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Febrero 19: “Ustedes han oído que se dijo: amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo les digo: amen a sus enemigos y rueguen por los que los persigan…”

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Comunitas Matutina 19 de febrero 2023
VII Domingo de tiempo ordinario – Ciclo A

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Por: Antonio José Sarmiento Nova, SJ

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Lecturas:

  1. Levítico 19: 1-2 y 17-18
  2. Salmo 102: 1-8 y 10-13
  3. 1 Corintios 3: 16-23
  4. Mateo 5: 38-48

Una manera de abordar la historia de la humanidad es desde la perspectiva de la violencia, de las guerras, de las enemistades y rencores que enfrentan a unos seres humanos en contra de otros; países, continentes, regiones, grupos étnicos, religiosos, familiares, partidos políticos, bandas delincuenciales, también personas individuales.[1] Hacerlo sería dramático, doloroso en extremo, pero también aleccionador. Podemos verlo desde la óptica de una pedagogía exigente que nos invita a mirar los entresijos del ser humano que, con tanta frecuencia y facilidad, se embarca en estas aventuras de la intransigencia, de la incapacidad para el perdón, de la intención deliberada de acabar con sus semejantes.

Si cuantificamos el número de años en los que la humanidad ha estado implicada en estas faenas de violencia, vamos a constatar que han sido muchos más los tiempos de guerra que los de paz y convivencia pacífica. En nuestra visión creyente nos encontramos ante una de las manifestaciones más destructoras del misterio del mal, esa incógnita que no terminamos de resolver y que tampoco podemos evadir porque en la búsqueda de respuesta está contenido uno de los mayores retos éticos y espirituales de nuestra condición humana.[2]

Sobre este asunto tan álgido, en el evangelio de este domingo, Jesús nos sale al paso de esta manera: “Ustedes han oído que se dijo: amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque Él hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo”. [3]

Hay que decirlo con toda claridad: esta es la manera cristiana – radical, por cierto – de tomar postura ante el fenómeno del odio y de la destrucción vengativa del prójimo. Esto no tiene vuelta de hoja. Es uno de los elementos más característicos del seguimiento de Jesús, la superación total de la ley del talión:[4] “Ustedes han oído que se dijo: ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra”.[5]

La Palabra tiene el propósito de llegar a nuestras honduras, las individuales y colectivas, para confrontar, purificar, estudiar también los mecanismos y las motivaciones del odio y de la agresividad, y hacer posible en nosotros un ser humano nuevo que, más allá de buenas intenciones y de retóricas de momento, emerja con una conciencia asumida de ser hijo y hermano, de incluír en su proyecto de vida la sabiduría del perdón y de la reconciliación. Tal es el punto de llegada de este proceso.[6]

El núcleo del seguimiento de Jesús está en una ética de máximos, tengamos presente el evangelio del domingo anterior, que se hace más riguroso en el que es materia de nuestra reflexión hoy: “Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo”.[7] Sobre esta base se impone que cada uno explore en su interioridad y, desde ahí, hacia el mundo, hacia la sociedad, para profundizar cuáles son los resortes de ese odio, fuerza destructiva del pecado, su lógica interna, sus “justificaciones”, sus motivos, toda su dinámica de muerte.[8] Al hacerlo, entramos en un proceso de conversión, que empieza por el autoconocimiento, por la identificación de esa fuerza instintiva que luego se hace consciente y se torna poder que deshace en el ser humano su imagen de hijo de Dios. Aquí surge el llamamiento a la experiencia profunda del perdón. [9]

La vocación que todo ser humano recibe de Dios es a ser santo, a ser perfecto, a cultivar una excelente humanidad, participando de la propia perfección de Dios, en quien destaca como sustancia de esta invitación el camino del amor incondicional, a Él mismo, y desde Él a todos los seres humanos, con preferencia de los humillados y ofendidos. Sólo hay santidad cuando el ser humano se despoja de sus intereses particulares y trasciende hacia el Totalmente Otro que es Dios y, en consecuencia, hacia el prójimo; no es posible una santidad desconectada de los demás.[10]

En las lecturas de este domingo se nos ofrece la alternativa de una santidad inserta en el mundo y totalmente entregada al ejercicio de la projimidad, los tres textos ponen el camino de la santidad en el amor y en todos sus elementos concomitantes. No es asunto exclusivamente cristiano, porque de esta convicción participan las otras tradiciones religiosas, las espiritualidades y los humanismos, pero en el caso concreto de Jesús esta ruta es asumida en clave teologal, en clave de los prójimos humillados y ofendidos, y también – esto es de particularísimo relieve – de los enemigos, de quienes nos hacen mal, de aquellos con quienes nos resulta más costoso entrar en una relación constructiva. En el mismo Jesús encontramos la referencia prototípica del amor al enemigo, también en quienes se destacan como seguidores suyos.

La primera lectura proviene del código de santidad del libro del Levítico, que plantea claramente la responsabilidad con el prójimo: “No odies en tu corazón a tu hermano, pero corrige a tu prójimo, para que no cargues con un pecado por su causa. No te vengarás ni guardarás rencor a tus paisanos. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, Yahvé”.[11]

Buena parte de este código de santidad está orientada a la regulación del comportamiento social dominado por el mandamiento del amor al prójimo. De acuerdo con esto, el camino para llegar a Dios y lograr la santidad comienza con el respeto hacia la vida y la dignidad del otro. Este criterio es esencial en la Ley y en los Profetas, es lo que determina nuestra relación con Dios.

En el texto de la segunda lectura – de la primera carta a los Corintios – Pablo considera al ser humano como templo de Dios y morada del Espíritu: “¿Acaso no saben ustedes que son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios vive en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y ese templo son ustedes mismos”. [12] Así, el ser humano viene a ser un sacramento de Dios, una significación eficaz de su presencia,[13] acompañada de la gracia que transforma y propicia la entrega, el servicio, la abnegación, la atención a cada persona, el reconocimiento de su valor, sin diferencias ni categorías. Dios se dice a sí mismo en el ser humano, constituído como prójimo. [14]

Por eso, las palabras de Pablo tienen tanta resonancia para nosotros, que nos decimos seguidores de Jesús. Él dice que el verdadero templo donde habita Dios son las personas. Es en ellas, en el amor a ellas, donde se da el auténtico culto a Dios, especialmente en aquellos cuya dignidad ha sido profanada por el pecado de la injusticia, o de cualquier tipo de violencia y agresión.

Así, Jesús supera el mandamiento antiguo que permite el odio al enemigo, expresado en la ley del talión: “ojo por ojo y diente por diente”, [15] legitimación del rencor y de la venganza, raíz de tantos conflictos y desavenencias en la humanidad. Lo que Jesús pide se sale del circulo de los habituales afectos que tenemos: familia, amigos, grupos de pertenencia, personas con quienes nos identificamos y, en cambio, nos proyecta a los que parecerían no merecer nuestro amor, o incluso parecerían merecer nuestro desamor.

Ser perfectos como Dios significa vivir un amor sin límites, dejando atrás la pobre lógica de esa ley, y conformando una sociedad en la que la justicia, la compasión, la misericordia, la solidaridad, sean los ejes articuladores de las relaciones humanas. El Evangelio de Jesús es radical y supera con creces los mínimos de nuestra justicia limitada, que él mismo cuestiona con rigor cuando dice: “Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? Hasta los paganos se portan así. Sean ustedes perfectos, como su Padre que está en el cielo es perfecto” . [16]

Cuando simplemente dejamos de hacer el mal no alcanzamos el bien moral supremo, la santidad, porque podemos estar pecando por omisión del bien, paradójicamente. Esta propuesta del amor a los enemigos, de altísima exigencia espiritual y ética, es el salto cualitativo que marca la diferencia, donde salimos de nuestro confortable ámbito de cumplimientos mínimos para entrar en la radicalidad del amor que nos asemeja a Dios.

 

[1] APARICIO ORDÁS, Luis A. El origen de la violencia en las sociedades humanas: violencia simbólica, violencia fundadora y violencia política. En www.ieee.es Instituto Español de Estudios Estratégicos, documento de opinión, 24 de agosto de 2015. DAVID, Charles Philippe. La guerra y la paz. Icaria. Barcelona, 2008. GIRARD, René. La violencia y lo sagrado. Anagrama. Barcelona, 2005. GLUKSMANN, A. El discurso del odio. Taurus. Madrid, 2005. IGLESIAS, Juan José. La violencia en la historia: análisis del pasado y perspectiva sobre el mundo actual. Universidad de Huelva. Huelva, 2012. BERKOWITZ, L. Agresión: causas, consecuencias y control. Desclée de Brower. Bilbao, 1996. MARTÍNEZ PACHECO, Agustín. La violencia, conceptualización y elementos para su estudio. En https://www.scielo.org.mx/pdf/polcul/n46/0188-7742-polcul-46-00007.pdf

[2] LÓPEZ SOJO, Dagoberto. El cristiano ante el problema de la violencia. En https://www.antonianumroma.org/public/pua/dispense7/1.%20DagoViolencia.pdf REVISTA RESEÑA BÍBLICA NÚMERO 108. La violencia en la Biblia: una visión general de 360 grados. Verbo Divino. Estella, 2020. BAUCHAMP, Paul & VASSE, Denis. La violencia en la Biblia. Verbo Divino. Estella, 1992. LOHFINK, Norbert. Violencia y pacifismo en el Antiguo Testamento. Desclée de Brower. Bilbao, 1990.

[3] Mateo 5: 43-48

[4] MALISHEV, Mijail. Venganza y ley del talión. En https://www.redalyc.org/pdf/4463/446344563003.pdf FROMM, Erich. Anatomía de la destructividad humana. Siglo XXI. México D.F., 1997. TERRADAS SABORIT, Ignasi. Justicia vindicatoria. Consejo Superior de Investigaciones Científicas CSIC. Madrid, 2008. FRANCO , Gabriel. Las leyes de Hammurabi. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/268241993.pdf

[5] Mateo 5: 38-39

[6] LILLO, José Luis. Sobre el perdón y la reconciliación, una perspectiva psicoanalítica. En Revista Temas de Psicoanálisis número 7, páginas 1-35. Sociedad Española de Psicoanálisis. Madrid, enero de 2013. CRESPO, M. El perdón, una investigación filosófica. Encuentros. Madrid, 2004. ETXEBERRIA, Xavier. El perdón y la reconciliación en la convivencia cívica. Instituto Catalán Internacional por la Paz ICIP. Barcelona, 2018. GARRIDO-RODRÍGUEZ, Evelyn. El perdón en procesos de reconciliación: el mecanismo micropolítico del aprendizaje para la convivencia. En https://www.scielo.org.co/pdf/papel/v13n1/v13n1a05.pdf

[7] Mateo 5: 48

[8] ORTIZ MILLÁN, Gustavo. Los enemigos y los efectos racionales del odio. En Revista Dianoia volumen LXIX número 53, páginas 33-56. Universidad Nacional Autónoma de México UNAM. México D.F., noviembre, 2004. BONNET, Piedad. Apuntes sobre el discurso del odio en la sociedad contemporánea. En Revista Desde el Jardín de Freud número 19, páginas 177-186. Escuela de Estudios en Psicoanálisis y Cultura, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, enero-diciembre 2019.

[9] SÓDING, Gerardo José. Padre, perdónalos: el perdón difícil y la novedad de Jesús. En Revista Teología tomo XLVI número 100, páginas 447-464. Pontificia Universidad Católica Argentina. Buenos Aires, diciembre 2009. DE SOUZA MOITAS, Yochabel. El carácter transformador y los límites del perdón. Una reflexión acerca del proceso de reconciliación en Sudáfrica. Tesis para optar al título de Doctor en Filosofía, Universidad Autónoma de Barcelona (Tutora: Victoria Camps). Barcelona, 2015. MANDELA, Nelson. El largo camino hacia la libertad. Aguilar. Madrid, 2010. CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA. Artesanos del perdón, la reconciliación y la paz. CEC. Bogotá, 2016. LÓPEZ PÉREZ, Elías. La liberación desde la reconciliación: la alianza preferencial con el enemigo. En Revista Theologica Xaveriana número 179, páginas 251-268. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2015. SERVICIO JESUITA A REFUGIADOS COLOMBIA. Herramientas para la reconciliación: sanando las heridas del conflicto y reconstruyendo los vínculos y el tejido social a nivel personal, comunitario, político y ecológico. Material de seis cartillas para trabajo en grupos. Provincia Colombiana de la Compañía de Jesús. Bogotá, 2020.

[10] BESTANI, Juan Felipe. Santidad y felicidad en el siglo XXI. Lumen. Buenos Aires, 2019. HÄRING, Bernhard. Llamados a la santidad. Herder. Barcelona, 1985. SANTOS , Felipe. La santidad hoy: cómo ser santos en una sociedad inhumana? En https://www.autorescatolicos.org/felipesantoslibros526.pdf PAPA FRANCISCO . Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate sobre la llamada a la santidad en el mundo actual. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2018.

[11] Levítico 19: 17-18

[12] 1 Corintios 3: 16-17

[13] GIL SOLDEVILLA, Samuel. Teología del templo en el Nuevo Testamento, deslocalización y desplazamiento hacia el Templo del Espíritu. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/61486216.pdf DOMÍNGUEZ, José Arturo. Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo, Templo del Espíritu. En https://www.dadun.unav.edu/bitstream/10171/4996/1/JOSE%20ARTURO%20DOMINGUEZ.pdf MOLTMANN, Jürgen. La dignidad humana. Sígueme. Salamanca, 1993. LOBATO, Abelardo. Dignidad y aventura humana. San Esteban. Salamanca, 1997. MASIÁ CLAVEL, Juan. Ser humano, persona y dignidad. Desclée de Brower. Bilbao, 2010. BIERI, P. La dignidad humana: una manera de vivir. Herder. Barcelona, 2017. SARDIÑAS IGLESIA, Loida Lucía. Dignidad humana: concepto y fundamentación en clave teológica latinoamericana. Universidad de Santo Tomás. Bogotá, 2018.

[14] SCHYLLEEBECKX, Edward. Los hombres, relato de Dios. Sígueme. Salamanca, 1994. LÜKE, Ulrich. El mamífero agraciado por Dios. Sígueme. Salamanca, 2018. RUIZ DE LA PEÑA, Juan Luis. Imagen de Dios. Antropología teológica fundamental. Sal Terrae. Santander, 1996. GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. Proyecto de hermano : visión creyente del hombre. Sal Terrae. Santander, 1987. MARTÍNEZ DÍEZ, Felicísimo. Creer en el ser humano, vivir humanamente. Antropología en los Evangelios. Verbo Divino. Estella, 2012.

[15] Mateo 5: 38

[16] Mateo 5: 47-48

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