Hoy, Señor, quiero pedirte por mi madre y por las madres de todo el mundo, cuando celebramos su día. Mi plegaria quiere salir de lo más profundo del corazón. Es una súplica confiada que quiere ser la oración de los hijos por sus madres. Sí, Señor, siento en mi interior la voz de muchos hombres y mujeres, jóvenes y niños, adultos y ancianos, ricos y pobres, que elevan su voz ante Ti para orar por sus madres.
Te pido por las madres que han sufrido y siguen padeciendo los horrores de la guerra y las consecuencias de la violencia. Por las madres que lloran desconsoladas la muerte de sus hijos, víctimas inocentes de la barbarie. Te ruego, Señor, por las madres que viven la angustia diaria de tener a sus hijos secuestrados, con la incertidumbre de saber si están vivos o no. Son las personas que han perdido su libertad injustamente y contra su voluntad.
Son las madres de esos niños mutilados por las minas antipersonales, quienes no alcanzan a comprender la dimensión del drama que han de vivir el resto de su vida. Oro por las mujeres, esposas viudas, quienes en segundos han quedado solas para convertirse en cabeza de hogar, siendo al mismo tiempo papá y mamá de unos hijos que apenas empiezan el camino de la vida. Por ellas, por quienes han quedado desprotegidas y lo han perdido todo porque se han convertido en desplazadas, cadena interminable de víctimas, de la violencia que padecemos.
Mi plegaria se eleva, al mismo tiempo, por todas las madres que celebran este día, rodeadas de sus hijos, quienes con alegría le dan gracias a Dios por todo lo que han recibido. Por aquellas madres que pueden darle todo el amor y cuidados que sus hijos requieren, por quienes cuentan con el apoyo de sus esposos para ser las primeras educadoras de sus hijos. Por las madres que reciben con un beso a sus hijos cuando regresan al hogar después de una jornada de estudio o trabajo. Por ellas también te pido, Señor.
Oro por todas las madres solteras, quienes un día tomaron la decisión de traer a sus hijos al mundo, teniendo en su contra a muchas personas, porque fueron valientes y se ganaron la vida y el amor en la batalla que libraron en su interior. Son mujeres que han luchado para lograr serlo todo en la vida de sus hijos. Por ellas elevo mi plegaria. Finalmente, te pido por todos los hijos e hijas para que sepamos valorar el amor y el sacrificio de nuestras madres, para que sepamos corresponder a toda su dedicación, para que les devolvamos el amor que nos han dado en obras de respeto, responsabilidad y entrega. Que, como hijos, tengamos un corazón agradecido que reconozca en las mamás el rostro amoroso de nuestro Padre Dios y que podamos decir con el corazón, no solo con los labios, FELIZ DÍA MAMÁ.