Dios trino y uno

El mensaje del domingo

Santísima Trinidad, Ciclo C

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “Muchas cosas me quedan por decirles, pero no pueden cargar con ellas por ahora; cuando venga el Espíritu de la Verdad, los guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye, y les comunicará a ustedes lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que les irá comunicando- Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso les he dicho que tomará de lo mío y lo anunciará a ustedes” (Juan 16, 12-15). 

Una tradición medieval cuenta que un día San Agustín (354-430 d.C.) paseaba por la orilla del mar, dando vueltas en su cabeza a muchas de las doctrinas sobre la realidad de Dios, una de ellas la de la Trinidad. De repente, alza la vista y ve a un hermoso niño, que está jugando en la arena. Le observa más de cerca y ve que el niño corre hacia el mar, llena un balde de agua y vuelve donde estaba antes y la vacía en un hoyo. Así lo hace una y otra vez, hasta que San Agustín se acerca al niño y le pregunta: “¿Qué haces?” Y el niño le responde: “Estoy sacando toda el agua del mar y la voy a meter en este hoyo”. San Agustín le dice: “Eso es imposible”. Y el niño responde: “Más imposible es tratar de hacer lo que tú estás haciendo: Tratar de comprender en tu mente pequeña el misterio de Dios”. 

 1. La Santísima Trinidad en la Biblia

 El lenguaje bíblico, que en la primera lectura de hoy (Proverbios 8, 22-31) describe a la Sabiduría personificándola, llega después a describir a Dios -no a definirlo, porque el Infinito es indefinible- diciendo que es Amor (1 Juan 4, 8.16). Ahora bien, si Dios es Amor, tiene que ser plural, pues para que exista el amor tiene que haber alguien que ama, alguien amado y que le corresponde amando, y la relación misma de amor. Este es el sentido del misterio de Dios; pluralidad en la perfecta unidad del Amor. 

En el Antiguo Testamento hay varios pasajes bíblicos que pueden referirse a a Trinidad de Dios: 

– En Génesis 1,26 Dios habla en plural: Hagamos al hombre a nuestra imagen, como semejanza nuestra. 

– En Génesis 18,1-5 Dios se presenta a en tres personajes a los que Abraham recibe como si fuera un solo ser: Señor, si te he caído en gracia, no pases de largo. – En Isaías 6,3, al narrar su vocación, el profeta ve místicamente a los ángeles que dicen Santo, Santo, Santo es el Señor del Universo, y luego Dios le dice: ¿A quién enviaré? ¿Quién irá de parte nuestra? 

Pero es en los Evangelios donde aparecen claramente los nombres y la acción de las Tres Personas: 

– En el relato de la Encarnación (Lucas 1, 26-38), Dios Padre envía al arcángel Gabriel, y Dios Hijo se hace un ser humano en el seno de la Virgen María por obra y gracia de Dios Espíritu Santo. 

– En el Bautismo de Jesús (Marcos 1, 9-11), el Padre le dice “Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco, mientras el Espíritu Santo se posa sobre Él en la figura simbólica de una paloma. 

– En la Transfiguración, el Padre dice “Este es mi Hijo Amado, a quien he elegido, escúchenlo” (Mateo 17, 5), y el Espíritu Santo está representado en la nube que cubre a Jesús y los apóstoles. 

– En la Última Cena, Jesús hace varias referencias a la Santísima Trinidad (Juan 14, 23-26). 

– E inmediatamente antes de su Ascensión, Jesús les dice “Vayan, pues, y enseñen a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28, 19). 

2. Los símbolos de la Santísima Trinidad 

Varios símbolos se han empleado para tratar de expresar el misterio de Dios uno y trino: 

– El sol, fuente de energía, luz y calor. El Padre es la fuente, el Hijo es la luz que nos revela a Dios Padre y el Espíritu Santo es el fuego que enciende la llama del amor. 

– El triángulo, que es una sola figura con tres ángulos y lados distintos. – La flor de lis (lirio) por sus tres pétalos y el trébol, debido a su hoja compuesta de tres. 

– Y san Ignacio de Loyola (1491-1556) cuenta en su Autobiografía que “veía la Trinidad en figura tres teclas”, con lo cual parece referirse a la armonía de Dios en su perfecta unidad. 

En la liturgia de la Eucaristía abundan las referencias a la Santísima Trinidad: 

La iniciamos santiguándonos en el nombre de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. 

En el himno del “Gloria” alabamos a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. 

En la oración anterior a las lecturas invocamos la mediación del Hijo, que vive y reina con el Padre en la unidad del Espíritu Santo, y en el Credo proclamamos nuestra fe en la Santísima Trinidad. 

Después de la alabanza al tres veces Santo, el celebrante le pide a Dios Padre que santifique con su Espíritu el pan y el vino para que sean el Cuerpo y la Sangre de Cristo. 

Al terminar la plegaria eucarística, el sacerdote dice: “Por Cristo, con Él y en Él, a Ti Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria”, y todos responden “Amén”. 

Y al finalizar la Eucaristía, el celebrante da la bendición de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. 

3. Nuestra fe en la Trinidad nos debe impulsar a realizar lo que ella significa 

El papa Benedicto XVI escribió esta reflexión: “¿Cuántas veces hemos hecho la señal de la cruz sin recapacitar? Pues bien, otras tantas hemos invocado al Dios trino y uno. Por su sentido originario, esa invocación es renovación bautismal, aceptación de las palabras con las que nos hicimos cristianos y apropiación de lo que, en el bautismo, se infundió en nuestra vida. En aquella ocasión se derramó agua sobre nosotros mientras eran pronunciadas las palabras: “Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (El Dios de los Cristianos – Meditaciones, año 2005)- 

Y es especialmente significativo que sean tres las virtudes llamadas “teologales”, es decir, referidas a Dios-, mencionadas por el apóstol san Pablo en la segunda lectura (Romanos 5, 1-5;), la FE, la ESPERANZA y la CARIDAD 

Renovemos nuestra fe en el misterio de Dios, reactivando nuestro compromiso de realizar lo que significa que, por haber sido creados a su imagen, también nosotros como Iglesia, llamada a seguir el modelo de la unidad trinitaria, cumplamos cada día mejor la voluntad de Dios uno y trino, que quiere que seamos, y nos hace posible ser, si lo dejamos obrar en nuestra vida, una auténtica comunidad de Amor. 

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