Marzo 19: “Maestro, ¿por qué nació ciego este hombre?”

___________________________________________________________

Domingo IV de Cuaresma – Ciclo A (Juan 9, 1-41). 19 de marzo de 2023
___________________________________________________________

  Por: Hermann Rodríguez Osorio, SJ*

  herosj@hotmail.com

__________________________________________________________________________________________________

“El diagnóstico que nos acaban de dar es fatal: la enfermedad apareció de repente y no hubo tiempo de prevenirla”. “Fue un accidente horrible; nadie esperaba que muriera tan joven”. “En el cruce de balas lo hirieron y quedó parapléjico; le espera una vida entera de sufrimiento”. “Un joven de 18 años sufre un infarto y después de una semana en coma, muere”. “La ecografía dice que el niño va a nacer con una deficiencia grave; será una carga pesada de llevar para toda la familia”. Noticias como estas no se las desea uno a nadie. Pero llegan muchas veces; y siempre, sin avisar. El dolor en este mundo es muy grande y toca, tarde o temprano, a nuestra puerta, y entra sin pedir permiso.

Cuando le pasan cosas malas a la gente buena” es el título de un libro escrito por un rabino norteamericano que vio nacer a uno de sus hijos con una penosa enfermedad, que lo acompañó hasta su muerte. A los catorce años murió sin saber por qué él y sus padres habían tenido que sufrir tanto. Desde luego, este libro no logra explicar del todo el origen del mal en el mundo, pero sí nos ayuda a entender algunas de las situaciones que viven aquellas personas que han sufrido injustamente. Es un buen intento por descubrir el sentido que tiene el dolor del inocente.

Los discípulos, viendo al ciego de nacimiento, le preguntan a Jesús: “¿Por qué nació ciego este hombre? ¿Por el pecado de sus padres, o por su propio pecado?”. Esta pregunta aparece siempre ante el dolor y el sufrimiento del inocente. Buscamos la culpa en alguien. Buscamos alguna explicación, algún sentido al dolor, porque no nos cabe en la cabeza que no haya una causa que lo explique. Pero siempre, las explicaciones y los razonamientos que hacemos se quedan cortos. El sufrimiento desborda nuestros intentos por entenderlo y explicarlo. Eso ha pasado muchas veces en medio de tragedias que no tienen explicación y sucesos que dejan al descubierto nuestra propia contingencia.

La respuesta que da Jesús puede decirnos algo, aunque hay que reconocer que el misterio sigue allí, sin aclararse plenamente: “Ni por su propio pecado ni por el de sus padres; fue más bien para que en él se demuestre lo que Dios puede hacer. Mientras es de día, tenemos que hacer el trabajo del que me envió; pues viene la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en este mundo, soy la luz del mundo”. ¿Qué culpa puede tener el niño al nacer? ¿Por qué iba a cargar el niño con el pecado de sus padres? Sin embargo, esta es la explicación que le damos muchas veces al dolor. Necesitamos un chivo expiatorio y lo buscamos en otros o en nosotros mismos. Tratamos de descubrir el origen del mal en algún comportamiento nuestro.

El dolor y el sufrimiento no se pueden explicar. Tal vez lo peor que podemos hacer es buscar culpables o culparnos a nosotros mismos. El dolor es una pregunta que nos lanza la vida y que nos abre a lo que Dios puede hacer en nosotros y, a través nuestro, en los demás. El Señor nos invita a ser una luz para aquellos que transitan por el camino del dolor, como lo fue él para aquel ciego que recuperó la vista después de bañarse en el estanque de Siloé. “Después de haber dicho esto, Jesús escupió en el suelo, hizo con la saliva un poco de lodo y se lo untó al ciego en los ojos. Luego le dijo: – Ve a lavarte al estanque de Siloé (que significa ‘enviado’)”.

* Sacerdote jesuita

Si quieres recibir semanalmente estos “Encuentros con la Palabra”, puedes escribir a herosj@hotmail.com pidiendo que te incluyan en este grupo.


___________________________________________________________________________________________________

Compartir en redes

Homilías del autor

Homilías

27
ABR

“Cada vez era mayor el número de creyentes que se adherían al Señor, una multitud de hombres y mujeres”

Ver más
27
ABR

“Si no veo en sus manos las heridas (…) no lo podré creer”

Ver más
27
ABR

Dios es misericordia

Ver más
20
ABR

Resucitó al tercer día

Ver más
20
ABR

“Ellos le dieron muerte colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día e hizo que se apareciese, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados de antemano por Dios: a nosotros, que comimos y bebimos con Él después de su resurrección”

Ver más
Ir al contenido
Jesuitas Colombia
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.