Lecturas:
- Nehemías 8: 2-10
- Salmo 19
- 1 Corintios 12: 12-30
- Lucas 1: 1-4 y 4: 14-21
Siguiendo la buena lógica señalada a propósito de la coherencia presente en la continuidad de los textos bíblicos dominicales, este domingo nos encontramos con un pasaje que presenta este aspecto de la misión de Jesús, esencial y definitivo, línea prioritaria de su ministerio público, que también compromete a todo aquel que quiera seguir su camino: “Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor”. [1] Tiene todo el sentido su proclamación en el comienzo del año; evocar a Jesús no es un recuerdo arqueológico, es un anuncio vivo y actuante para nosotros en este hoy que nos corresponde vivir, su misión configura la nuestra. Queremos acompañar a Jesús en la vivencia de este anuncio misional?
En la tradición teológica y pastoral de la Iglesia se expresa esto con palabras densas como redención, salvación y liberación, todas ellas de honda raigambre bíblica. [2] ¿De dónde partimos? Los seres humanos constatamos en nuestro propio ser y quehacer una contingencia radical, una inevitable precariedad, hacernos conscientes de ello no es actitud sombría y pesimista, es realismo puro inscrito en la esperanza del Dios que nos “hiere de infinito” como dice bellamente Pedro Rodríguez Panizo en su libro “Rumor de eternidad” [3], tenemos necesidad ontológica de una realidad que resignifique toda esa “accidentalidad” e impida que estemos abocados al absurdo, al sin-sentido, porque en nosotros mismos no reside la capacidad salvífica, no nos debemos a nosotros mismos, lo somos al Totalmente Otro, al que es total y amorosamente distinto de nosotros, que lo es porque en El, el definitivo, sí residen la capacidad y la intencionalidad de tendernos su mano compasiva y misericordiosa , la que nos hace libres y nos colma de significado y de salvación.
Esta es la tarea que viene a realizar el Señor Jesús en la historia de la humanidad, la que él anuncia en el texto de Lucas que nos ocupa este domingo, él responde a esa necesidad de redención, de liberación, de salvación, para nosotros realidad felizmente inevitable: “Y es que la oración transforma tanto la tranquila posesión de sí mismo como la reflexión en una suerte de “inversión intencional” , como gusta de decir Juan Martín Velasco, por medio de la cual el sujeto es invitado a salir de su propio amor, querer e interés; a reconocerse herido de infinito, diseñado dialógicamente en su entraña más íntima, con un misterio en su corazón que es mayor que él mismo y, por ello, capaz de despertar la profundidad de la razón, haciendo de ella una realidad múltiple que no intenta dominar y controlar lo que se muestra, sino acogerlo como demanda casi implorante, su estilo de darse”. [4] Somos radicalmente necesitados de esa Otredad que viene en busca nuestra, cuyo único interés es salvarnos del pecado, del egoísmo, de la injusticia, de las idolatrías, de los poderes opresores, de las falsas imágenes de Dios, de las muchas muertes que nos aquejan. Así las cosas , gracias a Dios, siguiendo esta coloquial expresión que decimos a diario, “estamos tocados de esperanza”, es la tarea que Jesús anuncia en el escrito lucano.[5]
Tiene mucho sentido el texto de Lucas en este comienzo del año, es la misión de Jesús, su programa. El cristianismo tiene que seguir este trazo fundante; seguir su camino es comprometerse a fondo con este anuncio de la Buena Noticia, llenar de sentido la vida de todos los seres humanos, pero principalmente la de aquellos a quienes se niega el derecho a la esperanza y al ejercicio de su dignidad. La propuesta del Señor no es la de una tranquila acomodación religiosa, moralista y ritual, sino un modo que resignifica la condición de los seres humanos hacia la plenitud de la vida, don de Dios. Esto tiene que ser bueno, muy bueno, y tiene que ser noticia, anuncio que llegue al centro mismo de hombres y mujeres, transmitiendo el aliento de Dios, soplo de vida, de justicia y de libertad. Por eso no puede reducirse a los típicos modelos religiosos, muy preocupados de formalidades rituales, de prescripciones jurídicas, de obligatoriedades que sofocan la libertad y la felicidad. El ser humano afligido por abandonos, fracasos, exclusiones, maltratos, pobrezas, requiere de un anuncio definitivo que le rescate de tan pésimas anuncios[6]. Estamos todos necesitados de las mejores razones para vivir, para que nuestra existencia no se quede en ser una rutina, un deplorable “check-list” sin fundamento que la articule y la haga trascendente. Tarea de Jesús es modelar nuestra libertad para que seamos esenciales, siendo eso él mismo, su evangelio, los valores que nos ofrece como alternativa de realización. Triste vida la de los que se dejan controlar por el carrerismo, por la vida cómoda, por el consumismo, por las ideologías, por los manejos de tal o cual pretendido líder, incluidos algunos de tipo religioso, más bien pseudorreligiosos, que manipulan y controlan mentes, conciencias y corazones. Qué te dice esto, amable lector, para tu programa de vida en este comienzo de año? [7]
La misión de Jesús no es neutral, determinada por lo “políticamente correcto”, lo suyo es la corrección ética, humana, liberadora, trascendente, corrección que es respaldada por Dios Padre vertida hacia el ser humano, para que este no quede encasillado en los moldes estrechos del talante controlador que tienen tantas tendencias políticas, económicas, sociales, mediáticas. El evangelio no es una ideología que se acomoda a derechas o izquierdas según conveniencias e intereses, es de su naturaleza optar salvíficamente por el ser humano en nombre del Dios que es todo misericordia y compasión, tal como se hace evidente en la praxis de Jesús.
Los “temas” del cristianismo son, entonces, gentes buenas dotadas de esa gratuidad y de ese talante capaz de narrar la acción liberadora del buen Dios. Se nos está invitando a ser testigos directos de este anuncio, a reproducirlo en nosotros, tal como lo expresa el comienzo del relato de Lucas: “Puesto que muchos emprendieron la tarea de contar los sucesos que nos han acontecido, tal como nos lo transmitieron los primeros testigos presenciales, puestos al servicio de la palabra, también yo he pensado, ilustre Teófilo, escribirte por orden y exactamente, comenzando desde el principio; así comprenderás con certeza las enseñanzas que has recibido”. [8] El exordio lucano nos propone que nuestras vidas se inscriban en el relato fundamental de Jesús, el destinatario Teófilo somos nosotros . Se trata de que, con nuestra vida, “digamos a Jesús”, [9] como lo «han dicho» a lo largo de la historia tantos hombres y mujeres desbordados de Evangelio.
El modo concreto como el papa Francisco está proponiendo el seguimiento de Jesús en nuestros días se llama SINODALIDAD, cuya etimología dice que es caminar el uno junto al otro sin preeminencias de nadie, es reunión y camino conjunto con unidad de propósito y de vida. La segunda lectura de hoy, de la primera carta de Pablo a los Corintios, ilustra estupendamente este contenido: “Como el cuerpo, siendo uno, tiene muchos miembros, y los miembros, siendo muchos, forman un solo cuerpo, así es Cristo. Todos nosotros, judíos o griegos, esclavos o libres, nos hemos bautizado en un solo Espíritu para formar un solo cuerpo, y hemos absorbido un solo Espíritu”. El cuerpo no consta de un miembro, sino de muchos.” [10] La deformación clerical de la Iglesia ha derivado en crear clases o castas en la misma, dando al estamento de obispos y sacerdotes la potestad de decisiones y de configuración de la comunidad, sin tener en cuenta a la inmensa mayoría cristiana que son los laicos, quienes en la vida real son los que aplican con mayor consistencia los valores del Evangelio.[11]
En el mejor talante sinodal en estos comienzos de 2025 el Papa Francisco ha dado una gratísima sorpresa nombrando a la religiosa italiana Simona Brambilla como prefecta del dicasterio [12] para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica [13], como una señal elocuente de esta cultura sinodal, que no quiere decir que los ministros ordenados (obispos, presbíteros, diáconos) pierdan su influjo en la vida de la Iglesia. Lo que se propone, recogiendo elementos centrales presentes en el Nuevo Testamento , es que los bautizados, debidamente formados y maduros en su fe, tengan también una presencia activa en la configuración de la comunidad cristiana, demandando a los ordenados renunciar a las pretensiones de poder y dominio para asumir en la práctica pastoral el verdadero significado del ministerio, cuya etimología es servicio ordenado a la comunidad, [14] animación y promoción de la diversidad de carismas, atención a los alejados, inclusión de todos, disposición para el discernimiento personal y comunitario, escucha atenta de los “sonidos de la realidad”, superación de prejuicios clericales, coraje para insertarse en el mundo haciendo presencia liberadora, [15] atrevimiento evangélico para dialogar con el mundo de los no creyentes y agnósticos, apertura para reconocer en las sensibilidades de la cultura y de las propuestas humanísticas semillas del Evangelio. Esta es la “Iglesia en salida”, la “Iglesia tienda de campaña”, siguiendo las reiteradas expresiones del Papa Francisco que nos reta a dejar la cómoda instalación institucional para salir a las calles de la vida como en su momento lo hizo el Señor Jesús y como el Espíritu inspira para que lo hagamos en este momento de la historia. Hagamos actual aquello que vivieron los paisanos de Jesús en ese día: “En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él”. [16]
Nos preocupamos ante unos indicadores que en otro tiempo daban muestras de abundancia: alto número de vocaciones al ministerio ordenado y a la vida religiosa, frecuencia sacramental notable, influjo de la institución eclesial en la cultura y en la organización de la sociedad. ¿Qué hacer cuando esto ya no se da? ¿Nos asustamos, recogemos velas y nos refugiamos en grupos cerrados de “perfectos”? El temple de Jesús repite: ¿“Por qué tienen miedo, hombres de poca fe? ¿Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza. Y aquellos hombres, maravillados, decían: ¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?” [17]
Está claro que el asunto no es volver al régimen de cristiandad sino “leer” con mente abierta por el Espíritu estos signos de los tiempos de ahora, sin condenaciones intransigentes, también sin condescendencias permisivas, para llevar la misión liberadora de Jesús a muchos ámbitos de la sociedad que están convencidos de no necesitar a Dios. Atención a lo que tantas veces hemos escuchado en la proclamación evangélica, lo que dice con bellísima exigencia, el evangelio de Mateo: ¿“Ustedes son la sal de la tierra. Mas, si la sal se desvirtúa, con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada fuera y pisoteada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara para ponerla debajo del celemín, sino en el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así su luz delante de los hombres, para que vean sus buenas obras y alaben a su Padre que está en los cielos”. [18]
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Bibliografía
[1] Lucas 4: 16-19, citando a Isaías 61: 1-2
[2]PAPA JUAN PABLO II. Carta Encíclica Redemptor Hominis Redentor del Hombre. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1979. PIÑOL SALA, Jorge. Revelación, Redención y Recapitulación en los misterios de Cristo según el Catecismo de la Iglesia Católica. Disertación para obtener el título de Doctor en Teología. Pontificia Universidad Católica Argentina. Buenos Aires, 2009. CORDOVILLA PÉREZ, Angel. Teología de la Salvación. Sígueme. Salamanca, 2021. ALFARO, Juan. Esperanza cristiana y liberación del hombre. Herder. Barcelona, 1978. SCHYLLEEBECKX, Edward. Cristo y los cristianos: gracia y liberación. Cristiandad. Madrid, 1982. BOFF, Leonardo. Jesucristo, el Liberador. Ensayo de cristología crítica para nuestro tiempo. Sal Terrae. Santander, 2009; Gracia y experiencia humana. Trotta. Madrid, 2001. CARRIER, Yves. Las exigencias históricas de la salvación-liberación. Fundación Universitaria Claretiana. Quibdó, 2022. GUTIÉRREZ MERINO, Gustavo. Teología de la Liberación: perspectivas. Centro de Estudios y Publicaciones CEP. Lima, 1972.
[3] RODRÍGUEZ PANIZO, Pedro. Rumor de eternidad: en torno a la fe, la razón y el tiempo. Sal Terrae. Santander, 2022; Sólo la sed nos alumbra: tres cuestiones abiertas para la teología en un tiempo de eclipse de Dios. En Miscelánea Comillas volumen 58, número 112; páginas 3-26. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2000; La herida esencial: consideraciones de teología fundamental para una mistagogía. San Pablo. Madrid, 2013.
[4] RODRÍGUEZ PANIZO, Pedro. Rumor de eternidad: en torno a la fe, la razón y el tiempo. Sal Terrae. Santander, 2022; página 91.
[5] PAPA BENEDICTO XVI. Carta Encíclica Spe Salvi. La esperanza que salva. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2007. VITORIA CORMENZANA, Francisco Javier. Dar razón de la esperanza en tiempos de incertidumbre. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2024. TORRES QUEIRUGA, Andrés. Esperanza a pesar del mal. La resurrección como horizonte. Sal Terrae. Santander, 2005; Repensar la revelación: la realización divina en la realización humana. Trotta. Madrid, 2008.
[6] CATALÁ, Toni. La Buena noticia de Jesús. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2005. PAGOLA, José Antonio. Anunciar hoy a Dios como Buena Noticia. PPC. Madrid, 2016. PIKAZA, Xabier. Evangelio de Marcos: la Buena Noticia de Jesús. Verbo Divino. Estella, 2012. PAGOLA, José Antonio. La Buena Noticia de Jesús, ciclo A. Evangelio de Mateo; La Buena Noticia de Jesús, ciclo B. Evangelio de Marcos. La Buena Noticia de Jesús, ciclo C. Evangelio de Lucas. PPC. Madrid, 2016.
[7] PAGOLA, José Antonio . Recuperar el proyecto de Jesús. PPC. Madrid, 2016. CASTILLO, José María. El proyecto de Jesús. Sígueme. Salamanca, 1985; La alternativa cristiana. Sígueme. Salamanca, 1985. VIDAL, Senén. Los tres proyectos de Jesús y el cristianismo naciente: reconstrucción histórica. Sígueme. Salamanca, 2003. ZAMORA ANDRADE, Pedro. Pablo. Seguir a Jesús, el Señor, y proseguir su proyecto. Verbo Divino. Estella, 2021.
[8] Lucas 1: 1-4
[9] ALEIXANDRE, Dolores. Contar a Jesús. Lectura orante de 24 textos del Evangelio. CCS. Madrid, 2004. LEVINE, Amy-Jill. Relatos cortos de Jesús. Verbo Divino. Estella, 2017. ALETTI, Jean-Noel. El arte de contar a Jesucristo. Lectura narrativa del Evangelio de Lucas. Sígueme. Salamanca, 1992. PIKAZA IBARRONDO, Xabier. Historia de Jesús. Verbo Divino. Estella, 2013. MATEOS, Juan & CAMACHO, Fernando. El horizonte humano: la propuesta de Jesús. El Almendro. Córdoba, 1988.
[10] 1 Corintios 12: 12-14
[11] VÉLEZ, Olga Consuelo & SIERRA, Angela María. Los laicos y laicas en la vida de la Iglesia. En Theologica Xaveriana volumen 57 número 161, páginas 33-58. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, enero-marzo 2007. CONGAR, Yves. Jalones para una teología del laicado. Herder. Barcelona, 1973. WILLIAMS, Rowan. Ser discípulo: rasgos esenciales de la vida cristiana. Sígueme. Salamanca, 2019.
[12] Es la expresión que se utiliza para designar a los departamentos y organismos especializados de la curia romana. En la actualidad son 16 los dicasterios a través de los cuales el Papa sirve a la Iglesia universal. El prefecto o prefecta es la autoridad superior del respectivo dicasterio.
[13] Reúne a las órdenes y congregaciones religiosas masculinas y femeninas y a otras entidades católicas de laicos consagrados.
[14] SÍNODO DE LOS OBISPOS. Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión. Vademécum para el sínodo sobre la sinodalidad. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano , 2021. MADRIGAL TERRAZAS, Santiago (Editor). La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2019. BUENO DE LA FUENTE, Eloy. Sinodalidad: la Iglesia tiene nombre de sínodo. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 13 de marzo de 2018.
[15] PIÉ-NINOT, Salvador. Eclesiología: la sacramentalidad de la comunidad cristiana. Sígueme. Salamanca, 2015. DULLES, Avery. Modelos de Iglesia. Sal Terrae. Santander, 1985. ZIZIOULAS, Joannis D. El ser eclesial: persona, comunión, iglesia. Sígueme. Salamanca, 2007. ESTRADA, Juan Antonio. Para comprender cómo surgió la Iglesia. Verbo Divino. Estella, 1999. LOHFINK, Gerhard. La Iglesia que Jesús quería. Desclée de Brower. Bilbao, 1986. ESTRADA, Juan Antonio. Jesús y la Iglesia: del proyecto mesiánico a la religión cristiana. Desclée de Brower. Bilbao, 2022.
[16] Lucas 4: 20
[17] Mateo 8: 26-27
[18] Mateo 5: 13-16.