Queremos invitarles a acompañarnos en este deseo de revitalización y renovación que requiere de todos (as).
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Un saludo fraterno para todos (as).
Conscientes de la fuerza que la 1ª Preferencia Apostólica Universal (PAU) le va imprimiendo a este devenir apostólico de nuestra Compañía, tanto la CPAL como la Provincia Colombiana han elevado esta preferencia a una “prioridad”.
Empeñados como estamos en hacer realidad este deseo de “mostrar el camino hacia Dios por medio de los ejercicios y el discernimiento”, el CIRE está en un proceso de renovación que nos impulsa a un “relanzamiento”. Pronto estaremos enviándoles todo el material preparado para dicho objetivo: nueva página web con servicios actualizados (agendas de todas las casas de ejercicios, noticias constantes sobre ofertas diversas, locales, nacionales e internacionales; botón de pago, formatos de inscripción, blogs dinámicos, links a todas las casas y obras de la Provincia, videos sobre espiritualidad, materiales para ejercicios y acompañamiento, etc.).
Del mismo modo, y como una nueva oferta de la Provincia a todas las provincias de América Latina y el Caribe, iniciaremos un curso de actualización sobre los Ejercicios Espirituales. Este curso está dirigido a jesuitas, religiosos (as), laicos (as) colaboradores de nuestra misión. El curso, que hemos bautizado Curso San Claver, será presencial y tendrá una duración de 4 meses (del 19 de julio al 19 de noviembre), a realizarse en la Casa de Espiritualidad San Claver, en Santandercito (Cundinamarca, Colombia). Oportunamente estaremos informándoles sobre costos y financiación.
Por último, queremos invitarles a acompañarnos en este deseo de revitalización y renovación que requiere de todos (as). Su oración es importante; su disponibilidad para acompañar (presencial y/o virtualmente) nos resulta muy útil; su ofrecimiento para acompañar retiros y/o ejercicios es fundamental; la difusión de nuestra oferta nacional requiere de su participación y reenvíos a sus propias redes.
Que este tiempo de gracia en el que celebramos los 500 años de la herida de Pamplona, podamos recobrar la experiencia espiritual de Ignacio, resignificar nuestras heridas desde la experiencia de Jesús y anunciar, desde nuestra propia vida, el mensaje de la Buena Noticia.