Lecturas:
- Jonás 3: 1-10
- Salmo 24: 4-9
- 1 Corintios 7: 29-31
- Marcos 1: 14-20
En este año 2024 el Evangelio de Marcos nos acompañará durante casi todos los domingos. Los estudiosos del Nuevo Testamento consideran que es el más antiguo de los cuatro relatos evangélicos, escrito hacia los años 70-75 D.C. También lo valoran como el texto más influyente del Nuevo Testamento, porque fijó la vida mesiánica de Jesús, desarrolla un tipo de teología centrada en su muerte –entendida esta como acontecimiento mesiánico- , interpreta el conjunto de la vida de Jesús como revelación definitiva del Dios bíblico, cumplimiento de las promesas de Israel, abierta ya universalmente a toda la humanidad. Pero también subraya el llamado “secreto mesiánico” y el carácter doloroso y crucificado de este mesianismo. Los evangelistas Mateo y Lucas lo tomaron como base canónica para sus respectivos textos. [1]
Con la muy conocida postura de Jesús de rechazo enfático a toda espectacularidad y triunfalismo, los estudiosos definen como “secreto mesiánico” al discreto silencio de Jesús sobre su condición de Mesías, ejercicio permanente del anonadamiento del Dios que se encarna en pobreza, en marginalidad, en cercanía amorosa con los últimos del mundo, sin reclamar para sí aplausos y honores. [2] Marcos anuncia que la misión mesiánica de Jesús es crucificada, consecuencia del misterio de la encarnación.
Siguiendo la lógica del ciclo litúrgico, comienzos del año, proyectos de vida, el texto de Marcos que hoy se propone es una invitación a la conversión: “Después de que metieron a Juan en la cárcel, Jesús fue a Galilea a anunciar las buenas noticias de parte de Dios. Decía ha llegado el tiempo, y el reino de Dios está cerca. Vuélvanse a Dios y acepten con fe sus buenas noticias”. [3] Nótese que el anuncio empieza después de constatar la prisión a la que fue sometido Juan el Bautista, como consecuencia de sus denuncias de la incoherencia en la que vivían el rey Herodes y muchos de los dirigentes políticos y religiosos de Israel. Juan, ya lo hemos comentado, invitó a un gran movimiento de cambio de mente y de conducta, profundamente inquieto por la ligereza moral de sus paisanos y contemporáneos. En coherencia con esa dinámica, de la que participó como oyente y como “bautizado” por el profeta, Jesús anuncia la proximidad del reino, la preparación para el mismo y lo propio de su trabajo: “Las buenas noticias de parte de Dios”.[4] Jesús no reduce su ministerio a consideraciones moralizantes, tampoco a reformas rituales o a propiciar que la gente participara más en el templo y en la sinagoga. Con Él se inaugura un tiempo de novedades cualitativas en la relación de Dios con su pueblo, de este con Él; a unas gentes agobiadas por la exclusión y la pobreza, por la marginación religiosa y moral, por el desprecio que les profesaban los dominadores romanos y la dirigencia de su propio país. Jesús les llega con un mensaje que transforma en un ciento por ciento la imagen y la experiencia de Dios, lo revela como el Padre misericordioso que acoge, bendice, dignifica a todos; se empeña en que cada ser humano sea reconocido, respetado, se pone de parte de los vulnerables/vulnerados, no lanza al infierno a los pecadores, les transmite misericordia y compasión, celebra con todos el gozo de vivir, comunica la plena solidaridad salvífico-liberadora de Dios con la humanidad.[5] La categoría central de su misión es el REINO DE DIOS, a eso dedica su enseñanza, su predicación, su pedagogía en parábolas, sus señales milagrosas y, en general, toda su conducta y servicio. [6]
Se nos ocurre traer a cuento la frase-cliché propia del comienzo de cada año: “Feliz y próspero año nuevo”, con todos sus equivalentes, un lenguaje convencional que ya no dice nada de valor. Miremos: empieza el año y viene la racha de malas noticias: sube el costo de vida, el sueldo que no alcanza, tragedias naturales, violencias a montón, decisiones injustas de los gobernantes, enfermedades propias o de seres queridos, fracasos y rupturas afectivas, pérdida del trabajo, corrupción. Es siempre la misma historia. ¿Constatar esto es ser profeta de desgracias? ¿Equivale esto a que no vale la pena vivir? ¿Es absurda nuestra condición? ¿El tamaño e intensidad de las malas noticias oscurecen las buenas? ¿No hay lugar para la esperanza? O, más bien, ¿esta inevitable y dramática realidad nos lleva a experimentar la necesidad de un sentido definitivo de la vida, de una buena noticia que nos cualifique para resignificar el sentimiento trágico en una novedosa y llamativa oferta de sentido? [7] La invitación que hace Jesús en Marcos es a disponerse para algo apasionante, novedoso, sorprendente, en el mejor significado de estos términos, y empieza a invitar a algunos a participar de su proyecto, como lo hace también con nosotros en este comienzo de 2024: “Iba Jesús bordeando el mar de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano Andrés largando las redes en el mar, pues eran pescadores”. Jesús les dijo: “vengan conmigo, y los haré llegar a ser pescadores de hombres”. Ellos dejaron las redes al instante y le siguieron. [8] Vamos a salirnos del esquema habitual de interpretación de este texto, y otros similares, como referido solamente a los que siguen el camino del ministerio o el de la vida religiosa. ¡No, señor! Jesús está invitando a todo ser humano que quiera aceptar tal invitación para que sea genuinamente humano según su propuesta, que es la del mismísimo Dios: “Les digo, pues, hermanos, que el tiempo apremia”. El discipulado es una condición fundamental en la invitación que hace Jesús, a los de aquel tiempo inicial del cristianismo, y también a nosotros, los de hoy. Ser discípulo es asumir como propio el Evangelio, las bienaventuranzas el estilo de Jesús, vivir nuestra humanidad como él, siempre explorando las señales de Dios en nuestra realidad. Hay una diferencia cualitativa entre ser discípulo del Señor y – como sucede a muchos – ser un “consumidor” de servicios religiosos sin mayores implicaciones para la transformación de la vida.[9]
Se trata de apostarle a ser magníficas personas, honestas, bondadosas, serviciales, ejerciendo la ética de la projimidad sin descanso, con la conciencia firme, libres de ideologías, de sometimientos a poderes alienantes, testigos del mundo definitivamente salvífico y liberador que irrumpe en Jesús, en constante ruptura con lo que nos hace esclavos e hipoteca nuestra dignidad.[10] El discípulo auténtico destaca por ser una persona a carta cabal, realista, esperanzada, conectado con la vida real, propositiva, innovadora, honesta, comprometida con las mayores causas de justicia y solidaridad, espiritual, trascendente; nunca timoratos ni leguleyos, jamás soberbios ni farisaicos, siempre en trance de humildad. Que el tomar en cuenta la invitación de Jesús sea para nosotros la mejor oportunidad de crecimiento integral. ¡Están dadas las pautas para renovarnos en este 2024!
El relato de la primera lectura – del profeta Jonás – de entrada, puede parecer disonante para nuestra mentalidad moderna. Sin embargo, al desmenuzarlo, lo veremos con clara incidencia en nuestra vida real, la del mundo contemporáneo. El profeta Jonás había recibido el llamamiento para la misión, pero se había resistido a aceptarla, haciendo todo lo posible por rechazar al mismo Dios, más luego se sorprende por el “éxito” inesperado de su predicación. Su ministerio consiste en confrontar con severidad a los habitantes de Nínive, la gran ciudad de Babilonia, el profeta empieza a ejercer su tarea de mala gana, pero se encuentra con que “le hacen caso”: “Los ninivitas creyeron en Dios, organizaron un ayuno y grandes y pequeños se vistieron de saco (sayal). El anuncio llegó hasta el rey de Nínive, que se bajó del trono, se quitó su manto, se cubrió de saco y se sentó en la ceniza“. [11]
Nínive, capital, sede de ricos y poderosos, viene a ser como aquellos espacios sociales, tan frecuentes siempre en la historia, olvidados de Dios y del prójimo, embebidos en su ego, en su bienestar y comodidades, en sus privilegios, donde el clamor de los pobres y abandonados no tiene eco. El profeta, probablemente inseguro y temeroso, empieza su misión, y la respuesta de los ninivitas, favorable, profunda, radical, es para él como un mensaje del mismo Dios y de la vida que lo sacan de su mediocridad. ¿Cómo hablar hoy de los valores definitivos en medio de la sociedad de consumo, de los afanes de los poderosos por obtener más prebendas, de las desaforadas carreras que promueve la idolatría del dinero, del individualismo “neoespiritual” de ciertas tendencias que sólo quieren un ego acomodado, sentirse bien, “recibir caricias del cielo”, sin compromiso de fraternidad y de servicio? [12] Que nuestra vida sea un lenguaje de lo divino y de lo humano, modesto sí, pero elocuente-.
La profecía de Jesús es liberadora de ideologías, de los ídolos del ego, del dinero, del poder, de la vida sin referentes de trascendencia y sin prójimo. Ella nos propone preguntas de fondo para hacernos exigente autocrítica, también rupturas y desapegos, para acceder a la novedosa divinidad-humanidad de Jesús, en quien se nos revelan la identidad de Dios y la nuestra propia: “Pero esto no tiene nada que ver con lo que han aprendido de Cristo, si es que han oído hablar de él y en él han sido enseñados conforme a la verdad de Jesús; en cuanto a su vida anterior, despójense del hombre viejo, que se corrompe dejándose seducir por deseos rastreros, renueven su mente espiritual y revístanse del Hombre Nuevo, creado según Dios, que se manifiesta en una vida justa y en la verdad santa”. [13]
[1] CHARPENTIER, Etienne. Para leer el Nuevo Testamento. Verbo Divino. Estella, 2019. GNILKA, Joachim. El Evangelio según San Marcos. Sígueme. Salamanca, 1987. PIKAZA, Xabier. El Evangelio de Marcos. La buena noticia de Jesús. Verbo Divino. Estella, 2012. GUIJARRO, Santiago. Los cuatro evangelios. Sígueme. Salamanca, 2016. MATEOS, Juan y CAMACHO, Fernando. El Evangelio de Marcos (3 volúmenes). El Almendro. Córdoba, 2000. JEREMIAS, Joachim. Teología del Nuevo Testamento ( 2 volúmenes). Sígueme. Salamanca, 1985. GARCÍA VIANA, Luis Fernando. Marcos, el evangelio de Jesús, Mesías e Hijo de Dios. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 12 de noviembre de 2005.
[2] CASTRO SÁNCHEZ, Secundino. El sorprendente Jesús de Marcos. El evangelio de Marcos por dentro. Desclée de Brower. Bilbao, 2010. CARBULLANCA NÚÑEZ, César. El evangelio de Marcos. Facultad de Teología Evangélica. Concepción, 2007. BRAVO GALLARDO, Carlos. Jesús, hombre en conflicto. El relato de Marcos en América Latina. Sal Terrae. Santander, 1986. GUIJARRO, Santiago. El camino del discípulo. Seguir a Jesús según el evangelio de Marcos. Sígueme. Salamanca, 2015. VERNOLA, Pablo. “Vé detrás de mí…”Análisis exegético y reflexión teológica de Marcos 8:27-33. Trabajo para obtener el grado de Licenciatura especializada en Sagrada Escritura. Pontificia Universidad Católica Argentina. Buenos Aires, junio de 2018.
[3] Marcos 1: 14-15
[4] Marcos 1: 14
[5] CATALÁ, Toni. La Buena Noticia de Jesús. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2005. ALFARO, Juan. Esperanza cristiana y liberación del hombre. Herder. Barcelona, 1975. BALLESTER GELABERT, Martín. Salvación-humanización. Esbozo de una teología de la gracia. Paulinas. Madrid, 1985. ELLACURÍA, Ignacio. Historicidad de la salvación cristiana. En Revista Latinoamericana de Teología número 1; páginas 5-45. Universidad Centroamericana José Simeón Cañas UCA. San Salvador, 1984. SEMASSA HINVO, Noel. ¿La salvación en Jesucristo, buena noticia para hoy? Trabajo de grado para obtener el título de teólogo. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2021. AGUIRRE MONASTERIO, Rafael. Jesús anuncia el reino y nos revela un Padre entrañable y misericordioso. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 8 de noviembre de 2011. CASTILLO, José María. El Reino de Dios, por la vida y la dignidad de los seres humanos. Desclée de Brower. Bilbao, 2001. JEREMÍAS, Joachim. Abba: el mensaje central del Nuevo Testamento. Sígueme. Salamanca, 1985. LEGIDO LÓPEZ, M. Misericordia entrañable: historia de la salvación anunciada a los pobres. Sígueme. Salamanca, 1987. CASTILLO, José María. Teología popular: la buena noticia de Jesús. Desclée de Brower. Bilbao, 2013. PAGOLA, José Antonio. La buena noticia de Jesús: ciclo B. PPC. Madrid, 2018.
[6] ALEGRE SANTAMARÍA, Xavier. El reino de Dios y las parábolas en Marcos. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 22 de noviembre de 2005. JARDÓN PALACIO, José Santiago. La novedad del Reino de Dios en el Evangelio de san Marcos. Referencia para el discernimiento espiritual cristiano. Trabajo de grado para obtener el título de licenciado en ciencias religiosas. Instituto Superior de Ciencias Religiosas. Barcelona, 2021.
[7] POLO, Leonardo. La persona humana y su crecimiento. Eunsa. Pamplona, 1996. NEMO, Philipe. Job y el exceso del mal. Caparrós. Madrid, 1995. PLASENCIA LLANOS, Vicente. Ser humano: un proyecto inconcluso. Reflexiones filosófico-teológicas sobre la Antropología. Universidad Politécnica Salesiana. Cuenca, 2017. FORMENT, Eudaldo. Cuestiones fundamentales de antropología cristiana. En Cuadernos de Pensamiento número 21, páginas 11-31. Fundación Universitaria Española. Madrid, 2008. ESTRADA DÍAZ, Juan Antonio. El ser humano como proceso: don y naturaleza. En Revista Iberoamericana de Teología volumen 10, número 19, páginas 77-104. Universidad Iberoamericana. Ciudad de México, julio-diciembre 2014.
[8] Marcos 1: 16-18
[9] OGDEN, Gregory J. Manual del Discipulado. Clie. Barcelona, 2006. MASCILONGO, Paolo. El discipulado en el Nuevo Testamento. Didaskalos. Madrid, 2022. OXBROW, Mark. Discipulado de vida entera. Viviendo vidas modeladas en Jesús. Faith2Share. Oxford, 2017. BARRIOS TAO, Hernando. Seguidores y seguidoras del Maestro de Nazaret: un problema de identidad. En Franciscanum número 145, páginas 11-25. Universidad de San Buenaventura. Bogotá, enero-abril 2007. MONTES PERAL, Luis Ángel. Tras las huellas de Jesús, seguimiento y discipulado. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2006. SOBRINO, Jon. El Jesús histórico nos llama al discipulado en América Latina y el Caribe. En Theologica Xaveriana volumen 57, número 161; páginas 127-157. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, enero-marzo 2007.
[10] BOFF, Leonardo. Jesucristo, el Liberador. Ensayo de Cristología crítica para nuestro tiempo. Sal Terrae. Santander, 1983. GALLI, Carlos María. Jesucristo, camino a la dignidad y a la comunión. Ágape. Buenos Aires, 2010. ESPEJA, Jesús. Jesucristo, una propuesta de vida. San Pablo. Madrid, 2010. MARTÍNEZ DÍEZ, Felicísimo. Creer en el ser humano, vivir humanamente. Antropología en los evangelios. Verbo Divino. Estella, 2012. ARQUIDIOCESIS DE BOGOTA. Redescubrir a Jesús, quien camina con nosotros. Guía para el catequista. San Pablo. Bogotá, 2016. RADCLIFFE, Timothy. Ser cristianos en el siglo XXI. Una espiritualidad para nuestro tiempo. Sal Terrae. Santander, 2011.
[11] Gestos penitenciales significativos en el mundo bíblico. Jonás 3: 5-6
[12] ALFARO KEIM, Alberto. La falsa espiritualidad: un tema trascendental, y un mensaje de esperanza en un mundo de cambios. En Cuadernos de Neuropsicología volumen 1 número 3, páginas 174-371. Centro Académico de Estudios en Neurología. Santiago de Chile, 2007. GRACIA, Agustina. Espiritualidad, nueva era y religión. Un abordaje etnográfico de categorías en fricción. En Religiao e Sociedade, volumen 40, número 3; páginas 73-94. Instituto de Estudios da Religiao. Río de Janeiro, 2020. KLOPPENBURG, Boaventura. Movimientos pseudo-espirituales. En Medellín volumen 7 número 28; páginas 480-530. Instituto Teológico Pastoral del CELAM. Medellín, diciembre de 1981. CONSEJO PONTIFICIO DE LA CULTURA & CONSEJO PONTIFICIO PARA EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO. Jesucristo, portador del Agua de la Vida. Una reflexión cristiana sobre la nueva era. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2003.
[13] Efesios 4: 20-24.