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Noviembre 28: Celebremos el Adviento sin descuidar la bio-seguridad

Adviento – domingo I C
(28-noviembre-2021)
Por: Jorge Humberto Peláez, SJ
jpelaez@javeriana.edu.co  Lecturas:
1. Libro de Jeremías 33, 14-16
2. I Carta de san Pablo a los Tesalonicenses 3, 12—4,2
3. Lucas 21, 25-28. 34-36
Al llegar a la iglesia este domingo, hemos visto que se ha producido un cambio en la decoración: el color dominante es el morado (los domingos anteriores los ornamentos eran de color verde), no recitamos el himno del Gloria y las lecturas nos anuncian que algo muy importante va a suceder. ¿Qué nos indican estos cambios? Que hoy comenzamos el tiempo litúrgico del Adviento, que es la preparación de las celebraciones navideñas.
Pero estos cambios de escenografía no solo se dan en el interior de las iglesias. También nuestras ciudades empiezan a ser decoradas con luces, pesebres y árboles de Navidad. Las vitrinas de los almacenes nos anuncian la proximidad de las fiestas navideñas.
¿Por qué todas estas transformaciones? Más allá de la explotación comercial de estas fechas, la Navidad nos recuerda un acontecimiento que marcó un antes y un después en la historia de la humanidad. Hace dos mil años, en un pueblo desconocido del oriente, el Hijo Eterno del Padre asumió nuestra condición humana. Como lo expresa hermosamente san Juan en el Prólogo de su Evangelio, “la Palabra se hizo carne y estableció su tienda entre nosotros”.
¿Quiénes son los protagonistas de este momento tan especial de la historia espiritual de la humanidad? Obviamente, la figura más destacada es un niño indefenso que nace en una pesebrera. Es el Hijo Eterno del Padre, quien se despoja de los atributos propios de la divinidad. María es otra gran protagonista; esta hermosa campesina es invitada a colaborar en el plan de salvación y acepta ser la madre del Salvador. Otra gran figura es José, el prometido de María quien, después de superar en la fe una profunda crisis de confianza, asume su papel como padre legal de Jesús y es la cabeza de la sagrada familia.
Además de Jesús, María y José, el otro gran personaje de este tiempo litúrgico del Adviento es Juan Bautista, quien fue escogido para preparar los caminos del Señor con su llamado a la conversión.
Después de describir el escenario y proclamar los nombres de los personajes principales, profundicemos en el mensaje teológico del Adviento. Celebramos el cumplimiento de la promesa hecha al pueblo de Israel. En su predicación, los profetas habían anunciado la venida de un Mesías, descendiente de la casa de David, que cambiaría la suerte de Israel. Durante este tiempo litúrgico leeremos diversos textos de los profetas, quienes describen a este personaje y las transformaciones que llevará a cabo.
Estos anuncios de los profetas habían generado una gran esperanza. Fueron una potente motivación después del doloroso exilio de Babilonia para emprender la reconstrucción de la ciudad santa de Jerusalén y de su país que habían sido arrasados por los ejércitos enemigos.
Ahora bien, las esperanzas del pueblo de cara al futuro tenían un fuerte componente político. Se ilusionaban pensando que ese Mesías restauraría las viejas glorias de la monarquía, cuya edad de oro fue durante los reinados de David y Salomón. Para frustración de muchos, el Mesías de Israel nascería en una pesebrera teniendo como compañía una mula y un buey, y una escolta de niños pastores.
Al iniciar el tiempo litúrgico del Adviento, preguntémonos cuál es el impacto del acontecimiento que celebramos, que es el nacimiento del Hijo eterno de Dios.
1. Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, es el punto de encuentro entre la divinidad y la humanidad, entre el Creador y las criaturas. Nuestro lenguaje se queda corto para describir este hecho absolutamente inimaginable.
2. Es el restablecimiento de la amistad con Dios, que había sido rota por el pecado que hizo que los seres humanos antepusiéramos nuestro insignificante proyecto y ambición dándole la espalda a la invitación que Dios nos hacía. Gracias a la encarnación, vida, pasión, muerte y resurrección del Señor, participamos de la vida divina. Somos hijos del Padre y coherederos con Cristo.
3. Los textos litúrgicos del Adviento nos ayudan a prepararnos para abrir nuestras mentes y corazones al mensaje de Jesús como Revelador del Padre quien, a través de sus parábolas y acciones milagrosas, nos dará a conocer el plan de Dios.
4. En este tiempo del Adviento, desde la contemplación de un humilde pesebre, nos preparamos para escuchar una propuesta absolutamente disruptiva para alcanzar la felicidad: la propuesta de Jesús Niño está anclada en la sencillez y el desapego. Más adelante en su predicación, nos hablará de las Bienaventuranzas, un modo de vida absolutamente original y en contraste con las aspiraciones de la mayoría de los seres humanos. Un camino de plenitud que causa perplejidad cuando se lo escucha por primera vez.
A medida que avanzamos en el tiempo litúrgico del Adviento, irán haciéndose más frecuentes las reuniones con los familiares y amigos. No bajemos la guardia respecto a las medidas de bio-seguridad. Recordemos que el coronavirus todavía está causando estragos en medio de la comunidad. Sigamos respetando las reglas básicas del auto-cuidado.

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