Me he preguntado en diversas ocasiones qué sucedería si un joven de nuestra época se encontrara con Jesús. ¿Cuál sería la pregunta que le haría? ¿Cómo seria ese diálogo? Me gustaría dejar volar la imaginación para encontrar algunos elementos de ese diálogo. Fácilmente podría transcurrir de esta manera: Maestro, qué debo hacer para ser un chico in. Quiero ser feliz, sentirme aceptado en los diversos ambientes sociales, estar en los mejores clubes, aparecer en las revistas y periódicos, en los noticieros y en la televisión. Tengo muchos valores y cualidades por los cuales puedo ser reconocido.
Muy seguramente la respuesta de Jesús estaría en estos términos: “Si quieres ser feliz cumple lo que el evangelio señala como el camino de seguimiento a ejemplo mío. Más aún, renuncia a los lujos y comodidades que tienes, deja a un lado todo lo externo, todo lo que te hace estar in, busca los valores auténticos, no seas superficial, descubre mi presencia y mi rostro en las personas que sufren y en las que tienen necesidades”.
Suena un poco extraño, pero creo que Jesús se colocaría al nivel de un joven actual, le hablaría en su lenguaje, usando sus expresiones. Como lo hizo en el pasaje que encontramos en el evangelio de este domingo. Pasaje que nos muestra lo que es fundamental para la vida de la persona en la búsqueda de la felicidad, en lo que el texto llama “alcanzar la vida eterna” que no es otra cosa que darle sentido a la vida, sentirse plenamente realizado.
Hoy, todos, jóvenes y personas mayores, por el ambiente en el cual vivimos, tenemos demasiadas seguridades, muchas comodidades, que nos impiden correr el riesgo, vivir la aventura de asumir los grandes desafíos de la vida. Es más cómodo quedarse en la casa frente a la pantalla gigante del televisor que pensar en compartir con personas que necesitan nuestro amor, nuestra solidaridad y comprensión.
Pienso que lo que Jesús afirmó cuando aquel joven rico se alejó pesaroso “qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios” se podría aplicar a muchos de nosotros con una expresión semejante a esta “cómo les cuesta a las personas del siglo XXI dejar a un lado las seguridades que les brinda la tecnología y el avance de la ciencia”.
La invitación para un auténtico seguimiento de Jesús es a asumir una actitud de desprendimiento afectivo de las cosas, a no crearnos seguridades artificiales que nos limitan y nos frenan. Es una invitación a hacer realidad lo que Jesús afirma cuando Pedro le dice “ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido” prometiéndole que recibirá cien veces más lo que haya dejado en términos de personas y de bienes, pues así podrá lograr la vida eterna. Entendamos, la felicidad, la plena realización, el sentido de la vida.