Pensando en voz alta | 4 de septiembre de 2022
Por: Enrique A. Gutiérrez T., SJ
El 9 de septiembre se celebra la fiesta de San Pedro Claver, santo jesuita que trabajó con los esclavos venidos de África a Cartagena entre 1614 y 1654. Llamado el apóstol de los esclavos negros, es el patrono de los derechos humanos en Colombia. El 4 de septiembre marca el comienzo de la Semana nacional por la Paz. ¿Qué relación hay entre lo uno y lo otro? Es cierto que hay una distancia de casi 370 años entre la época de la colonia, en la cual vivió San Pedro Claver y la realidad que estamos viviendo en el siglo XXI. Sin embargo, las problemáticas se asemejan. Veamos.
El escenario de la Cartagena colonial estaba marcado por una aristocracia española poderosa e influyente, unos granadinos, que eran subalternos de los españoles y unos esclavos negros traídos del África, tratados con indignidad, llegando algunos a afirmar que “no tenían alma”. El trato dado era infrahumano, por eso Pedro Claver se dedica a aliviar sus enfermedades, a darles consuelo espiritual y material, a anunciarles el mensaje de Jesús de Nazareth. Tuvo opositores y contradictores, su acción no siempre fue bien vista. Llegó a firmar como “Pedro Claver, esclavo de los esclavos negros para siempre”.
Este grupo de personas, traídas en barcos, hacinados y sin un trato digno eran los desplazados de aquella época. Hoy, cuando caminamos en el siglo XXI, tenemos otros desplazados, algunos de ellos, miembros de esta misma raza como sus descendientes, sometidos a tratos inhumanos, donde sus derechos humanos no son respetados, donde la dignidad de la persona es maltratada, donde el derecho a la vida es pisoteado, donde los conflictos no se solucionan por la vía del diálogo y la reconciliación, sino que son parte de una cadena desenfrenada de violencia y parte de una guerra absurda. Hoy, encontramos otros Pedros que, al estilo de aquel jesuita del siglo XVII, quieren seguir siendo la voz de los que no tienen voz, que aun a riesgo de su propia vida han comprendido que ese es el camino para construir una patria mejor, más fraternal y amable, donde la paz sea posible por el esfuerzo de todos.
En estos días hemos celebrado el vigesimoquinto aniversario de la muerte de la Santa Madre Teresa de Calcuta, apóstol de los más pobres entre los pobres, mujer excepcional, quien, habiendo vivido en la noche oscura de la fe, supo encontrar a Dios presente en sus hermanos más necesitados y abandonados. Otra defensora de los derechos humanos.
Esta semana tendremos la oportunidad de reflexionar sobre dos aspectos: nuestro compromiso real en la tarea de construir la paz y la manera como estamos respetando los derechos humanos, comenzando por nuestra propia casa, las personas que tenemos más cerca de nosotros y en particular, con respecto a los desplazados, a los migrantes, a los marginados de nuestra sociedad. ¿Estaríamos en condiciones de asumir el compromiso de defender los derechos humanos de las personas que se sienten afectadas por situaciones de este tipo? ¿Qué ejemplo nos deja Pedro Claver?