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“Pero Jesús, sin tener en cuenta esas palabras, dijo al jefe de la sinagoga: no temas, basta que creas”

Comunitas Matutina

Domingo XIII del tiempo ordinario. Ciclo B. 30 de junio de 2024.

Lecturas:

  1. Sabiduría 1: 13-15
  2. Salmo 29
  3. 2 Corintios 8:7-13
  4. Marcos 5: 21-43

 

No es posible construir un proyecto de vida serio sin tener en cuenta la realidad inevitable de muestra condición humana frágil y contingente. Este es el ámbito en el que se cultiva la eterna pregunta del ser humano por lo definitivo, si todo este cúmulo de precariedades acaban por disolver en nosotros la ilusión de vivir, si la muerte es la que determina nuestra existencia, si esta precariedad nos pone ante las puertas del fracaso y del sufrimiento irreversibles. Eso nos aterra, y cobra particular relevancia cuando somos nosotros o nuestros seres queridos los afectados por tales evidencias, que en cada momento de la historia revisten formas particulares.[1]

La fragilidad es inherente a nosotros, no depende de nosotros evitarla, aunque de modo legítimo hagamos denodados esfuerzos para mitigar su impacto. De modo culminante lo reconocemos en la muerte, “esta señora muerte que se va llevando todo lo bueno que en nosotros topa”, como reza el poema “Señora muerte” de León de Greiff.[2] Muchas manifestaciones de la precariedad provienen del egoísmo sistemático de unos seres humanos que se encarnizan contra sus semejantes creando estructuras de injusticia, justificando guerras y saqueos, haciendo de la violencia su argumento para someter al prójimo. Cada uno de nosotros, desde los propios relatos de vida, puede escribir la biografía de su devenir precario, también mirando con sensibilidad encarnada las grandes tragedias que afectan la humanidad en todos los tiempos de la historia.[3]

¿Qué decir? Como ya lo hemos propuesto en anteriores reflexiones de COMUNITAS MATUTINA, debemos dar la razón a Albert Camus[4] cuando afirma que el único problema filosófico verdaderamente serio es el suicidio[5] ¿Nos sumergimos así en una noche oscura sin esperanza ni redención? Veamos qué nos proponen las lecturas bíblicas de este domingo. Ellas afirman que nos alienta una esperanza fundante y encarnada en la realidad, para nosotros apuesta definitiva de trascendencia y de sentido pleno de la vida.[6]

Desentrañamos el texto de Marcos 5:21-43, que nos propone hoy la Iglesia. Los milagros, como los dos que refiere, son las señales del nuevo orden de vida que irrumpe con Jesús, es el Reino de Dios y su justicia, con su empeño de reivindicar la dignidad humana ofendida y humillada por el mal, por la misma religión judía, por la pobreza, por la enfermedad, por el pecado.[7] Aquí subyace una profunda y esperanzadora teología de la vitalidad de Dios comunicada por Jesús, que en este caso se tipifica en la mujer agobiada por una hemorragia incontenible[8] y por la confiada solicitud de Jairo, líder de la sinagoga, que implora a Jesús la curación de su hija en peligro de muerte.[9] Son dos mujeres en plena condición frágil, también en expectativa de vida y de salud.

La mujer del flujo permanente, llamada hemorroísa en algunas de las traducciones castellanas de los evangelios, está marcada por la impureza ritual y legal; siguiendo las normas establecidas en ese contexto, la suya es una enfermedad vergonzosa:“Se encontraba allí una mujer que desde hacía doce años padecía de hemorragias…Como había oído hablar de Jesús, se le acercó por detrás y tocó su manto, porque pensaba: con solo tocar su manto quedaré curada. Inmediatamente cesó la hemorragia, y ella sintió en su cuerpo que estaba curada de su mal”. [10] Jesús reivindica la dignidad de esta mujer, no se fija en su impureza legal sino en su clamor de reconocimiento y en la profunda confianza que manifiesta al buscar la sanación. Jesús la acredita como un nuevo ser humano, la restablece como mujer: “Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda curada de tu enfermedad”. [11]

Jairo, dirigente de la sinagoga, caracteriza el desencanto del pueblo ante la institución religiosa judía, esta no sana, impone pesadas cargas pero no transmite sentido de vida y esperanza. Ese judaísmo del tiempo de Jesús no conduce a la vida; la hija de Jairo, imagen del pueblo, está abocada a la muerte. Este hombre busca en Jesús una alternativa que considera garantía de salud: “Todavía estaba hablando, cuando llegaron unas personas de la casa del jefe de la sinagoga y le dijeron: tu hija ya murió, ¿para qué vas a seguir molestando al Maestro? Pero Jesús, sin tener en cuenta esas palabras, dijo al jefe de la sinagoga: no temas, basta que creas”. [12] El relato marca un contraste entre la decepción de muchos de sus contemporáneos ante el Templo de Jerusalén, rígida entidad cerrada a los clamores populares, y la saludable oferta de Jesús, que no repara en el escepticismo de quienes le rodeaban: “Tu hija ya murió…[13] sino en la confianza manifestada por este dirigente judío abierto a la novedad de la Buena Noticia: “No temas, basta que creas”.[14]

Sus contemporáneos, incluyendo a sus propios discípulos, desconfían de Jesús, de su anuncio de vida, de su decisiva confianza en el Padre. Por eso invita a tres de sus seguidores – Pedro, Santiago, Juan – para que sean testigos de la curación de la niña: “Y sin permitir que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago, fue a casa del jefe de la sinagoga. Allí vió un gran alboroto, y gente que lloraba y gritaba. Al entrar les dijo: ¿por qué se alborotan y lloran? La niña no está muerta, sino que duerme”. [15] Curiosamente, esos mismos discípulos están presentes en los relatos de la transfiguración y en la oración en el huerto, antes del prendimiento, y en ambas escenas se duermen. Ese sueño es un símbolo elocuente: rechazan la posibilidad de la muerte cruenta de Jesús. En cambio, él trata de enseñarles que el camino hacia la Vida es la muerte dramática, que ya le es inminente, pero estos no aceptan, como la mayoría de los judíos, que esa sea la alternativa. Para que aprendan que él es la imagen de un Dios que da vida, los lleva consigo. Con esta conducta les está indicando que la vieja sinagoga, el viejo templo, no son alternativas de salvación, que está entrando en la historia de la humanidad la novedad redentora del amor definitivo de Dios, y que él, Jesús de Nazareth, debe asumir las consecuencias dolorosas de su postura crítica ante esa religión oscurecida por la ceguera de sus leyes y de sus rituales.

También a nosotros nos llegan los miedos y los escepticismos, hacemos de ellos “zona de confort”, nos instalamos en la falsa seguridad de una religión cómoda, cumplidora de normas, carente de profecía y de vitalidad teologal, desentendida de los dramas de tantos seres humanos que buscan confiadamente , como la hemorroísa y como Jairo, una respuesta en el Evangelio de Jesús.[16] La desbordante confianza de los pobres y humildes nos da una lección de ruptura liberadora, ellos dejan atrás las estructuras inertes, moribundas, de esa religiosidad formal, para ingresar en el universo de vida arrasadora que Jesús trae.

A lo largo de su historia, la Iglesia en algunos momentos se ha paralizado ante los retos de la realidad, que exige respuestas nuevas y encarnadas para los constantes requerimientos del ser humano; tensión dialéctica entre el carisma-profecía y la institución, con el reto de fondo que es la fidelidad a Dios y al ser humano, como el mismo Jesús lo anunció. La Iglesia, nuestra Iglesia, si quiere seguir siendo la Iglesia de Jesús, tendrá que salir al encuentro del Maestro, rompiendo esas ataduras que frenan su dinamismo evangelizador: “Una auténtica fe – que nunca es cómoda e individualista – siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra”. [17] Este es el esfuerzo de la profecía y de los profetas en el desarrollo eclesial: trabajar con denuedo para que el carisma original del Señor Jesucristo se mantenga vigente, para que el aspecto institucional de la Iglesia se ponga siempre al servicio del Evangelio.

La propuesta de Jesús se inscribe plenamente en una cultura de la vida, en un apasionado compromiso con la dignidad y con la libertad de todos los seres humanos. Desde la paternidad de Dios se afirma nuestra vocación de trascendencia, que se realiza haciendo de esta realidad, un escenario donde se promueva y defienda la vida en todas sus manifestaciones. El Dios que nos revela Jesús tiene como prioridad la vitalidad constante y creciente de todas sus creaturas: “Él ha creado todas las cosas para que subsistan; las creaturas del mundo son saludables, no hay en ellas ningún veneno mortal y la muerte no ejerce su dominio sobre la tierra. Porque la justicia es inmortal”. [18] Pablo, en 2 Corintios 8: 7-9 y 13-15, segunda lectura , invita a resolver con generosidad el problema de la injusticia y de la desigualdad, señal dolorosa de la cultura de la muerte, y pone como referente principal de esta iniciativa al mismo Jesús: “No se trata de que ustedes sufran necesidad para que otros vivan en la abundancia, sino de que haya igualdad. En el caso presente, la abundancia de ustedes suple la necesidad de ellos, para que un día la abundancia de ellos supla la necesidad de ustedes. Así habrá igualdad”. [19]

El abajamiento de Jesús, la ausencia en él de toda arrogancia y poderío humano, son signo de la total solidaridad de Dios con la humanidad sumida en el desconcierto de la injusticia y del egoísmo, la invitación a su seguimiento es optar por ese mismo estilo de vida, en el que el prójimo sea determinante para construir comunidades de mesa compartida, de fraternidad sin ambigüedades, de justicia gozosa, indicativos de una esperanza real, inserta en los mejores ideales de humanidad con espíritu: “Ya conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, que , siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza”. [20] En el felicísimo misterio de la encarnación de Dios, Jesús lo visibiliza a El y también a nosotros, los humanos, toma modo frágil y nos redime para que esta inevitable precariedad histórico-existencial-biológica adquiera para siempre condición de eternidad.

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Bibliografía:

[1] MARTÍN MORILLAS, José Manuel & MUÑOZ, Francisco. Complejidad, fragilidad y conciencia agónica. En https://www.ugr.es/~fmunoz/documentos/COMPLEJIDADfragilidadef2.pdf . ANRUBIA, Enrique (editor). La fragilidad de los hombres. La enfermedad, la filosofía y la muerte. Cristiandad. Madrid, 2010. DÍAZ MASSÓ, Eugenio. Una pragmática de la fragilidad humana. Universitat Oberta de Catalunya. Barcelona, 2017. BAUMAN , Zygmunt. Miedo líquido. La sociedad contemporánea y sus temores. Paidós. Barcelona, 2007; Vidas desperdiciadas: la modernidad y sus parias. Paidós. Buenos Aires, 2005. JOHNSON, Felipe. La fragilidad humana desde su mundo nocivo: sobre la interrumpible continuidad del existir. En https://www.plarci.org/index.php/escritos/article/view/1146/1314 ARISTÓTELES. Acerca de la brevedad y la longevidad de la vida En IDEM. Acerca de la generación y la corrupción: tratados breves de historia natural. Gredos. Madrid, 1987; páginas 305-316.ANRUBIA, Enrique (Editor). La fragilidad de los hombres: la enfermedad, la filosofía y la muerte. Cristiandad. Madrid, 2008. CARDONA SUAREZ, Luis Fernando. Mal y sufrimiento humano: un acercamiento filosófico a un problema clásico. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2013.

[2] Medellín 1895, Bogotá 1976. Uno de los grandes poetas de Colombia y América Latina.

[3] Les recomendamos ver el dramático documental “Gaza después del 7 de octubre” (en francés). Lo encuentran en www.cinemutins.com Así mismo les recomendamos “Human a documentary”, documental que encuentran en YouTube, con subtítulos en castellano.

[4] 1913-1960

[5] Así lo plantea Camus en su libro de 1942 “El mito de Sísifo”. El autor, representante de la filosofía del absurdo reflexiona sobre la insignificancia de la vida humana, a partir de su lectura del mito griego de Sísifo condenado a subir una pesada piedra, cuando se aproxima a la cumbre el peso lo devuelve, sometiéndolo a iniciar repetidas veces el penoso ascenso.

[6] GRONDIN, Jean . Hablar del sentido de la vida. En Utopía y Praxis Latinoamericana volumen 17 número 56 páginas 71-78. Universidad del Zulia. Maracaibo, enero-marzo 2012. BUENO, Gustavo. El sentido de la vida. En https://www.fgbueno.es/med/dig/gb96sv6.pdf ADLER, Alfred. El sentido de la vida. Biblioteca libre Omegalfa, 2018 (Edición electrónica). FRANKL, Viktor. El hombre en busca de sentido. Herder. Barcelona, 2006.

[7] LATOURELLE, René. Milagros de Jesús y teología del milagro. Sígueme. Salamanca, 1997. PELÁEZ DEL ROSAL, J. Los milagros de Jesús en los evangelios sinópticos. Verbo Divino. Estella, 1984. ALEGRE, Xavier. Entrada “Milagro” en FLORISTÁN, Casiano & TAMAYO, Juan José. Conceptos fundamentales del cristianismo. Trotta. Madrid, 1993; páginas 788-794. LEON-DUFOUR, Xavier. Los Milagros de Jesús. Cristiandad. Madrid, 1979. FRANKL, Viktor & LAPIDE, Pinchas. Búsqueda de Dios y sentido de la vida: diálogo entre un teólogo y un psicólogo. Herder. Barcelona, 2005.

[8] Marcos 5: 25-34

[9] Marcos 5: 22-24 y 35-43

[10] Marcos 5: 25 y 27-29

[11] Marcos 5: 34 . SIDGWICK, Emma. Entre el límite y el umbral: el borde en el motivo cristiano temprano de la hemorroísa. En https://www.scielo.org.mx/pdf/tods/n29/n29a5.pdf ESTEVEZ LOPEZ, Elisa. El poder de una mujer creyente: cuerpo, identidad y discipulado en Marcos 5: 25-34. Verbo Divino. Estella, 2003. SIERRA, Angela María & VELEZ, Olga Consuelo. Curar y levantar los cuerpos femeninos: una lectura desde la hermenéutica crítica feminista. En Theologica Xaveriana volumen 62 número 173. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2012.

[12] Marcos 5: 35-36

[13] Marcos 5: 35

[14] Marcos 5: 36

[15] Marcos 5: 37-39

[16] TELLO, Luz Marina. Mujeres sanadas por Jesús. Trabajo de grado para optar al título de Magister en Teología. Universidad Pontificia Bolivariana. . Medellín, 2013. VILLA BETANCOURT, Ana Cristina. Jesús y las mujeres: encontrarlo, seguirlo, ser sus testigos. En https://www.laici.va/content/dam/laici/documenti/donna/teologia/espanol/jesu_s-y-las-mujeres-encontrarlo-seguirlo-ser-sus-testigos.pdf CALDUCH BENAGES, Nuria. El perfume del evangelio: Jesús se encuentra con las mujeres. Verbo Divino. Estella, 2008. BIANCHI, Enzo. Jesús y las mujeres. Una insólita visión del mundo femenino a través de las palabras de Jesús. Lumen. Buenos Aires, 2008. PIÑERO SÁENZ, Antonio. Jesús y las mujeres. Trotta. Madrid, 2014. RAMOS GONZÁLEZ, Marifé. Las mujeres en el Evangelio de Lucas. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 10 de noviembre de 2009.

[17] PAPA FRANCISCO. Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium La Alegría del Evangelio, número 183. Paulinas. Bogotá, 2013.

[18] Sabiduría 1: 13-15

[19] 2 Corintios 8: 13-14

[20] 2 Corintios 8: 9

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