecho de ser alguien muy cercano y amigo, lo que le permite a la gente poder decir: “miren cómo lo amaba”. Podríamos quedarnos en el hecho de la resurrección, o mejor, en la revivificación de un muerto que vuelve a la vida material, pero lo central no está ahí, es lo que da pie para la enseñanza de Jesús. Quien cree en Jesús, aunque muera vivirá, porque tiene en Él la vida eterna pues es “la resurrección y la vida”, porque el sentido de la muerte no se agota con el hecho de colocar el cuerpo de quien ha fallecido en una tumba o sepulcro. Es abrirse a la verdadera vida, es lanzarse a la inmensidad de Dios con una profunda fe, sabiendo que es necesario morir para vivir. Todo está en perfecta conexión con lo que hemos interiorizado los domingos anteriores. Veamos. Se nos ha hablado del paso por el dolor y el sufrimiento para alcanzar la gloria en la escena de la transfiguración, se nos ha invitado a buscar el agua que da la vida y que calma la sed interior en el episodio de la samaritana; hemos sido invitados a reconocer a Jesús como la luz que ilumina nuestro caminar en la curación del ciego de nacimiento. En el primer domingo de cuaresma se nos invitó a hacer frente a la dificultad, a la tentación, desde la perspectiva de Jesús. Luz, agua, vida, gloria por alcanzar, son temas que van íntimamente conectados con todo lo que significa ser seguidor de Jesús, son maneras de hacernos verdaderos discípulos de Él. Creo que una de las realidades que más golpea a nuestro mundo es la muerte, porque no la miramos desde la óptica de la fe, nos quedamos en lo puramente externo, sin trascender, sin encontrar sentido, sin superar lo puramente existencial. Es necesario cruzar el umbral de la muerte, dura y dolorosa, pero también necesaria, para acercarnos a la Vida, con mayúscula, porque es la razón y el sentido de esta vida pasajera marcada por la temporalidad y la espacialidad. Ahí está la clave, la piedra de toque, para darle un verdadero sentido a ese momento angustiante y doloroso del final de nuestra existencia: morir para vivir, para abrirse a la plenitud de Dios, a la eterna alegría y a la felicidad de haber alcanzado la meta hacia la cual vamos caminando. Pienso que cuando nos encontramos a una semana de iniciar la semana mayor, vale la pena preguntarnos qué tan preparados y dispuestos nos encontramos para ese paso definitivo, especialmente de nuestros seres queridos. ¿Podemos hacer profesión de fe como Marta y reconocer en Jesús al Mesías, al que debía venir al mundo? ¿Queda en nuestro interior ese sabor de desesperanza y de angustia como si fuéramos personas sin fe? O, por el contrario, tomamos la decisión de ser testigos de la resurrección, aun en los momentos de mayor dolor y soledad interior, para afirmar que “morimos y resucitamos con Cristo”.

Entre la visión y la ceguera

Pensando en voz alta | 19 de marzo de 2023 _________________________________________________________________________________________ Por: Enrique A. Gutiérrez T., SJ. _________________________________________________________________________________________ Con frecuencia nos encontramos personas invidentes que se mueven con gran propiedad en diferentes lugares y circunstancias. Parece como si pudieran ver de una manera especial. Sabemos por datos de la ciencia que desarrollan los otros sentidos a un alto nivel. Recuerdo la sencilla historia de alguien invidente quien fue nombrado como decano en una universidad. Lo llevaron a su nueva oficina. Era un lugar sin ventanas; dado que era invidente, pensaron que era un buen lugar. Cuando entró, inmediatamente dijo que “esa oficina no tenía ventanas y por eso no deseaba trabajar en ella”. ¿Qué sensación interior tuvo? No lo sabemos, pero pudo reconocer el espacio y afirmar lo que decía. Por otro lado, encontramos personas que, teniendo sus cinco sentidos, pasan sin ver con atención, no se fijan en los detalles de las personas, cosas o situaciones, como alguien que va de visita a un museo y lo recorre muy rápidamente, sin fijarse en los detalles y en dos horas lo ha recorrido completamente. A muchas personas nos sucede algo semejante, pasamos a la carrera y no detallamos. Qué problema tan grande cuando se trata de un regalo que hemos recibido y no somos cuidadosos en abrirlo, verlo y expresar el correspondiente agradecimiento. Más aún, cuando estamos con otras personas, parecemos distraídos, como perdidos en otro mundo y no les prestamos la atención correspondiente. Los podemos ofender y lastimar, por nuestro descuido y distracción. El evangelio de este domingo nos presenta la escena del ciego de nacimiento, quien es curado por Jesús. El contraste entre la actitud de este hombre, que reconoce la acción de Dios en su vida, y la de los escribas y fariseos, que no aceptan lo que están viendo, nos permite afirmar que este hombre ciego ve interiormente y quienes tienen la visión completa son ciegos interiores porque su corazón no les permite ver más allá de las narices. Su dureza de corazón que no es otra cosa que la negación de la evidencia que es la verdad, no les permite reconocer que el salvador ha llegado y está en medio de ellos. Prefieren enfrascarse en una discusión sin sentido con los padres del hombre ciego que ha recuperado la vista. A tanto llega su osadía, que intimidan a estos padres que solo pueden decir: “sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego. ¿Cómo es que ahora ve o quién le haya dado la vista? No lo sabemos. Pregúntenselo a él; ya tiene edad suficiente y responderá por sí mismo”. Más aún, los judíos calumnian a Jesús cuando afirman: “nosotros sabemos que ese hombre es pecador”. La respuesta del curado no puede ser más elocuente: “si es pecador, yo no lo sé; solo sé que yo era ciego y ahora veo”. El curado va más allá, cuando les pregunta: “¿también ustedes quieren hacerse discípulos suyos?”. El drama culmina cuando el ciego afirma: “creo, Señor” ante la pregunta de Jesús sobre si cree o no en el Hijo del hombre y le dice que es él, el que está hablando con el ciego. La luz y la ceguera vienen de dentro, no son solo cuestión física.

III Encuentro Cultural y Deportivo ACODESI

09 de marzo de 2023 _________________________________________________________________________________________ Por: Oficina Provincial de Comunicaciones _________________________________________________________________________________________ Bajo el lema “encontrarnos es vivir”, el Colegio San José de Barranquilla acogerá a más de 1500 personas que participarán en el III Encuentro Cultural y Deportivo ACODESI. Este certamen, que se realizará del 10 al 13 de marzo, contará con la participación de estudiantes de 10 colegios del país pertenecientes a la Compañía de Jesús y a Fe y Alegría. Durante el evento, se realizarán competencias deportivas y actividades artísticas, que buscan animar los lazos de amistad, el desarrollo de las potencialidades y vincular a las familias dentro del proceso formativo de los estudiantes. “Se realiza en tono de festival para motivar a los estudiantes a que generen vínculos de fraternidad y a que empiecen a conectar con otros. Queremos potencializar la cultura del encuentro y, desde ahí, unirnos. ACODESI no tiene como objetivo solamente acompañar a los colegios como unidades separadas, sino que busca convertirse en una gran familia”, comenta el P. Rodolfo Abello, SJ, presidente de la Asociación de Colegios Jesuitas de Colombia, ACODESI. Por esto, hace extensiva la invitación a los padres de familia para que no se pierdan el evento: “Bienvenidos. Si no pueden acompañarnos en Barranquilla, únanse a través de las transmisiones; es una manera de apoyar y reconocer el talento de los estudiantes”. Asimismo, envía un mensaje a sus compañeros jesuitas para que apoyen estas iniciativas en pro de la misión educativa de la Compañía en el país: “Estas locuras de soñarnos juntos, de crecer y tener un reto nacional, nos permite reconocer que la Compañía de Jesús siempre está a la vanguardia de la educación, y esta experiencia no es distinta. Para crear ciudadanos globales y con identidad, se requiere de estos esfuerzos. Los invito a que nos apoyen y vean el evento para que podamos seguir enriqueciendo estas apuestas educativas”. El cubrimiento del evento, lo pueden seguir en los canales de @colsanjose_baq y Jesuitas Colombia, así como en la red de Colegios Jesuitas de ACODESI. El evento empezará con la inauguración de la llama olímpica.

El agua que da vida

Pensando en voz alta | 12 de marzo de 2023 _________________________________________________________________________________________ Por: Enrique A. Gutiérrez T., SJ. _________________________________________________________________________________________ Para este domingo,  los textos de las lecturas nos ofrecen elementos que nos ayudan a caminar en nuestro compromiso de vida cristiana y de seguimiento a Jesús. El tema central es el agua, como símbolo de vida. Al mismo tiempo, este símbolo nos recuerda el bautismo que un día recibimos y por el cual fuimos incorporados a la comunidad de creyentes. En la primera lectura, tomada del libro del Éxodo, se hace referencia al agua que calma la sed del pueblo de Israel, cuando se siente abandonado por Dios, aduciendo que “los ha hecho salir de Egipto para hacerlos morir de sed”. La respuesta del Señor no se hace esperar: “Golpea la peña y saldrá de ella agua para que beba el pueblo”. Las cosas en la vida no son siempre como pensamos, es necesario verlas desde el lado de Dios. Él sacó al pueblo de Israel de Egipto, lo condujo durante cuarenta años por el desierto, le dio posesión de la tierra que mana leche y miel; todo lo hizo con brazo fuerte y mano poderosa. La sed es sinónimo de muerte, calmar la sed es recobrar la vida. En el evangelio, encontramos el pasaje suficientemente conocido por todos, del encuentro de Jesús con la mujer samaritana, a quien se le cambia la vida por ir a buscar agua al pozo de Jacob. Es el agua que calma la sed, pero no solo la física, sino la espiritual, como lo afirma Jesús en el diálogo con esta mujer: “el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed”.  El diálogo avanza y llega hasta lo más íntimo de esta mujer, reconocer su propio pecado, empezar a cambiar y convertirse en testigo de lo que es Jesús: “muchos samaritanos de aquel poblado creyeron en Jesús por el testimonio de la mujer”. Luego, otros le dicen: “ya no creemos por lo que tú nos has contado, pues nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que Él es, de veras, el salvador del mundo”. Creer por el testimonio de otros es encontrar el camino para alcanzar la vida del Espíritu. Creer por lo que se ha visto y oído, es abrir el corazón a la acción de Dios en nosotros, a la vida plena. Encontrarse con Jesús en el camino de la vida es cambiar desde lo más profundo, es darle la oportunidad a la vida para que florezca en nosotros. El agua como símbolo de la vida aparece con toda su plenitud en las lecturas de este domingo. Es el camino para calmar la sed espiritual, es la oportunidad para encontrar el cambio interior necesario para vivir, en verdad, el seguimiento a Jesús. Actuar al estilo de la samaritana trae como consecuencia el reconocer que se ha obrado de una manera inadecuada, que hay actitudes que deben ser diferentes y buscar el sendero de la rectitud, de la aceptación de la propia fragilidad para abrirse a la acción del Dios que salva, que libera y transforma. No hay en ese encuentro nada que demerite a la persona, que la haga sentir discriminada o rechazada. Es una profunda actitud de respeto por parte de Jesús. En verdad, Jesús es el agua verdadera que da la vida.

Visita canónica a la Casa de Formación San Francisco Javier

08 de marzo de 2023 _________________________________________________________________________________________ Por: Luis Felipe Navarrete, SJ. Asistente de Formación _________________________________________________________________________________________ Con una gran consolación y en un ambiente de fraternidad y cercanía, el padre Provincial junto al Asistente de Formación, hicieron la visita canónica a la Casa de Formación San Francisco Javier.  Esta fue una oportunidad para que los escolares y formadores; así como los colaboradores de la Parroquia San Javier, el Colegio Santa Luisa, Fe y Alegría y el equipo de Vocaciones de la Provincia, pudieran tener un acercamiento sencillo y transparente al gobierno provincial. Al final de la visita, que se realizó del 27 de febrero al 2 de marzo, el padre Hermann compartió sus reflejos y recomendaciones respecto a la vida comunitaria y espiritual de los miembros de la comunidad. Nos manifestó su alegría por el buen estado espiritual percibido y nos animó a seguir poniendo en el centro a la persona de Jesús como compañero y esperanza para que, a partir de su contemplación, podamos desarrollar una comunicación profunda que entrañe un equilibrio entre Palabra y Silencio.

La cruz y la gloria van unidas

Pensando en voz alta | 05 de marzo de 2023 _________________________________________________________________________________________ Por: Enrique A. Gutiérrez T., SJ. _________________________________________________________________________________________ La cuaresma nos va presentando elementos que sintetizan todo lo que es la historia de la salvación y, al mismo tiempo, el itinerario de nuestro compromiso cristiano. Las lecturas de este domingo nos ofrecen dos elementos muy valiosos. Por un lado, está la vocación de Abraham que implica el que salga de su casa y deje su parentela. Por el otro, está la escena de la transfiguración que nos lleva a reconocer esa doble realidad que se hace presente en la vida de todo cristiano: la cruz y la gloria. En cuanto a la primera realidad que se nos presenta en la primera lectura, nos habla de un dejar todo lo que tenemos y es significativo para nosotros, aquello que nos da seguridad, y las personas que son queridas por nosotros. Tomar la decisión de emprender la aventura del seguimiento de una vocación, de un llamado, es jugarse el todo por el todo, es arriesgarse a ir en busca de lo desconocido, confiando en la palabra y en la promesa de Dios. Eso es lo que llamamos fe y la actitud de Abraham, la propia de un creyente. El segundo aspecto para interiorizar lo encontramos en el evangelio. La escena de la transfiguración nos presenta la doble realidad del dolor y la alegría como componentes de la vida ordinaria y de la realidad de cada día. No siempre podemos pretender que todo sea gozo, alegría y triunfo. El otro elemento que aparece nos habla del dolor, el sufrimiento y la muerte. Muchas veces pensamos que solo podemos vivir en medio de la alegría, que el dolor no pertenece a la realidad de la vida humana, que es algo ajeno, que no nos corresponde asumirlo. Sin embargo, no podemos olvidar que para llegar a la gloria de la resurrección es necesario pasar por el dolor de la cruz, que el viernes santo conduce necesariamente a la gloriosa mañana del domingo de pascua, que del monte Calvario se llega al monte Tabor. Con frecuencia me he puesto a pensar lo que puede significar la vida para aquellos que todo lo tienen, que no saben lo que significa el dolor, que pretenden resolver con soluciones materiales los problemas que se les presentan. Son personas para quienes el horizonte de vida, el sentido de la misma, puede llegar a ser muy estrecho y corto. No hay desafíos, no hay retos que entusiasmen y apasionen. Al mismo tiempo, cómo aparece la creatividad, la recursividad para solucionar la problemática que afecta a quienes cada día deben enfrentarse a las situaciones más complejas y difíciles. No se dejan vencer por los obstáculos, el sentido y el horizonte de la vida son amplios. Miro cuál es el panorama de nuestra patria y me encuentro con elementos que me permiten afirmar que estos dos elementos se dan en la cotidianidad de un país que quiere lograr su pleno desarrollo, pero se ve sumergido en la crisis, en el dolor, en la zozobra, en la muerte y la destrucción. Al mismo tiempo, los signos de paz, de esperanza, de actitud positiva, nos llenan de optimismo. Debemos aprender a convivir con esa doble realidad, sin pretender que sea solo una u otra. Se dan las dos, se entremezclan y nos desafían.

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