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Septiembre 15, 2013: Guión para la radio

Por: José Martínez de Toda, S.J. 
martodaj@gmail.com GUIÓN RADIOFÓNICO (con preguntas y respuestas)(sobre el Evangelio del Domingo) «Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse» (Lc 15, 1-32 ó 15, 1-10) Moderador/a: Buenos días. Estamos aquí en el Estudio… (Se presentan los participantes).El Evangelio del domingo de hoy cuenta en tres hermosas parábolas la alegría de Dios por un pecador arrepentido. Escuchémoslo. Lectura del santo evangelio según San Lucas (Lc 15, 1-32 ó 15, 1-10)NARRADOR/A – En aquel tiempo se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los letrados murmuraban entre ellos: FARISEO – Ese acoge a los pecadores y come con ellos. NARRADOR/A – Jesús les dijo esta parábola: JESÚS – Si uno de ustedes tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: ¡Felicítenme!, he encontrado la oveja que se me había perdido. Les digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. O si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, reúne a las vecinas para decirles: ¡Felicítenme!, he encontrado la moneda que se me había perdido. Les digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta. NARRADOR/A – También les dijo: JESÚS – Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: HIJO PRÓDIGO – Padre, dame la parte que me toca de la fortuna. NARRADOR/A – El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país, que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos, y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo: HIJO PRÓDIGO – ¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientas yo aquí me muero de hambre! Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros». NARRADOR/A – Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió, y echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo.Su hijo le dijo: HIJO PRÓDIGO – Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. NARRADOR/A – Pero el padre dijo a sus criados: PADRE – Saquen en seguida el mejor traje, y vístanlo; pónganle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traigan el ternero cebado y mátenlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto, y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado. NARRADOR/A – Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: CRIADO – Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud. NARRADOR/A – Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre:HIJO MAYOR Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado. NARRADOR/A El padre le dijo:PADRE – Hijo, tú estás siempre conmigo y todo lo mío es tuyo; deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha revivido estaba perdido y lo hemos encontrado. Pregunta 1 – ¿Quiénes acompañan a Jesús en sus correrías?»Y se llegaban a él todos los publicanos y pecadores a oírle» (v. 1). Jesús atrae grandes multitudes. Los publicanos y pecadores también suben con Él a Jerusalén (14:25). Los publicanos son lacayos de los odiados romanos, a quienes sirven por dinero. Por eso los fariseos y escribas los condenaban por antinacionalistas y egoístas. Los publicanos saben que están equivocados, pero les atrae Jesús, tan santo pero tan misericordioso. Ellos están seguros de que Él puede arreglar su vida y su conciencia. Vienen a oír a Jesús, porque se sienten aceptados por Él – y sienten que Jesús se ALEGRA de su compañía. Algo bueno saldrá de Él. Pregunta 2 – ¿Y qué decían los fariseos y los escribas?Ellos murmuraban: «Éste recibe a los pecadores, y come con ellos» (v. 2b). Acepta a los inaceptables. Y se acordaban de varios casos: El publicano o recaudador de impuestos Leví le dio un banquete.En otro banquete una pecadora le ungió los pies (7:36-50). En otro banquete Jesús recomendó que invitaran sobre todo a los pobres, mancos, cojos, y ciegos(14:1-12), que eran precisamente los que, según la ley, ni podían servir en el Templo, por estar castigados por Dios, según ellos, por su pobreza y enfermedad.-En la parábola de la gran cena (14:15-24) dijo que si los primeros invitados no venían, invitaría a los pobres, mancos, ciegos, y cojos – dando a entender que ellos, la élite religiosa, sería pasada de largo a favor de aquellos de religión sospechosa. Pregunta 3 – Pero, ¿no tienen algo de razón los fariseos? Así es: Los padres inteligentes recomiendan a sus hijos las buenas compañías.?? Si Jesús come con los pecadores, se lo podrían interpretar como que para Él el pecado importa poco.Pablo aconseja, “No se junten con los infieles: porque ¿qué compañía hace la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión hace la luz con las tinieblas?” (2 Corintios 6:14).Ciertamente los fariseos eran hombres religiosos, pilares de su comunidad. Pero su preocupación por la observación ritual les ha cegado y les ha hecho olvidar el amor de Dios hacia los pecadores. Jesús, en cambio, pide amar a los pecadores y odiar el pecado, pide celebrar la redención, aunque sea de un solo pecador. Jesús va donde hay necesidad. Un médico que rehúsa tocar a una persona enferma no servirá de mucho. Un poco antes Jesús dice: «Los que están sanos no necesitan médico, sino los que están enfermos». (Lucas 5:31-32). Pregunta 4 – ¿Cómo dice Jesús que debemos tratar a los pecadores? Jesús nos cuenta tres parábolas: La oveja perdida, la moneda perdida y el hijo pródigo. Todas tratan el mismo tema de la alegría por el pecador arrepentido. <Si uno de ustedes tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y ¡cómo lo celebras con los amigos!> La pérdida de una oveja rompe el corazón del Buen Pastor; así que deja las 99 ovejas al cuidado de otros pastores amigos, y va a buscarla y a gritar su nombre en el campo, porque ella conoce su voz. El Antiguo Testamento a menudo utiliza la metáfora del pastor para describir el cuidado de Dios por nosotros (Salmo 23; 28:9; 78:52; 80:1; 100:3; Jeremías 31:10; Zacarías 13:7; Ezequiel 34:11, 12b, 16). Pregunta 5 – ¿Cuál es la segunda parábola? La de la moneda perdida. <Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, reúne a las vecinas para decirles: ¡Felicítenme!, he encontrado la moneda que se me había perdido. Les digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.>Las «diez dracmas» equivalen a diez salarios diarios. Finalmente está la parábola del Hijo Pródigo. Hay una progresión en estas tres parábolas. El pastor pierde una de cien ovejas (es el 1%). La mujer pierde una de diez monedas (es el 10%). El padre pierde uno de dos hijos (es el 50%). Pregunta 7 – ¿Por qué se alegra tanto Dios por un pecador arrepentido? Dios no da a nadie por desaparecido ni por muerto, aunque pasen los días y los años. Dios no borra a nadie de su lista. Para Dios no hay personas “no gratas”. Todos estamos en su corazón. En la justicia de Dios no hay silla eléctrica ni inyección letal. Sólo hay amor y perdón para el que se deja encontrar por Él. En las matemáticas de Dios “UNO” es tan valioso como el 99. Pregunta 8 – ¿Somos nosotros así? La Palabra del Evangelio nos invita a revisar nuestro corazón. ¿No somos muchas veces como los fariseos que se incomodaban porque Jesús acogía a los pecadores? Pensando que somos justos, en muchas ocasiones despreciamos a quienes Dios tiene preparada una misericordia inmensa. Nuestras Misas deberían ser momentos de gran alegría: El Padre Bueno recibe, abraza, levanta y envía a quienes buscamos su misericordia perdonadora. «Tú vales más». Y si eres pobre o pecador, vales más aún. Nosotros nos conformamos, si se nos pierde algo pequeño. Si a un vendedor de frutas se le cae un mango o una mandarina, y es difícil recuperarlos, los abandona. Un financista podrá sobrellevar la pérdida del uno por ciento, pero no la pérdida del 99%. Pero el reino de Dios es un lugar donde las reglas normales de negocios no se aplican, y que refleja la naturaleza radical del amor de Dios. Despedida Les invitamos a la Misa, a la Eucaristía, sacramento del amor. Ahí vemos la alegría de Dios por un solo pecador arrepentido. Allí también nosotros nos arrepentimos y nos unimos a la alegría de Dios con los demás hermanos.

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