El Templo, como lo han definido los expertos, constituye un icono de la herencia Ignaciana. Su diseño, al estilo de las grandes iglesias europeas; su tamaño, los frescos majestuosos que narran episodios significativos de la vida de Jesús, el trabajo del Ábside, los Ambones y los Altares, han sido calificados como únicos en Colombia y el Continente.