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Julio 25: Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron

XVII Domingo del Tiempo Ordinario 
Ciclo B – Julio 25 de 2021 Por: Gabriel Jaime Pérez, SJ

Pasó Jesús a la otra orilla del lago de Galilea. Y mucha gente lo seguía, porque habían presenciado las maravillas que hacía en favor de los enfermos. Pero Jesús se retiró a la parte montañosa y se sentó allá con sus discípulos. Estaba cerca la fiesta judía de la Pascua. Alzando la vista y viendo el gentío que había venido, le dijo a Felipe: “¿Con qué vamos a comprar pan para que esta gente coma?” Esto lo dijo para ver qué respondía, pues bien sabía Jesús lo que iba a hacer. Felipe le contestó: “Aunque gastáramos doscientos jornales, no alcanzaría para darle un mendrugo de pan a cada uno”. Uno de los discípulos de Jesús, Andrés, el hermano de Simón, le dijo: “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados. ¿Pero qué es esto para tanta gente?”. Jesús les dijo: “Hagan que la gente se siente en el suelo”. En ese sitio había mucha hierba. La gente se sentó en el suelo, y solamente los hombres eran como cinco mil. Jesús tomó los panes, dio gracias a Dios y les repartió pan y pescado cuanto quisieron. Y cuando quedaron satisfechos, dijo a sus discípulos: “recojan las sobras; que no se desperdicie nada”. Ellos las recogieron y llenaron doce canastos con las sobras que quedaron de los cinco panes de cebada. Y los que fueron testigos del milagro decían: “¡Este sí es el profeta que debía venir al mundo!” Pero Jesús, dándose cuenta de que iban a llevárselo a la fuerza para hacerlo rey, se retiró otra vez Él solo a la montaña. 
 
1.- “¿Con qué vamos a comprar pan para que esta gente coma?” 
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en el año 2020 sufrieron inseguridad alimentaria 233 millones de personas, y se estiman 330 millones en el 2021. Un número cada vez mayor de personas ha tenido que reducir la cantidad y calidad de los alimentos que consume, debido a la pandemia, al desempleo y al incremento del costo en productos básicos. Cerca de 690 millones de personas padecen hambre en el mundo, es decir cerca del 9% de la población. Y aunque África es el continente con mayor inseguridad alimentaria, es en América Latina donde la problemática avanza con mayor rapidez. En Colombia, cerca de 7 millones de habitantes están desnutridos, lo que equivale al 14% de su población, siendo que antes de la pandemia este porcentaje eran menos del 5%. 
El Evangelio de hoy nos invita a reflexionar sobre el problema del hambre. Mientras unos pocos sigan despilfarrando lo mucho que tienen, mientras el mal uso que se hace de los recursos naturales siga haciendo que éstos sean cada vez más escasos -como el agua, por ejemplo-, mientras no tomemos todos conciencia de que cada cual es responsable para bien o para mal de la suerte de la humanidad, según esté dispuesto o no a contribuir al cuidado de la casa común y a compartir la mesa de la creación, la pregunta de Jesús seguirá siendo un llamado a nuestra reflexión. 
 
2.-Tomó los panes, dio gracias a Dios y les repartió pan y pescado cuanto quisieron 
El milagro de la multiplicación de los panes y peces expresa el cumplimiento de las promesas anunciadas por Dios a través de sus profetas: la abundancia de un alimento renovador que Él mismo haría posible para todos los que acogieran su mensaje. 
Tal es el sentido de la primera lectura y el salmo de este domingo [2 Reyes 4, 42-44; Salmo 145 (144)]. En este mismo sentido, la multiplicación de los panes y peces es una prefiguración de la Eucaristía, signo de la presencia de Jesús que nos alimenta con el pan de su propia vida entregada y resucitada, y que nos une en un solo cuerpo, como lo dice el apóstol san Pablo en la segunda lectura (Efesios 4,1-6). Él iba a ser representado desde el inicio de su Iglesia, no sólo con la imagen del pan, sino también con la del pez, “ictus” en griego, cuyas letras son las iniciales del nombre y de varios títulos de Jesús: Iesous, Christos, Theos, Uios, Soter (Jesús, Cristo, Dios, Hijo, Salvador). 
Y el mensaje central de este milagro es que d onde existe voluntad de compartir, aunque haya poco alcanza para todos y hasta sobra; en cambio, donde no existe esa voluntad, aunque haya mucho, unos pocos lo acaparan todo y las mayorías padecen hambre. La Eucaristía expresa la voluntad de compartir la mesa de la creación, significada en las ofrendas de pan y vino, para que se realice entre nosotros la presencia de Dios, que es Amor y nos alimenta con su propia vida, y formemos así una verdadera comunidad fraterna. 
 
3. Dándose cuenta de que iban a llevárselo a la fuerza para hacerlo rey, se retiró. 
Jesús había iniciado su predicación proclamando la cercanía del reino de Dios, es decir, del poder del Amor que es Dios mismo. Sus milagros mostraban la verdad de esta proclamación: como dice el Evangelio, mucha gente lo seguía, porque habían presenciado las maravillas que hacía. Ahora, después de la multiplicación de los panes y peces, quieren hacerlo rey, pero Jesús se opone a la tentación de ambicionar poderes terrenales. Sí, soy rey, le diría a Poncio Pilato pocos momentos antes de que la multitud agolpada junto al despacho del gobernador romano, azuzada por sus máximos jefes religiosos, gritara exigiendo su crucifixión. Pero, como Él mismo le explicó a Pilato, también les dice a quienes pretenden confundirlo con un líder político: Mi reino no es de este mundo (Juan 18, 36-37). 
La preocupación de Jesús por contribuir a la solución de los problemas humanos, no sólo los espirituales sino también los materiales, es un llamado a todos nosotros para que nos identifiquemos con Él y procuremos contribuir, según nuestras posibilidades, a resolver la situación de hambre de tanta gente que la padece. Y, asimismo, el Evangelio nos invita a que reconozcamos el verdadero sentido de la misión de Cristo, y por lo mismo, de la misión de la Iglesia: una Iglesia no dominadora sino servidora, en la que se parte el pan para compartirlo, a imagen y semejanza de Jesús. No con la demagogia de los falsos mesianismos populistas que llevan al enriquecimiento en opulencia de unos líderes que se atornillan en el poder mientras el pueblo se hunde en la miseria esperando migajas, sino con una disposición sincera a promover la construcción de una sociedad en la que todos aportemos, en libertad y de acuerdo con nuestras posibilidades, al logro de una convivencia fraterna sin polarizaciones ni enfrentamientos. 
 
Conclusión 
La fecha de este domingo coincide en el calendario santoral con la fiesta litúrgica del apóstol Santiago el Mayor, patrono de la ciudad de Santiago de Cali, donde resido actualmente. En esta ciudad, fundada el 25 de julio de 1536, es decir hace 485 años, cerca de un 35% de la población vive hoy en inseguridad alimentaria, o sea que aproximadamente uno de cada tres de sus habitantes padece hambre o desnutrición. Pero también en |las distintas ciudades y regiones de Colombia existen situaciones similares, lo cual nos tiene que mover a todos a pensar cómo podemos y debemos vivir lo que Jesús nos enseña en el Evangelio. Dispongámonos por tanto a compartir lo que tenemos con nuestros hermanos necesitados. Y que María santísima nos alcance de su Hijo esta disposición. Así sea. 

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