Reconciliación con los otros | Colombia: Pidiendo a mi hijo perdón
Reconciliación con los otros
Autores: Elías López Pérez y Miguel Humberto Grijalba
Bogota, 9 de julio de 2014 – "¡Cuántas veces he pedido a mi hijo perdón! ¡Cuánto he llorado con él... y tantas otras veces a solas! ¡Qué equivocado estaba! Pensaba que cogiendo las armas iba a dejar a mi hijo un país mejor. Pero ya ve: nada ha cambiado. La misma violencia e injusticia estructural sigue tras tantos años de lucha armada. ¿Para qué tanta muerte? Y ahora aquí sigo encarcelado por los delitos cometidos durante mi tiempo de guerrillero".
Andrés nos contaba su sufrimiento en una de las visitas que hicimos a un centro penal a las afueras de una ciudad de Colombia cuando acompañábamos a un profesor de la Universidad Javeriana que empezaba a dar un curso de paz a excombatientes en la cárcel. Es una de las iniciativas que intentan sanar las heridas de la considerada región más violenta del mundo, Latinoamérica, donde más gente es asesinada por el crimen organizado que busca el dominio violento de territorios y comercios, de explotación de recursos naturales y tráfico de personas.
Creciente diferencia entre ricos y pobres. En Latinoamérica la violencia de la injusticia distributiva – la violencia que supone ver a simple vista callejeando entre los barrios de las grandes urbes la creciente diferencias entre ricos y pobres – sigue matando y desplazando a personas amenazadas. Andrés tomó las armas como reacción a esa injusticia que es creciente no sólo en Latinoamérica sino en todo el mundo. Creía que una violencia con otra se solucionaría. Es un credo muy extendido en el corazón humano que sostiene casi cuarenta conflictos armados en todo el mundo.
Por eso urge tanto desarmar el credo que llevó a Andrés a combatir, desmovilizar la cultura militarizada que llevamos puesta en hábitos y actitudes casi sin darnos cuenta. La violencia se ha colado por las heridas del corazón humano y ahora toca sanarlo, por medio del perdón y la reconciliación tanto a nivel personal como político.
Por esto el JRS, que trabaja con personas víctimas de la violencia, asume como misión específica la reconciliación: ""establecer relaciones justas con los otros hombres, con uno mismo, con la naturaleza y creación que sufren nuestra violencia consumista, y con Dios – fuente del amor que todo lo recrea."" Desde el mismo momento en que una víctima nos toca a la puerta, la reconciliación es una dimensión transversal y estratégica en todo lo que hacemos.
Reconciliación Colombia. En Latinoamérica y concretamente en Colombia el JRS lleva unos tres años aprendiendo juntos a responder a esta misión. Ahora queremos aportar nuestra experiencia y nuestro discernimiento crítico al momento que vivimos a nivel nacional con el proyecto Reconciliación
Colombia. La iniciativa está promovida por la ONU junto a más de 30 aliados con tres protagonistas centrales: la empresa privada, los gobernantes locales- regionales y las organizaciones sociales. Esta alianza busca propiciar el diálogo como ""un proceso de largo plazo de reconstrucción de confianza entre personas, comunidades, sectores de la sociedad y autoridades, en el que se logra restablecer el tejido social y construir un futuro a partir de reconocimiento del pasado, recuperación emocional y psicológica de víctimas y victimarios"".
JRS trabaja en talleres de reconciliación tanto para sus equipos como las comunidades a las que servimos. Nuestro valor añadido es trabajar la sanación desde las distintas espiritualidades o ""fuentes de vida"" que cada persona o grupo tenga. Este nivel hondo y personal de sanación se articula con los niveles comunitario, social y político trabajando en los talleres los elementos de la justicia transicional.
Pasar la página. La justicia transicional busca dejar el pasado de violaciones masivas de derechos humanos y pasar la página de la historia hacia una sociedad en paz buscando la verdad, la justicia, la reparación del daño hecho y la reconciliación de las partes enfrentadas en el conflicto. Cuando hablamos de la invitación al perdón no caemos en impunidad. Estos aprendizajes participativos, desde las experiencias de nuestros equipos y comunidades de desplazados, intentamos llevarlos a acciones concretas que se incorporan en cada proyecto local.
El primer paso es escuchar a la sabiduría que ha nacido en medio del dolor. "Reconciliación es dejar venganzas y prejuicios atrás, reencontrar la ruta perdida, poner a un lado el rencor y abrir el corazón a lo nuevo que viene". La señora Carmen es una que ha sabido cómo hacerlo. Nos dijo que estábamos sentados justo donde habían matado a su hijo, en la baranda de su casa. La viuda de su hijo no pudo con el dolor y se marchó de casa dejando a su hija con la abuela.
Abuelita no llores. La señora Carmen se quedó con la nieta pero tumbada por una depresión que la tenía en cama, sin salir de la habitación a oscuras. Sólo salía a la noche para ir al cementerio. Allí lloraba y lloraba arrodillada junto a la tumba de su hijo hasta poco antes de despuntar el alba. Para luego volver a la casa y a la cama. Pero su nieta se colaba en la habitación a oscuras y le decía: "abuelita no llores que mi papá vive en el cielo". Esto hizo a la señora Carmen cambiar. Tenía que luchar por la vida de la nieta pues la nieta luchaba por la suya. Así que empezó a levantarse y retomar la vida poco a poco.
La señora Carmen creó la asociación de Madres por la Vida con viudas y madres de hijos asesinados que trabajan para ayudarse unas a otras a superar el dolor y reconciliar. Nos lo contó a pocos días del cuarto aniversario del asesinato de su hijo. Nos dijo: "Estos días alrededor del aniversario los paso aún muy mal. Por eso ahora voy con más frecuencia a casa del cura pues me da ánimo. A él también le mataron a toda su familia".
Reconciliación preventiva. Esta aproximación a los procesos de reconciliación desde la futura generación, es lo que llamamos "reconciliación preventiva". Sueña que tanto los hijos de víctimas como victimarios jueguen juntos y sean amigos hoy para que mañana engendren familias y sociedades reconciliadas. Los hijos pueden hacer milagros que rompen el círculo de la violencia.
A una madre a la que habían asesinado a su marido y se resistía obviamente a pensar en la reconciliación le preguntamos si estaba dispuesta a dar pequeños pasos de sanación si podrían ayudar a dar un futuro distinto a sus hijos y ella rotundamente contestó: "por unos hijos una madre lo hace todo".
Como se plantea en la iniciativa Reconciliación Colombia es el momento de aquellas madres y padres capaces de mirar a los hijos propios y ajenos para responder a las preguntas: "Quién toma la iniciativa? ¿Quién se atreve a pedir perdón?" La experiencia de perdón está en el corazón de la reconciliación que Jesús propone. En la cruz él toma la iniciativa y pide al Padre perdón para sus verdugos. Y como dice el Papa Francisco lo hace como cordero. "Para nosotros ser seguidores del Cordero significa poner en lugar de la malicia la inocencia, en el lugar de la fuerza el amor". Parece paradójico lo de Jesús: ser cordero para luchar contra el león. No se puede luchar contra la violencia en la sociedad sin ser paz, sin ser dentro de uno el cambio que queremos ver fuera.
Miguel Humberto Grijalba SJ, coordinador de JRS Colombia para la reconciliación, y Elías López Pérez SJ, consultor de JRS para la reconciliación.
En junio de 2013, como parte de la colaboración entre el JRS y el Centro de Derechos Humanos y Justicia Internacional del Boston College, trabajadores del JRS de todo el mundo se reunieron con académicos en el Centro de Reflexión Metta Karuna, en Siem Reap, Camboya. El objetivo del taller era reflexionar sobre el papel de la reconciliación en el JRS, y articular los principios y elementos de nuestro trabajo en esta área. Para conseguir el manual del taller, escriba a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.