Domingo 13 B Tiempo Ordinario: Hemorroísa | GUIÓN RADIOFÓNICO (con preguntas y respuestas) (sobre el Evangelio del Domingo) Por: José Martínez de Toda, SJ
martodaj@gmail.com Moderador/a: El Evangelio del domingo de hoy es una nueva revelación del amor cercano y compasivo de Dios presente en Jesús y un modelo transformador de cómo tratar a mujeres enfermas y marginadas. Escuchémoslo.
Lectura del santo evangelio según San Marcos (Marcos 5, 21-43)
Narrador/a – En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:
Jairo – Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.
Narrador/a – Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba.
Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido una fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente, preguntando:
Jesús – ¿Quién me ha tocado el manto?.
Narrador/a – Los discípulos le contestaron:
Discípulo – Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: ¿Quién me ha tocado?.
Narrador/a – Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. Él le dijo:
Jesús – Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.
Narrador/a – Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:
Familiar – Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?.
Narrador/a – Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:
Jesús – No temas, basta que tengas fe.
Narrador/a – No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo:
Jesús – ¿Qué estrépito y qué lloros son estos? La niña no está muerta, está dormida.
Narrador/a – Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:
Jesús – Talitha qumi.
Narrador/a : Que significa: “Contigo hablo, niña, levántate”. La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y le dijo que dieran de comer a la niña.
Pregunta 1 . ¿Por qué busca la gente a Jesús?
En el evangelio de hoy hay dos personas que buscan desesperadamente a Jesús para conseguir la salud corporal.
Jairo es influyente y tiene dinero. Es uno de los líderes de la sinagoga (v. 22). Guía la oración en la sinagoga, pero además está a cargo de las instalaciones, de la seguridad de las volutas, de la selección y supervisión de los que guían la oración y de la administración general de la sinagoga. Jairo es una persona que cuenta.
Jairo se arrodilló delante de Jesús y le ha suplicado que vaya con él a ver a su hija, que se está muriendo, y le ponga las manos.
El tocar a la niña muerta va en contra de la Torá, que declara impuro hasta la noche (Levítico 11:39), o por siete días (Números 19:11), a quien toque un cuerpo muerto. Tal persona debe permanecer fuera del campamento (Números 5:2-3).
Jairo y Jesús caminan rápido, seguidos por la multitud. De pronto Jesús se detiene y vuelve la vista atrás inquisitivo, mirando a cada uno de los que le siguen, como buscando algo. Jairo se pone nervioso: “No hay tiempo que perder, Jesús. Mi hija se muere. Apúrese. ¿Qué busca?”.
La hemorroísa había tocado la túnica de Jesús e inmediatamente “la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote” (v. 29). Al mismo tiempo Jesús se da cuenta de que una fuerza ha salido de él y pregunta, “¿Quién ha tocado mi vestido?” (v. 30).
Los discípulos se miran extrañados, pues los apretujones de la multitud eran frecuentes. Pero la mujer se adelanta, cae ante Jesús y le dice toda la verdad (v. 33). Y Jesús le dice: “Hija, tu fe te ha salvado: vete en paz, y queda sana de tu azote” (v. 34).
Pregunta 2. ¿Por qué llama Jesús ‘hija’ a la hemorroísa?
Es la única vez que Jesús llama ‘hija’ a alguien en el evangelio. La palabra ‘hija’ puede sonarnos como algo demasiado paternal para nosotros del siglo XXI. Pero en la época de Jesús era una manera normal de hablar. El uso de esa palabra refleja un cariño y una aceptación que esta mujer no habrá sentido de hace tiempo.
Jesús la llama ‘hija’, la declara familia de Dios y la alaba por su fe que es la que ha producido el milagro. Ella se sentiría muy feliz, no sólo por ser curada, sino también por ser tratada con tanto cariño. El enfermo necesita medicinas, pero también mucho cariño.
Jesús da todo su tiempo a la hemorroísa, que se lo merece igual que Jairo. Ni rehúsa a Jairo por su dinero y nivel social, ni ignora a la mujer por su pobreza y marginalización.
Pregunta 3. ¿Quién era la hemorroísa?
No conocemos su nombre. Es una mujer insignificante, perdida en medio del gentío que sigue a Jesús.
Ella es “impura”, según la Ley, pues tiene pérdidas de sangre (Levítico 15, 19-30). Ella ensucia hasta la cama en la que duerme y la silla en que se sienta, y estas después transmiten su impureza al que las toque (Lev. 15:25-30). Y no podía tocar nada. Esta mujer era marginada y excluida. Tampoco podía encontrar trabajo, ni siquiera como sirvienta doméstica.
Aquella mujer enferma ha escuchado a Jesús. Se da cuenta de que Él no habla de impureza ni de indignidad. Él sólo habla de amor e irradia fuerza curadora. Ella intuye que Él puede arrancar la “impureza” de su cuerpo y de su vida entera.
A la hemorroísa sólo le queda Jesús. Todos los demás remedios han fracasado. Pero no se atreve a hablar con Jesús como lo hace Jairo, el jefe de la sinagoga. Ni siquiera se siente con fuerzas para mirarle a los ojos. Por eso ella se acercará por detrás. Le da vergüenza hablarle de su enfermedad: actuará calladamente. No puede tocarlo físicamente: le tocará solo el manto. La hemorroísa cree que con solo tocar el vestido de Jesús se curará (v. 28). Y tocando a Jesús, quedó curada.
Pregunta 4. ¿Y cómo cura a la hija de Jairo?
En esto llegan de casa del jefe de la sinagoga para decirle:
– “Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?”.
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:
– “No temas, basta que tengas fe”.
Jairo y Jesús vieron que el rito de los muertos ya había empezado: mujeres que gritan y lamentan de manera profesional, que gimen y lloran, se baten el pecho, se tiran del pelo y rasgan sus prendas; flautas, que tocan canciones de lamentación.
Todos se ríen cuando Jesús dice que la niña sólo está dormida. Pero Jesús le dice a la niña: “Talitha qumi” (“Muchacha, a ti te digo, levántate”). Talitha qumi es arameo, una lengua semítica relacionada con el hebreo. “Entre los judíos, el arameo era utilizado por la gente común, mientras que el hebreo permanecía siendo el lenguaje de la religión, del gobierno y de la clase alta” (Encyclopedia Britannica 2003, “Arameo”). Marcos traduce “Talitha qumi” al griego para los cristianos gentiles de la temprana iglesia, que quizá no sabían arameo.
Pregunta 5 . ¿Qué lecciones sacamos de este evangelio?
– Importancia de la fe. La fe es un componente imprescindible de estas dos historias. La hemorroísa era una mujer con mucha fe en Jesús. Y Jesús se lo reconoce: “Hija, tu fe te ha salvado”.
A su vez, Jairo está convencido de que Jesús curará a su hija simplemente con tocarla (v. 23). Y cuando Jairo oye que su hija ya está muerta, Jesús le dice: “no temas, cree solamente” (v. 36) y resucita a la niña.
– Cariño de Jesús, que llama a la hemorroísa ‘hija’. Jesús se preocupa por las necesidades de los demás, es solidario, nos impulsa a vivir atentos a los demás.
Hay mucha gente que vive en circunstancias parecidas. Se siente humillada por heridas secretas que nadie conoce, buscan ayuda, paz y consuelo. Se sienten culpables cuando muchas veces solo son víctimas.
Para expresar el amor y la aceptación de la otra persona, mejor que cualquier discurso, es el tocar y el abrazar. El abrazar a una persona es muy saludable. Eso recomiendan a los padres: que abracen a sus hijos.
– Jesús atiende nuestras necesidades, sin hacer diferencias entre ricos y pobres, entre hombres y mujeres. Atiende a mujeres enfermas, despreciadas…
En la balanza de Dios no existe diferencia de sexos. Hombre y mujer valen lo mismo. El evangelio reivindica la igualdad fundamental de la mujer respecto al hombre y la igual dignidad de ambos ante Dios (Gálatas 3, 28).
Despedida
Les invitamos a la Misa, a la Eucaristía, sacramento del amor. Toda ella es un estímulo a que nos preocupemos por los demás a nuestro nivel, siguiendo el ejemplo de Jesús. Este guión radiofónico y el de otros domingos pasados y futuros se hallan en http://www.homiletica.org/ciclos.htm, en http://www.jesuitas.org.co/documentos/dominical/JoseMartinez/Archivo.html
Parte de ellos también se pueden ver en http://www.radioevangelizacion.org y en www.facebook.com/PildorasdeFe.
Se transmite en 72 emisoras de Unión Radio (Venezuela). En Caracas: Unión Radio FM 90.3 a las 5am, 7am y 10pm dentro de la Misa del P. Honegger Molina; la misma Misa con los Diálogos se transmite en Unión Radio AM 1.100 a las 5am, 7am y 8pm; en DirectTV 980; y en http://www.unionradio.net en ‘Audio en vivo’ en esos mismos horarios. La grabación está hecha por dos catequistas y el P. Honegger.
Advertencias al Equipo de Locutores:
Conviene que haya un moderador, que salude al principio, despida y haga las preguntas. Ellas son respondidas por los otros participantes en el programa.
El programa puede durar unos 15 minutos. Conviene que se reúnan antes para orar juntos, seleccionar y discutir.
Es importante tener mucho cuidado en no simplemente “leer” el guión, como si fuera un cuestionario, sino que lo asuma como una guía de conversación. En radio se nota en seguida cuándo uno está leyendo y cuándo conversa. Por ejemplo, en la conversación solemos mover las manos, sobre todo si estamos contando algo importante; el que simplemente lee, no mueve las manos.