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El recorrido Cuaresmal

Pensando en Voz Alta

Por: Enrique A. Gutiérrez T, SJ

Marzo 8, 2019

El miércoles pasado volvimos a recibir la ceniza sobre nuestra frente y escuchamos del sacerdote “conviértete y cree en el Evangelio”. Iniciamos así un recorrido de cuarenta días que nos lleva a la celebración del misterio central de nuestra fe: la pasión, muerte y resurrección de Jesús. La pascua es la celebración más importante para quienes tenemos fe.

Este recorrido de la cuaresma está orientado y tiene sentido en cuanto nos conduce a la gozosa celebración de la resurrección del Señor. Este recorrido está marcado por tres elementos claves: la oración, la austeridad y la solidaridad. Es un tiempo de gracia, en el cual se nos invita a reflexionar y revisar nuestra vida, para que haciendo esto la ajustemos a lo que el Señor quiere y el Evangelio nos exige. Es, al mismo tiempo, una invitación a la conversión del corazón. Es tiempo de austeridad que se expresa en las privaciones voluntarias que conforman lo que llamamos abstinencia y que se completa con el ayuno. Nos lo dice el mismo Señor en el evangelio de este domingo “no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Es la llamada apremiante a la austeridad voluntariamente asumida.

Es también el tiempo de la solidaridad, expresada en la campaña de comunicación cristiana de bienes, oportunidad única para compartir no de lo que nos sobra sino de lo que necesitamos para vivir. Es un llamado a nuestra solidaridad hecha vida con las necesidades de otras personas, siguiendo el ejemplo de la viuda “que dio más que los demás porque su ofrenda fueron dos monedas y era todo lo que tenía y lo necesitaba para vivir” como nos lo expresa el evangelio.

En este domingo encontramos la narración de las tentaciones de Jesús, escena que nos recuerda las pruebas y dificultades que todos debemos afrontar y superar en el camino de la vida. Nadie está exento de ellas. Lo importante es cómo las afrontamos, cómo descubrimos dónde está la astucia del tentador, cómo debemos actuar. Jesús nos muestra el camino: no se trata de buscar un camino fácil para realizar la obra de la redención, se trata de seguir la voluntad del Padre. No se hacen las cosas por gusto personal o por capricho.

Sin embargo, a nosotros nos sucede con frecuencia, pretendemos hacer las cosas como nos parece o nos conviene, distanciándonos de lo que se ajusta a un deber ser. La tentación (léase prueba) está siempre ante nosotros, no la podemos evitar. Todo el secreto radica en la manera de hacerle frente y superarla. Como vemos el recorrido cuaresmal es rico en valores y actitudes para fortalecer nuestra vida cristiana, es un camino que se coloca delante de nosotros, que recibimos la invitación para transitar dicho sendero.

De cada uno depende cómo lo hagamos, qué valores desarrollemos y qué actitudes cambiemos. Durante este tiempo se nos repite una y otra vez “ojalá escuchen hoy la voz del Señor, no endurezcan el corazón”. Ese hoy es este tiempo de gracia y bendición llamado cuaresma. Vivámoslo a fondo.

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