“El Señor se apareció a Abrahán junto al encinar de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de su carpa a la hora de más calor. Alzó la vista y vio a tres hombres frente a Él.”

Comunitas Matutina

Domingo XVI del tiempo ordinario – Ciclo C

Lecturas:

  1. Génesis 18: 1 – 10
  2. Salmo 14: 2 – 5
  3. Colosenses 1: 24 – 28
  4. Lucas 10: 38 – 42

A Dios lo escuchamos en las realidades de la historia, en la vida concreta de personas y de comunidades, [1] Él no sale del ámbito de la experiencia cotidiana, lo suyo es decirse en lo real, no inventa un espacio diferente, como especie de santuario lejano del devenir humano. Nuestro Dios es cercano, solidario, comprometido, implicado. Este es el gran aporte de la revelación bíblica. Es un Dios ciento por ciento atento a nosotros, a nuestras expectativas y dramas, a nuestras plenitudes, a todo lo que nos es propio. Este paradigma de la revelación  es esencial para comprender cabalmente la manifestación de Dios en el Señor Jesús.[2]  Allá vamos con las lecturas de este domingo.

Esa escucha se vale de nosotros, los humanos, para implicarse en las plurales realidades que nos son inherentes.  El Dios de la revelación bíblica, testimoniado por el pueblo de Israel, por las comunidades del cristianismo primitivo, y por tantos hombres y mujeres que a lo largo de la historia sintonizan con su proyecto de salvación-liberación, es un Dios implicado en la vida de los seres humanos, un Dios compasivo y misericordioso, un Dios a quien le duelen los sufrimientos de su pueblo, un Dios que vocifera indignado ante los desmanes que unos humanos perpetran contra millones de sus semejantes. [3] Y necesita de nosotros para que alcemos la voz denunciando las aterradoras injusticias que a diario se cometen en contra de muchísimos prójimos, y anunciando que el “orden” de Dios es el de la fraternidad, el de la cultura de la solidaridad, como nos lo enseñó el inolvidable Papa Francisco en su encíclica “Fratelli Tutti”. [4]

Es bello y muy expresivo el contenido de la primera lectura, en este sentido de la revelación histórica, Abraham, en el relato del encinar de Mambré, capta este modo de proceder y responde:

  • Abraham reconoce al Señor: “Señor mío, si te he caído en gracia, no pases de largo cerca de tu servidor”.[5]
  • El Señor es acogido con generosamente por Abraham y su familia: “Que traigan un poco de agua, se lavan los pies[6], y se recuestan bajo este árbol”. [7]
  • Yahvé se muestra cercano y familiar con Abraham y los suyos: “Volveré sin falta a ti pasado el tiempo de un embarazo, y para entonces tu mujer Sara tendrá un hijo”.[8]

Dios acoge al ser humano, este lo acoge a Él, es un encuentro de amor y de gratuidad, no   vínculo funcional sino comunicación de vida y de sentido definitivos. Así es la fe genuina, Dios opta por el ser humano,[9] este opta por Aquel, una apasionante reciprocidad   relación constante de salvación y de liberación. El texto de Génesis – primera lectura de hoy – nos presenta un ambiente tranquilo, en el que el único interés es dejar fluir la relación.  En esa serenidad del acontecer humano y teologal se dan las mejores condiciones para constituir el sentido de la vida en su significado más completo.  Se trata de escuchar a Dios en las realidades de la historia,[10] de contemplar su misterio salvador en los contextos de nuestra existencia, de cultivar  el sentido sagrado de las creaturas, de la vida, y de comprometernos responsablemente en el cuidado y defensa de la misma.

Según la revelación bíblica, la escucha de Dios se practica en la historia, en la experiencia de individuos y comunidades. Desde el Concilio Vaticano II y desde las nuevas orientaciones de la teología y de la pastoral, se acuñó la expresión “signos de los tiempos” para expresar aquellas evidencias más constantes en las que se perciben las  tendencias  dominantes de la humanidad. Para detectarlas hay que cultivar la capacidad de escucha, el discernimiento.

Una explicación, que se puede asignar a todos los tiempos de la historia, es la del hondo vacío espiritual y humano que afecta a muchos sectores de la sociedad mundial, trasunto fatal de la sordera espiritual de tanta gente, síntomas de lesiones gravísimas en el corazón humano, carente de interioridad, de sentido de la compasión y de la solidaridad, del respeto por la vida en todas sus formas. No escuchamos a Dios, no escuchamos al ser humano. Estamos aturdidos por la cultura de la velocidad, de la eficiencia y del consumo. Escuchar a Dios equivale a escuchar lo más profundo y decisivo de la condición humana.[11] Realismo existencial de marcada lógica encarnadora.

El texto de Lucas, la escena tan conocida de Jesús con las hermanas Marta y María, se ha tomado como argumento evangélico para contraponer la vida activa y la vida contemplativa, dando la prioridad a esta última. Esto es totalmente ajeno a la mente del Maestro, no quiere él marcar un dualismo y oposición irreductibles.   El relato está enmarcado en el contexto de la subida a Jerusalén, que intenta determinar el perfil de aquellos que deseaban seguir a Jesús, y marca la intención de cómo él quiere formar a sus discípulos y a todos los interesados en su mensaje.[12] El camino a Jerusalén, con los suyos, es escuela de discipulado, contemplación en la acción.

En los primeros siglos de la historia cristiana, una fuerte tendencia afirmó que la perfección del seguimiento de Jesús se daba viviendo fuera del mundo, y en contra del mismo.  Surgieron así los anacoretas y los ermitaños. Fue una manera de protesta profética contra los excesos del poder y del derroche, habituales en el imperio romano y en otros contextos de aquellos tiempos antiguos. Respondieron con ese estilo de vida a los hondos vacíos de ese mundo imperial; lo suyo era la fuga del mundo para escuchar a Dios y para confrontar la vaciedad de la sociedad romana.

Ahí se origina el estilo de vida contemplativo, que caracteriza a las grandes órdenes monásticas – benedictinos, trapenses, cartujos, cistercienses, camaldulenses, carmelitas descalzas, clarisas – que se retiran a un modo de silencio y de oración, de trabajo y comunidad, haciendo de esos ámbitos lugares propicios para escuchar a Dios, sin despreciar el valor de quienes, movidos por los mismos ideales evangélicos, se entregan a la misión activa. Saludable conjunción de contemplación y de apostolado inmerso en la realidad, esta alimenta a aquellos y ellos nos recuerdan el sentido de la trascendencia definitiva.

Debemos afirmar que, inspirados en el Evangelio,   estamos llamados a insertarnos en la realidad, a tener un compromiso que  se traduzca en una transformación de lo injusto, egoísta y pecaminoso, para que brille el espíritu de projimidad,  de bienaventuranza, de acogida de los unos por los otros, de convivencia dentro de un saludable pluralismo, de vida con espíritu, todo esto a partir de una densa experiencia de oración y de discernimiento.[13]

Cuando Jesús dice, viendo el trajín doméstico de Marta: “Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada[14], quiere decir que la vida activa, el ejercicio de la misión, el apostolado, el servicio, se alimentan en honda contemplación, escuchar a Dios en el silencio, pero no desprecia el carácter hospitalario de Marta, estupenda en su sentido de la acogida, tan cercano a los afectos de Jesús. Pablo vive plenamente esta experiencia de misión y existencia contemplativa, como nos lo comunica en la segunda lectura: “Ahora me alegro de los padecimientos que he soportado por ustedes, y completo en mi cuerpo lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su cuerpo, que es la Iglesia. De ella he llegado a ser ministro, conforme a la misión que Dios me concedió en favor de ustedes: dar cumplimiento a la palabra de Dios, al misterio escondido desde siglos y generaciones, y manifestado ahora a sus santos[15]

En medio de este mundo, tan pagado de sí mismo, arrodillado indignamente ante el dinero y el poder, despectivo con la vida justa, ignorante de los apremios de tantos hombres y mujeres que reclaman su legítimo derecho a la dignidad, escuchar a Dios en la densidad del misterio contemplativo es capacitarse para las mejores y más comprometidas acciones de justicia y de solidaridad. Dejando que resuenen en nosotros su indignación ante las injusticias del mundo para ser así medios de libertad y de dignidad.

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Bibliografía

[1] GUTIÉRREZ MERINO; Gustavo. La densidad del presente. Sígueme. Salamanca, 2003; El Dios de la vida. Sígueme. Salamanca, 1994. ANDRADE, B. Dios en medio de nosotros: esbozo de una teología trinitaria kerigmática. Secretariado Trinitario. Salamanca, 1999. LEGIDO LÓPEZ, M. Misericordia entrañable: historia de la salvación anunciada a los pobres. Sígueme. Salamanca, 1987. COSTADOAT, Jorge. Los signos de los tiempos en la teología de la liberación. En BERRÍOS, F., COSTADOAT, J. GARCÍA, D. (Editores). Signos de estos tiempos: interpretación teológica de nuestra época. Universidad Alberto Hurtado. Santiago de Chile, 2008; páginas 131-148. VOCES DEL PUEBLO DE DIOS. Síntesis narrativa: la escucha en la primera asamblea eclesial para América Latina y el Caribe. En https://www.prensacelam.org/wp-content/uploads2021/09/Sintesis-Narrativa-FINAL-1.pdf

[2] CRUZ LOPEZ, Diego Fernando. La revelación de Dios: camino de interpretación y de acción humana en el contexto de la comunidad “Pueblo de Dios”   en  http://www.D:/Informacion/Downloads/Dialnet-LaRevelacionDeDios-5794322.pdf . CONCILIO VATICANO II. Constitución Dogmática Dei Verbum sobre la Divina Revelación. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1996; páginas 164-181

[3] TORRES QUEIRUGA, Andrés. Repensar la revelación: la revelación divina en la realización humana. Trotta. Madrid, 2008. MENDOZA-ALVAREZ, Carlos. Deus ineffabilis: una teología posmoderna de la revelación del fin de los tiempos. Herder-Universidad Iberoamericana. Barcelona, México D.F., 2015. ELIZONDO, Virgilio. Jesús de Galilea, un Dios de increíbles sorpresas. Loyola Press. Chicago, 2007. MESTERS, Carlos. Lectura profética de la historia. Verbo Divino. Estella, 1999.

[4] PAPA FRANCISCO. Carta Encíclica Fratelli Tutti sobre la fraternidad y la amistad social. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2020.

[5] Génesis 18: 3

[6] Alude  a tres misteriosos acompañantes referidos en Génesis 18: 2, signos de la cercanía de Yahvé.

[7] Génesis 18: 4

[8] Génesis 18: 10

[9] GELABERT BALLESTER, Martín. Palabra de Dios, Palabra del hombre. En Revista Carthaginensia, número 27, año 2011, páginas 131-146. Instituto Teológico de Murcia, 2011. CHARDIN, Teilhard de. El fenómeno humano. Taurus. Madrid, 1964. SCHYLLEEBECKX, Edward. Los hombres, relato de Dios. Sígueme. Salamanca, 1997. ALFARO, Juan. De la cuestión del hombre a la cuestión de Dios. Sígueme. Salamanca, 1997.

[10] PIRONIO, Eduardo. Interpretación cristiana de los signos de los tiempos hoy en América Latina. En 50 años Medellín: Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, documento conclusivo y ponencias preparatorias. Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Teología, páginas 281-300. Bogotá, 2018. GONZÁLEZ-CARVAJAL, Luis. Los signos de los tiempos: el Reino de Dios está entre nosotros. Sal Terrae. Santander, 1987. CHENU, Marie Dominique. Los signos de los tiempos, en AUTORES VARIOS. Los cristianos y la acción temporal. Herder. Barcelona, 1968.

[11] UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE SALAMANCA: Instituto Superior de Pastoral. A la escucha de Dios hoy: audacia y creatividad. Verbo Divino. Estella (Navarra, España), 2007. SCHICKENDANTZ, Carlos. Signos de los tiempos: sentido y vigencia de una forma de proceder teológicamente. En  Alberto Magno, volumen 9 número 2, páginas 87-106. Universidad de Santo Tomás.  Bogotá, julio-diciembre 2018.  FROMM, Erich. Psicoanálisis de la sociedad contemporánea. Fondo de Cultura Económica. México, D.F., 1980; El corazón del hombre: su potencia para el bien y para el mal. Fondo de Cultura Económica. México D.F., 2020.

[12] BOVON, Francois. El evangelio según San Lucas: Lucas 19: 28 a 24: 53. Volumen IV. Sígueme. Salamanca, 2010. OYIN ABOGUNRIN, Samuel. Lucas. En Comentario Bíblico Internacional, páginas 1244-1307. Verbo Divino. Estella, 2000. FITZMYER, Joseph A. El Evangelio de Lucas; 3 volúmenes. Cristiandad. Madrid, 1986.

[13] VIOLERO,Julia. Contemplativos en la acción: dejarse conducir hacia la integración espiritual. Publicado en Ignaziana (Rivista di Ricerca Teologica), número 9 año  2009, páginas 29-96. Pontificia Universidad Gregoriana-Centro de Espiritualidad Ignaciana. Roma, 2009.  MARTIN, James. Más en las obras que en las palabras: una guía ignaciana para (casi)todo. Sal Terrae. Santander, 2011. BRACKLEY, Dean. Espiritualidad para la solidaridad: nuevas perspectivas ignacianas. UCA Editores. San Salvador, 2010. CONGREGACION DE RELIGIOSOS E INSTITUTOS SECULARES SANTA SEDE. La dimensión contemplativa de la vida religiosa. Librería Editrice Vaticana. Roma, 1980. ARNÁIZ, José María. Místicos y profetas: necesarios e inseparables hoy. PPC. Madrid, 2004. GONZÁLEZ BUELTA, Benjamín. Ver o perecer: mística de ojos abiertos. Sal Terrae. Santander, 2006.

[14] Lucas 10: 41-42

[15] Colosenses 1: 24-26

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Homilías del autor

Homilías

9
NOV

“No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para El todos viven”

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2
NOV

“Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también este es hijo de Abrahán, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”

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