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Agosto 29: “Me honran con los labios, pero su corazón está lejos de mí”

Domingo 22 Tiempo Ordinario B: No al ritualismo
GUIÓN RADIOFÓNICO (con preguntas y respuestas, sobre el evangelio del Domingo) Por: José Martínez de Toda, SJ 
martodaj@gmail.com Moderador/a: El Evangelio del domingo de hoy presenta a unos fariseos que exageraban todo lo relacionado con el ritualismo. Se habían inventado ritos y formalidades externas para tapar la verdadera corrupción de su conducta y de su corazón. Jesús les descubre su hipocresía. Escuchemos el Evangelio.
 
Lectura del santo evangelio según san Marcos (Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23)
Narrador/a – En aquel tiempo se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos letrados de Jerusalén y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos (los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de los ancianos, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).
Según eso, los fariseos y los letrados preguntaron a Jesús:
Fariseos – ¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen tus discípulos la tradición de los mayores?
Narrador/a – Él les contestó:
Jesús – Bien profetizó Isaías de ustedes, hipócritas, como está escrito: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos”. Ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios para aferrarse a la tradición de los hombres.
Narrador/a – En otra ocasión llamó Jesús a la gente y les dijo:
Jesús – Escuchen y entiendan todos: nada que entre de fuera puede hace al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.
 
Pregunta 1 . ¿Cuál era este problema de ‘no lavarse las manos’ antes de comer?
Los fariseos acostumbraban a lavarse las manos antes y durante las comidas. Pero no era sólo una medida higiénica. Ellos querían hacer como los sacerdotes, que estaban obligados a estos lavatorios cuando se acercaban al altar (Éxodo 30:18-21 y 40:31). Era una manera de demostrar su devoción a Dios –y de tener como un marcador que los diferenciara de sus vecinos paganos, considerándose los predilectos de Dios y “los santos”–.
He aquí algunos ejemplos de aquellos lavatorios rituales:
– La mayoría de las casas de Jerusalén tenían un espacio destinado a los baños y lavatorios rituales.
– Usaban agua de lluvia, que no fuera transportada.
– Preferían recipientes de metal, piedra y vidrio, porque no son materiales absorbentes y así no necesitan de la limpieza ritual después de ser usados.
– “Y volviendo de la plaza, si no se lavaren, no comen”.
– Lavaban la ropa u otros objetos que habían tenido contacto con animales (Levítico 11:28-38).
– No mezclaban “carne” y “leche” (Éxodo 23:19).
Otros ejemplos de ritualismo y rigorismo: 39 normas para el sábado y 613 mandatos derivados de la Ley Mosaica (Shökel, Lc 6, 1-5 y Lc 6, 6-11). Fueron acusados los discípulos de triturar espigas en sábado para comerlas y Jesús fue acusado de curar en sábado. Los fariseos y los maestros de la ley se dieron cuenta de que algunos discípulos de Jesús comían sin haberse lavado las manos y le preguntan a Jesús: “¿Por qué tus discípulos no siguen la tradición de los ancianos, sino que comen con las manos impuras?”.
 
Pregunta 2 . ¿Qué responde Jesús?
Él los llama “hipócritas”. En la literatura clásica griega, la palabra “hipócrita” (hypokriton) se aplica a los que actúan en el escenario de un teatro.
Y Jesús continúa: “Enseñan como doctrinas de Dios lo que son mandamientos de hombres” (vv. 6b-7). Es decir, los fariseos habían inventado cosas que no venían de Dios.
Ya lo advirtió Isaías: “El día de ayuno buscáis vuestro interés; ayunáis entre riñas y disputas, dando puñetazos sin piedad” (Is 58, 3b-4).
Y Jesús, para desenredar los errores de los fariseos, hace dos aclaratorias.
1.ª aclaratoria: recomienda no actuar por rutina y costumbre, sino pensar por qué se hacen las cosas. Hay una experiencia muy conocida hecha con unos monos.
«Colocaron cinco monos en una jaula: en el centro pusieron una escalera y arriba sobre ella un montón de cambures o bananos. Cuando un mono subía la escalera para agarrar los bananos, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo. Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo agarraban a palos. Pasado algún tiempo más, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de los bananos.
Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos. La primera cosa que hizo el nuevo mono fue comenzar a subir la escalera para comer cambures, pero fue bajado rápidamente por los otros, quienes además le pegaron. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera.
Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al novato. Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho. El cuarto y, finalmente, el último de los veteranos fue sustituido.
Entonces se vio que los monos, aun cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a quien intentase llegar a los cambures o bananos. Si les preguntaran por qué pegaban a quien intentase subir la escalera, con certeza la respuesta sería: “No sé, las cosas siempre se han hecho así, aquí…”».
A veces somos como esos monos. Hacemos muchas cosas simplemente porque así se han hecho siempre, sin preguntarnos por qué lo hacemos así. “Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio” (Albert Einstein).
Jesús dice: «Está escrito: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos”. Ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios para aferrarse a la tradición de los hombres».
Los fariseos le daban más importancia a las tradiciones de los hombres que a los mandatos de Dios (o la Torá). Lo que realmente importa es hacer la voluntad de Dios, aumentar nuestra fe, esperanza y caridad.
 
Pregunta 3 . Entonces, ¿Jesús condena las tradiciones, como inventos humanos? 
Jesús no condena toda tradición. Condena el ponerlas al mismo nivel o por encima de lo mandado por Dios. Hemos heredado procesiones, novenas, celebraciones, fiestas. Todas son hermosas y buenas, pero… no hay que confundirlas con lo esencial.
Todas esas tradiciones son medios para un fin. Y el fin es dar gloria a Dios y formar la iglesia de Cristo, que es vivir juntos el amor y compartirlo con los hermanos. Somos una sola familia, unida en lo esencial que es buscar la salvación para todos. El fin siempre será caminar juntos hacia Dios.
Jesús nos aclara qué es lo importante y qué lo secundario.
 
Pregunta 4 . ¿Cuál es la segunda aclaratoria?
Jesús añade: “Lo que hace al hombre malo es lo que viene del corazón”. Lo que viene de fuera, no afecta al hombre, no lo hace malo, no lo mancha. Lo malo es lo que viene de su corazón y consiente a ello. Es decir, los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, el narco, la droga, los asesinatos, la avaricia, la corrupción, los adulterios, la codicia, las maldades, el engaño, los vicios, la envidia, los chismes, el orgullo, la falta de juicio. Todas estas cosas malas salen de dentro y hacen impuro al hombre.
Lo demás es pura hipocresía: de nada sirve vestirse elegantemente e ir así a la Iglesia, si la conducta es mala, perversa e impura. “Aunque el mono se vista de seda, mono se queda”. Lo que importa es purificar el interior. De nada sirve rezar muchas oraciones, asistir a muchas procesiones, si mis obras no siguen los mandatos de Dios.
Jesús viene a recordarnos que lo importante no es lo que dicen los labios, sino lo que dice el corazón.
 
Despedida
Les invitamos a la Misa, a la Eucaristía, sacramento del amor. Ahí, aprendemos qué es lo importante en nuestras vidas, que es amarnos unos a otros, como Jesús nos amó. Este guión radiofónico y el de otros domingos pasados y futuros se hallan en http://www.homiletica.org/ciclos.htm, en http://www.jesuitas.org.co/documentos/dominical/JoseMartinez/Archivo.html
Parte de ellos también se pueden ver en  http://www.radioevangelizacion.org y en www.facebook.com/PildorasdeFe.
Se transmite en 72 emisoras de Unión Radio (Venezuela). En Caracas: Unión Radio FM 90.3 a las 5am, 7am y 10pm dentro de la Misa del P. Honegger Molina; la misma Misa con los Diálogos se transmite en Unión Radio AM 1.100 a las 5am, 7am y 8pm; en DirectTV 980; y en http://www.unionradio.net en ‘Audio en vivo’ en esos mismos horarios. La grabación está hecha por dos catequistas y el P. Honegger.
 
Advertencias al Equipo de Locutores:
Conviene que haya un moderador, que salude al principio, despida y haga las preguntas. Ellas son respondidas por los otros participantes en el programa.
El programa puede durar unos 15 minutos. Conviene que se reúnan antes para orar juntos, seleccionar y discutir.
Es importante tener mucho cuidado en no simplemente “leer” el guión, como si fuera un cuestionario, sino que lo asuma como una guía de conversación. En radio se nota en seguida cuándo uno está leyendo y cuándo conversa. Por ejemplo, en la conversación solemos mover las manos, sobre todo si estamos contando algo importante; el que simplemente lee, no mueve las manos.

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