En el encuentro sobre paz y reconciliación, gestionado por la Dirección de Gestión Humana de la Administración Provincial de la Compañía de Jesús, compartimos un diálogo que se encaminó a una reflexión colectiva sobre el perdón. Allí participaron tres invitados especiales que representaron distintos sectores de la población que trabajan por alcanzar la paz en el país: el líder campesino del alto Sinú Rogeles Higuita, el excombatiente de las FARC Martín Cruz y el padre jesuita Francisco de Roux. Sus reflexiones y la forma en la que se desarrolló el diálogo son una muestra de que es posible construir una Colombia en paz.
“Nosotros ya no odiamos a nadie”, Rogeres Higuita
Rogeres habló desde la humildad, el recuerdo y la esperanza. Con resiliencia comentó que él acaba de superar la Covid pero que sigue adelante: “si pasamos esa guerra que se vivió es imposible que un virus nos fuera a sacar del medio”, afirmó conociendo que aún queda mucho por hacer. Él sabe que ha pasado retos difíciles como la época en la que posiblemente se cruzaba con Martín Cruz en circunstancias diferentes y que desde ese entonces buscaba el camino de la palabra y del perdón. Sostuvo que “dialogar es mejor que pelear” y que este es un principio que tienen muchas comunidades que intervienen en el proceso de paz. Para él la defensa por el territorio en Córdoba es aún su trabajo principal. Esta labor la realiza en conjunto con los líderes indígenas, los líderes afrocolombianos, los consejos comunitarios y otros representantes de las víctimas. Hablando por estas organizaciones les dijo a los victimarios y a la sociedad colombiana que: “nosotros ya no odiamos a nadie”, que algunos han perdonado desde antes y otros ya están en el proceso de perdonar.
Por esto su trabajo comunitario es desde la sensibilización de la comunidad y considera que para entender mejor qué es la reconciliación debe entenderse que esta debe surgir “desde nosotros y para nosotros en cada territorio”. Así, hizo énfasis en que cada región tiene su cultura y que a través de la convivencia con los mismos victimarios se pueden superar los daños. Con la mirada siempre en el futuro afirmó que las comunidades no pueden quedarse estancadas en el sufrimiento. Reconoció que no todas las organizaciones de víctimas tienen las mismas posturas frente al perdón y que eso es normal, pero que la mayoría de comunidades tienen una visión similar: “tenemos clarísimo no olvidar lo que pasó, sino tenerlo en cuenta”. Rogeres aplica de esta manera lo que le enseñaron los padres jesuitas sobre el dolor: “se supera cuando se le ayuda a la persona que hizo el daño”. Siguiendo este argumento propuso una convivencia con los antiguos victimarios para empezar una vida nueva sin mirar el daño pasado sino lo bueno que se puede hacer en el futuro.
“Para pedir perdón debemos aceptar que hemos cometido errores”, Martín Cruz
Martín Cruz se presentó feliz por el encuentro. Le gusta ser llamado a los espacios de diálogo que aportan a la construcción de un país en paz. Reconoció que el Acuerdo ha sido el mayor acontecimiento de nuestra época y que para todos es una posibilidad de reconciliación. Considera que todo el antiguo Estado Mayor de las FARC está en la línea de aceptar errores deliberados y no deliberados en la guerra. Aceptó que, con el fin de derrotar la guerra, es muy importante el papel de la Comisión por el Esclarecimiento de la Verdad para que se escuchen las múltiples voces y relatos del país. Nos dijo también que el proceso es largo y complejo, que llevamos hasta ahora 4 años, que debemos trabajar más en la sensibilización y, siguiendo lo dicho por Rogeres, afirmó que es necesario llegar a sentarse con las víctimas de frente para reconocer los errores y aportar la verdad. Coincidió también con Higuita en que deben procurarse más diálogos locales donde se acepten responsabilidades concretas y se dé la cara frente a la verdad.
Con miras a cumplir el fundamento mismo del proceso, buscar la paz y la reconciliación, Martín considera que es necesario poder pedir perdón, y que, para eso, se debe aceptar el paso previo y este es aceptar que ellos han cometieron también errores deliberados. Desde la voz del partido FARC reconoció que todos sus representantes están de acuerdo con esta línea de pensamiento, que continúan haciendo ese trabajo interno de aceptar lo que se hizo en la guerra para pedir y poder aceptar el perdón de los colombianos. Para él, recibir el perdón es quizá una meta de largo aliento que se presenta necesaria para aceptar la mutua convivencia y poder poner fin a esta guerra que, considera, sigue siendo fatal.
“Pedir perdón y perdonar son un milagro”, Francisco de Roux
El padre Francisco de Roux, con su gran experiencia en el tema de la búsqueda de la paz, se refirió a la importancia del papel de la Compañía de Jesús en la reconciliación nacional y al esfuerzo educativo que realiza, con la Red de Fe y Alegría, para formar a la ciudadanía en la justicia social, en la responsabilidad social y en la ética pública. Recordó que el encuentro espiritual es el trabajo de los jesuitas en el país y que este es un trabajo por la dignidad de todas las mujeres y hombres del país. El padre Francisco retomó así la invitación del Papa Francisco a perdonar, a la reconciliación, a la protección de la naturaleza y a tener la grandeza de reconocer las fallas. El padre lidera, también, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, uno de los mecanismos creados por el Acuerdo de la Habana para alcanzar la paz; allí procura dignificar a las víctimas para que estas tomen una voz proactiva y sean las que lideren estos procesos de cambio.
Conocer las verdades del conflicto es la gran tarea a la que se enfrenta el padre actualmente. Considera que para alcanzar este fin los victimarios deben reconocer que el mal no es solo un error y que al mal se llega haciendo uso de la libertad; para él ese reconocimiento permite que las víctimas tengan la opción de perdonar. Se enfoca de esta manera en la posición de las víctimas como actores clave en el proceso de reconciliación entendiendo su dolor, que en últimas es un dolor compartido. Afirmó que: igual es el dolor de la madre de un soldado muerto que el de la madre de un guerrillero muerto, que el dolor de un pueblo tomado por la guerrilla es similar que el de otro tomado por los paramilitares. Por eso la verdad sobre los hechos que han causado el dolor no es para que se incrementen los odios y las venganzas, sino para que esta ayude a comprendernos a nosotros mismos y podamos tomar un nuevo camino.
Mirar hacia el futuro
El encuentro terminó con preguntas del público donde los tres invitados coincidieron en que la necesidad de reconciliación va más allá del perdón entre víctimas y victimarios, y en la necesidad de que la sociedad civil, los medios de comunicación y la clase política no se dejen contaminar ni contaminen con el discurso de la imposibilidad del perdón y del odio. Hicieron, por último, un llamado a toda Colombia para que adopte el Acuerdo como propio con el fin de que este sea una herramienta para la reconciliación y la paz.