Por: José Martínez de Toda, S.J.
martodaj@gmail.com “Dejen crecer el trigo y la cizaña”(Mt 13, 24-43) Moderador/a: Buenos días. Estamos aquí en el Estudio… (Se presentan los participantes). El Evangelio del domingo de hoy plantea el problema de la intolerancia y el fanatismo, nada más opuesto al mensaje de Jesús. Escuchémoslo. Lectura del santo evangelio según San Mateo (Mt 13, 24-43) NARRADOR/A – En aquel tiempo, Jesús propuso esta parábola a la gente: JESÚS – El Reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga, apareció también la cizaña.Entonces fueron los criados a decirle al amo: CRIADOS – Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña? JESÚS – El les dijo: AMO – Un enemigo lo ha hecho. JESÚS – Los criados le preguntaron: CRIADOS – ¿Quieres que vayamos a arrancarla? JESÚS – Pero él les respondió: AMO – No, que podrían arrancar también el trigo. Déjenla crecer juntos hasta la siega, y cuando llegue la siega, diré a los segadores: ‘Arranquen primero la cizaña y átenla en gavillas para quemarla, y el trigo almacénenlo en mi granero. NARRADOR/A – Les propuso esta otra parábola: JESÚS – El Reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas y vienen los pájaros a anidar en sus ramas. NARRADOR/A – Les dijo otra parábola: JESÚS – El Reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente. NARRADOR/A – Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas, y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo». Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: DISCÍPULOS – Acláranos la parábola de la cizaña en el campo. NARRADOR/A – El les contestó: JESÚS – El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será el fin del tiempo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su Reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga. Pregunta 1 – Es bonito crecer. Unos crecen más, otros menos. ¿Por qué? <En mi ciudad habían abierto una nueva tienda. El rótulo decía: REGALOS DE DIOS. Entré en la tienda. Un ángel atendía a los clientes. En las estanterías vi frascos de amor, de fe, de salvación, de todo. Le dije al ángel: – ¿Cuánto valen esos frascos? – “Nada, son gratis. Los dones de Dios son todos gratis”. Y le dije: -Dame, por favor, bastante amor de Dios, perdón de Dios, una bolsa de esperanza, un frasco de fe y una caja de salvación. El ángel entró a la trastienda-almacén, y salió con una cajita diminuta. Le pregunté: -¿Eso es todo? El ángel me explicó: -Ahí está todo. Dios no da nunca frutos maduros. Él sólo da pequeñas semillas que cada cual tiene la obligación de cultivar.> (Félix Jiménez, escolapio) Dios siembra su semilla. Pero el misterio de crecer es nuestra tarea, nuestra responsabilidad y nuestra libertad, por supuesto, contando siempre con su ayuda amorosa. Jesús nos cuenta dos parábolas sobre el crecimiento. Pregunta 2 – ¿Cuáles son esas parábolas de Jesús sobre el crecimiento? Dice: “El Reino de los cielos se parece a un grano de mostaza. La semilla de mostaza es muy pequeña: la de la mostaza negra no supera el milímetro de diámetro. Pero, cuando nace la planta, llega a medir tres metros de altura. Es una de las mayores hortalizas (v. 32). Hasta las aves del cielo se posan en sus ramas. Ello simboliza la apertura del reino de Dios a todos, y quiere decir también que ofrece seguridad y protección.Por su parte, la parábola de la levadura también describe cómo se hará grande el reino de los cielos. La levadura actúa de una forma callada y sin pretensiones en la harina, y hace fermentar una gran cantidad de ella para cocer y convertirla en pan. Así ocurre con el reino de Dios: una vez “escondida la levadura” en la harina, se da un proceso incesante de crecimiento, que la lleva a la plenitud. La levadura en el Reino de los cielos es el amor hecho obras. Nuestras vidas responsables son grano de mostaza que el Señor ha escondido en el jardín de su creación, y son levadura que hace crecer y fermentar la humanidad. Lo nuestro es crecer y hacer crecer la semilla, regar la masa, moverla. Pero no todo crece sin problemas. Pregunta 3 – ¿Qué problemas hay? Jesús cuenta la parábola de la cizaña: <“Un hombre sembró buena semilla en su campo; pero apareció también la cizaña. ¿Qué hacer? ¿Cortarla? ¿Y si resulta que cortamos también espigas de trigo? Pues ella de pequeña se parece mucho al trigo. Y el amo de la mies dijo a sus obreros: “Mejor no. Déjenles crecer juntos hasta la siega, y entonces arrancaremos primero la cizaña y la quemaremos, y el trigo lo guardaremos en el granero”>. La cizaña, de pequeña como semilla, se parece al trigo, y es casi imposible distinguirlos. A medida que las plantas crecen, las raíces de las malas hierbas y las del trigo se enroscan, de tal forma que es casi imposible separarlas, y cualquier intento de arrancar las malas hierbas de la cizaña también arrancará el trigo. La separación, sin embargo, es necesaria, porque la cizaña es amarga y algo tóxica. La solución común es trillar los granos e irlos separando a mano, pues la cizaña en este estado, es ya de un color diferente. Pregunta 4 – ¿Qué significa esta parábola? Jesús nos lo dice: el campo es el mundo, lleno de buenas y malas hierbas. Pero esta parábola nos enseña el modo de proceder de Dios. El Reino de Dios está abierto a todos. Todos tienen la oportunidad de germinar y dar buen fruto. Dios envía su lluvia sobre buenos y malos. Nuestra tentación es eliminar cuanto antes a los malos. Tendemos a destruir al otro, al diferente o al menos a no hacerle caso. Pero Dios, el dueño del campo, tiene paciencia con todos, con buenos y malos, y nos invita a ser tolerantes con los demás y a no ser fanáticos. Y Jesús nos advierte: “No juzguen para que no sean juzgados” (Mt 7,1). Dios confía en el ser humano y le da muchas oportunidades. La primera lectura de hoy dice: “El poder y la soberanía de Dios le hacen perdonar a todos. Tú, poderoso soberano, juzgas con moderación y nos gobiernas con gran indulgencia” (cfr. Sab 12,16-18). Así Dios nos enseña a ser justos, humanos y perfectos. Jesús nos dice: “Sean perfectos como el Padre celestial es perfecto”. Dios es //“misericordioso y clemente, lento a la cólera y rico en piedad” (cfr. Sl 85,15). Santiago nos exhorta a imitar el estilo de Dios: “Sean todos prontos para escuchar, lentos para hablar y tardos para la ira. Porque la ira del hombre no produce la justicia que Dios quiere” (St 1, 19-20). Pero Dios terminará la historia con justicia, y los santos finalmente serán liberados de todo abuso y opresión. También nos envía el Espíritu Santo para ayudarnos a ver la mala hierba dentro de nosotros mismos, y nos da tiempo para eliminarla de nuestra vida. Pregunta 5 – ¿Qué ejemplos hay de quienes quisieron eliminar a los que no pensaban como uno? -Los hijos de Zebedeo. Ellos querían que bajara fuego del cielo y quemara a aquella aldea samaritana, que no quería que Jesús pasara por ella, cuando subía a Jerusalén. -El joven Saúl, que llegó a ser S. Pablo. Él se autoimpuso su programa personal de eliminar la cristiandad, simplemente porque pensó que era algo malo. En cambio, S. Francisco de Asís no mató al lobo feroz, sino que lo acogió. Pregunta 6 – ¿Qué aplicaciones tiene la parábola para la vida ordinaria? – Un esposo haría bien en ser paciente con su esposa imperfecta y una esposa en tener paciencia con su esposo imperfecto. – Los padres harían bien en ser pacientes con sus hijos imperfectos y los hijos en serlo con sus padres imperfectos. – Los jefes harían bien en ser pacientes con sus empleados imperfectos y los empleados en ser pacientes con sus jefes imperfectos. – Sin embargo, conviene que los padres y supervisores enseñen y disciplinen con cariño y respeto a aquellos bajo su cuidado. Despedida Les invitamos a la Misa, a la Eucaristía, sacramento del amor. Allí crecemos entre buena gente, que nos ayuda a vivir en su Reino de amor, paz y justicia.