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Educación, social y espiritualidad

Para la mayor gloria de Dios

Educación

La misión educativa en Colombia hizo parte de las misiones encomendadas a los primeros misioneros jesuitas que hicieron presencia en el país. Desde ese momento se fundaron instituciones inspiradas en el modelo pedagógico de la Compañía, formando hombres y mujeres “para los demás, responsables de sí mismos y del mundo que les rodea y comprometidos en la tarea de su transformación hacia una sociedad fraterna y justa”. Actualmente, la Provincia de Colombia cuenta con 9 colegios, que pertenecen a la Asociación de Colegios Jesuitas de Colombia -ACODESI-; con la Pontificia Universidad Javeriana, con presencia en 2 regiones del país; y con Fe y alegría, cuya vocación educativa busca promover una formación justa y de calidad para todas y todos. Además de éstas, se cuenta con diversas instituciones con programas y procesos inspirados en un modelo de educación abierta y participativa, con énfasis en enseñar a pensar y aprender.

La educación jesuita busca el desarrollo de personas conscientes, competentes, compasivas y comprometidas con el servicio a la Iglesia y la sociedad. Está caracterizada por el acompañamiento a la persona completa: mente, cuerpo y espíritu. Los centros educativos son lugares de encuentro, reflexión y diálogo que promueven el desarrollo de habilidades y competencias intelectuales, morales y espirituales. 

 
Social

La acción social de la Compañía en la Provincia ha estado encaminada a la reconciliación nacional, la promoción del diálogo social, el acompañamiento a jóvenes y a los más desfavorecidos, y el cuidado de la Casa Común. Está conformada por obras, proyectos locales e instituciones presentes en los territorios y en los lugares de frontera, que prestan acompañamiento, apoyo y servicio, respondiendo a los problemas del país. Nuestra dimensión social e investigativa es fundamental en el país debido a las afectaciones del conflicto armado en los territorios, la búsqueda de una paz estable y duradera, y los retos sociales en relación a la desigualdad, la migración y la gestión de recursos naturales esenciales. Las acciones de voluntariado y solidaridad buscan tender puentes, inspirar y animar la justicia social. La experiencia y el contacto diario nos permite seguir trabajando, servir y promover el desarrollo.

Espiritualidad

La espiritualidad ignaciana es la fuente de nuestra identidad y la forma como colaboramos en la misión de Dios en la tierra. A través de los Ejercicios Espirituales, que nacen de la experiencia de San Ignacio de Loyola, y son fuente de la Espiritualidad Ignaciana, encontramos maneras de compartir con nuestros hermanos, buscar el mejor modo de seguir a Dios y profundizar en el discernimiento cotidiano de nuestras decisiones; son un instrumento y una guía para el conocimiento propio, que puede ayudar a producir una transformación espiritual y una conversión personal y comunitaria en nuestro tiempo. 

El apostolado espiritual es alimento para nuestra espiritualidad, que es encarnada y apostólica, porque está inmersa en las realidades de nuestro contexto y está inspirada en la invitación de Cristo a construir el Reino en la tierra. Implica volverse sensible a las realidades del país, vivir la sinodalidad y escuchar el deseo de Dios en nuestras vidas.

La propuesta espiritual ignaciana de la Provincia se promueve y dinamiza, principalmente, a través del Centro Ignaciano de Reflexión y Espiritualidad -CIRE-, las Casas de Ejercicios, los equipos pastorales de nuestras obras, los Templos y Parroquias, y los acompañantes espirituales que se dedican a orientar experiencias de promoción de la fe y el discernimiento espiritual.

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