20 de junio de 2021
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Una nueva celebración nos llega este domingo. Es parte de las celebraciones que desde hace algún tiempo, no sé exactamente cuántos años, nos llega por aquello del comercio, la sociedad de consumo y demás promociones y campañas. Esto no lo podemos negar. Sin embargo, vale la pena aprovechar la oportunidad para pensar un poco más a fondo el mensaje que nos puede dejar, tomando las cosas con un sentido de reflexión.
Desde hace muchos años, casi un siglo, surgió el día de la madre, merecido por cierto. El mundo vive de celebraciones, las necesita para romper la rutina, para salir de lo ordinario. De allí han ido surgiendo los diferentes días que son promocionados y anunciados como ocasiones especiales. No nos quedemos en lo externo y comercial. Pensemos que bien vale la pena dedicar un espacio en nuestro diario vivir, unos minutos a reflexionar sobre lo que significa el ser padre dentro del contexto de nuestra vida. Llegamos a la vida por la decisión de un hombre y una mujer. Ellos, con el paso del tiempo, nos van formando, nos dan su amor, van haciendo de nosotros personas con un sentido de la vida y una misión en el mundo.
Sobre la madre se ha hablado y escrito mucho. Normalmente, no sucede lo mismo con el padre. Es alguien que juega un papel importante en nuestro desarrollo, aunque su misión pueda estar más orientada hacia fuera del hogar, por su mismo trabajo, es alguien que tiene una tarea y una misión hacia el interior de la familia. Es la persona que ofrece la seguridad, que complementa la misión de la madre, que debe convertirse en amigo de sus hijos, que estos lo busquen en los momentos más importantes de su vida, en la toma de decisiones. El padre no puede ser únicamente el proveedor de lo material, quien vela por el sustento, porque nada falte.
Ser papá es asumir el compromiso de formar esos seres que Dios le dio, sus hijos e hijas, preparándolos para la vida, para enfrentar los desafíos y retos que la misma vida les va colocando. Pienso en los adolescentes y jóvenes de nuestro mundo y de nuestro país, pienso en sus temores y ansiedades, en sus dudas y preguntas, en sus incertidumbres y pasos vacilantes. ¿Dónde deben encontrar el apoyo, el consejo y la orientación? En su padre, en la persona que, por la experiencia de la vida, puede ser ese guía y consejero. Sin embargo la realidad nos muestra algo diferente. El gran vacío de comunicación que hay entre papás e hijos. No sucede lo mismo, ordinariamente, con las mamás. Hay en ellas una mayor cercanía y confianza con sus hijos.
Qué bueno que hoy, al caer en la cuenta de la misión de ser papá, cada uno de mis lectores que lo son o están en camino de serlo, comprendan el llamado que la vida misma les hace para que sean en verdad padres para sus hijos, ante todo con el ejemplo de vida, con los valores y actitudes que deben ser para los hijos testimonio de un camino seguro que se ha de recorrer en la vida. Acuérdate, papá que lees esta columna, que no te puedes quedar solo en lo material y económico, que debes ir más allá y darle sentido a la vocación de ser padre. Por eso, feliz día del padre para todos los papás en su día.