Lecturas:
- Ezequiel 18: 25-28
- Salmo 24: 4-9
- Filipenses 2: 1-11
- Mateo 21: 28-32
El modo de ser de Dios en la historia humana, en la realidad nuestra, es encarnatorio, lejano de todo triunfalismo, vaciado de pretensiones de poder; a esto alude la segunda lectura que se nos propone para este domingo: “Tengan entre ustedes los mismos sentimientos de Cristo Jesús: el cual, siendo de condición divina, no reivindicó su derecho a ser tratado igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo tomando condición de esclavo. Asumiendo semejanza humana y apareciendo en su porte como hombre, se rebajó a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y una muerte de cruz”. [1] La palabra griega que utiliza el Nuevo Testamento para describir esta realidad es KENOSIS, [2] que significa anonadamiento, despojo total de sí mismo, renuncia al vano honor del mundo, presencia crucificada entre nosotros, ofrenda total de su propio ser padeciendo la ignominia de la cruz y asumiendo un estilo de vida en pobreza junto con los pobres del mundo. Ese vaciamiento es el que salva y llena de sentido nuestra existencia; en ese ofrecimiento de todo lo suyo, hasta quedarse sin nada para él, reside nuestra salvación. ¡Felicísimo misterio central de nuestra fe!
Este elemento es determinante en la fe cristiana, y tiene exigencias éticas y espirituales decisivas para quienes deseamos tomar en serio al Señor Jesucristo. Nuestra religión, desde sus orígenes, es decir, en el mismo Jesús, es radicalmente opuesta a la espectacularidad, al poder, y tiene en la raíz de su credibilidad la ofrenda martirial de la vida. Esto debe ser para nosotros materia constante de examen de conciencia, de confrontación de nuestras mentalidades y estilos de vida, para despojarnos de todo lo que tenga visos de autosuficiencia, de vanidad, de “alianza” con los ídolos del poder y del dinero. Seguir a Jesús, lo decimos con frecuencia, no es un acomodamiento “tranquilo” a prácticas religiosas formales, sino una manera de vivir en clave de donación, de superación constante del egocentrismo, de no hacer el juego a las presiones de la fama, de la obsesión por la riqueza, trocando todo esto en la perspectiva del servicio, de ser portadores de sentido para la vida del prójimo, de no vender la conciencia a los asedios de ese mundo que sofoca su trascendencia en el consumismo, en la vida fácil, en la insensibilidad ante el sufrimiento de las grandes mayorías de la humanidad. [3] El espíritu de las BIENAVENTURANZAS marca claramente los valores prioritarios del proyecto de Jesús, todos ellos exaltan la vida discreta, el “bajo perfil”, la entrega incondicional a la solidaridad y al servicio, el libre despojo de todos los indicadores sociales de prestigio, y la afirmación de la genuina felicidad, de una existencia llena de significado trascendente, colmada por el mismísimo Dios que se nos revela en Jesús. [4]
Que este aspecto esencial del Evangelio no nos pase desapercibido, que toque hasta la raíz nuestras motivaciones, valores y conductas. Que el relato de nuestra vida sea una narrativa inscrita en la del mismo Señor, que nuestro proceso de discernimiento nos mantenga siempre alertas para revisar con criterio evangélico todo lo que nos aparte de esta dinámica. Que nos reconozcamos siempre como hombres y mujeres de las Bienaventuranzas, del vaciamiento del ego prepotente, que la cruz del Señor sea siempre estímulo e incitación a la donación amorosa de todo lo que somos y hacemos. [5]
Es clave en la lógica de Jesús su predilección por todos los humillados, condenados morales, prostitutas, cobradores de impuestos, señalados como indeseables, portadores de enfermedades “malditas” como la lepra, rechazados de la sociedad. Esta conducta de Jesús es la más clara señal del reino de Dios que él instaura en la historia de la humanidad: la revelación que él hace de Dios es la de un Padre – Madre que es garantía de sentido y dignidad para los últimos del mundo, para todos aquellos que se sientan desesperanzados, pero siempre clamando reconocimiento junto con el abrazo teologal del perdón y de la nueva oportunidad de vivir con sentido.
Jesús desnuda los ropajes de la vanidad religiosa y de las apariencias de santidad y de moralidad, para llegar a la pregunta de fondo que confronta rigurosamente tales actitudes. Para el judaísmo contemporáneo de Jesús la santidad consistía en el acatamiento y práctica de un extenso conjunto de prescripciones relacionadas con sus rituales. Son frecuentes las discusiones suyas con los hombres religiosos que le ponían a prueba para verificar si era él un judío piadoso y observante, con el fin de tener argumentos para acusarlo como blasfemo y contrario a las tradiciones religiosas de Israel. [6] Es clásico el capítulo 23 del evangelio de Mateo, en el que Jesús lanza siete maldiciones contra los escribas y fariseos, con palabras muy fuertes, que aún hoy suenan con extrema severidad: “Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que purifican por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña e intemperancia”. [7] Una advertencia así no se queda solamente para aquellos sacerdotes y maestros de la ley, también se extiende a las prácticas religiosas de todos los tiempos de la historia, cuando ellas no están respaldadas por una vida convertida sinceramente al amor de Dios y a la solidaridad con el prójimo.
La relación coherente entre el culto y la vida es indispensable, la rectitud de esta es la que garantiza la autenticidad de aquel; lo que se significa en el rito debe llevarse a la cotidianidad, a los diversos ámbitos de la vida, la relación de pareja, la familia, la formación de los hijos, el ejercicio de la sexualidad, la atención solidaria a los pobres y marginados, el reconocimiento respetuoso de las diferencias, el cuidado del hábitat, el compromiso permanente con la dignidad humana, la protección de la vida en todas sus formas, el manejo del dinero y de los recursos materiales, el acceso al conocimiento, la seriedad en los estudios, el trabajo entendido como servicio, la participación en la construcción del bien común. Una vida íntegra referida a Dios evidencia su plenitud en la relación con los demás, este es el culto agradable que le debemos, todo lo que allí se celebra y expresa debe tener decisivas implicaciones en una nueva manera de ser y de vivir, modelada según el proyecto original de Jesús. [8]
La parábola que propone hoy el evangelio de Mateo alude a aquellas personas que se dicen muy religiosas pero negadas al amor de Dios y a sus implicaciones éticas, en contraste con aquellos que son tenidos por no creyentes y ajenos a la Iglesia, pero sinceros en sus convicciones, y abiertos al don de Dios. Para ello señala dos actitudes: “Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero le dijo: Hijo, vete hoy a trabajar en la viña. El respondió No quiero, pero luego se arrepintió y fue. Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. El respondió: voy, señor, pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del Padre? El primero, le dicen”. [9]
Su referencia crítica es evidente, destacando con sutileza la actitud negligente ante la conversión de quienes se dicen los más cumplidores de la religión, los que presumen de ser ejemplo de vida recta y modelo para los demás, despreciando a quienes no practican la religión como ellos. [10] Una de las causas del ateísmo y de la lejanía de muchos de la vivencia religiosa es el estilo de algunos que se dicen observantes, estrictos cumplidores de sus rituales, pero con un corazón endurecido en el que predomina la ley sobre el ser humano, siempre en plan de juzgar y condenar al prójimo, presentando como base de este comportamiento la imagen de un Dios justiciero, vengativo e implacable. [11] Jesús transforma radicalmente la relación entre los seres humanos y Dios dejando atrás el esquema de la mediación ritual para proponer la vida del creyente como ámbito de auténtico culto: “Pero llega la hora, ha llegado, en que los que dan culto auténtico adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Porque esos son los adoradores que busca el Padre. Dios es Espíritu y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”. [12]
Muchos de los que son despreciados por ateos y agnósticos resultan de ejemplar honestidad y rectitud en sus vidas. Las palabras de Jesús a este propósito son durísimas: “Les aseguro que los recaudadores de impuestos y las prostitutas entrarán antes que ustedes en el reino de Dios. Porque vino Juan, enseñando el camino de la justicia, y no le creyeron, mientras que los recaudadores de impuestos y las prostitutas sí le creyeron. Y ustedes, aún después de verlo, no se han arrepentido ni le han creído”. [13]
El Evangelio siempre nos trae posibilidades de crecimiento y conversión. Este tema de hoy es antiguo y reiterado, pero su trasfondo es inagotable y susceptible de un proceso constante y creciente de configuración con Jesús, con el proyecto del Padre, realidad que se manifiesta cuando damos el salto de la religiosidad formal a la pasión por la verdad que se manifiesta en el reverso de la historia, en las muchas cruces de la humanidad, en la indignación de Dios con las injusticias de los “buenos”: “Les aseguro que los publicanos y las prostitutas entrarán antes que ustedes en el reino de Dios” [14], severas palabras de Jesús para estos fariseos “observantes”, potente pregunta de control de calidad para nuestra práctica religiosa.
Bibliografía:
[1] Filipenses 2: 5-8
[2] RUIZ SOLER, Marcos & NÚÑEZ DE CASTRO, Ignacio. La kénosis del Dios trinitario. Reflexiones desde la teología de la naturaleza. En Revista Estudios Eclesiásticos volumen 92 número 360, páginas 53-94. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2017. O´COLLINS, Gerald. La encarnación. Sal Terrae. Santander, 2003. ARANDA, Antonio. La cuestión teológica de la encarnación del Verbo: relectura de tres posiciones características. En Revista Scripta Theologica número 25, páginas 49-94. Universidad de Navarra. Pamplona, 1993. TEMPORELLI, Clara María. La kénosis como principio de vida y espiritualidad cristiana. En https://www.maxwell.vrac.puc-rio.br/31904/31904.PDF CORDOVILLA, Ángel. El misterio del Dios trinitario. Dios-con-nosotros. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2014. GAVRILYUK, P. El sufrimiento del Dios impasible. Sígueme. Salamanca, 2012. OSORIO HERRERA, B. Kénosis y donación: la kénosis como atributo divino. En Revista Cuestiones Teológicas volumen 41, número 96, páginas 347-376. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2014. ROSELL, S. La nueva identidad de los cristianos: himno a Cristo en la carta a los Filipenses. Sígueme. Salamanca, 2010.
[3] MONTES, Luis Ángel. Tras las huellas de Jesús. Seguimiento y discipulado en Jesús. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2006. MESTERS, Carlos. Seguir a Jesús: los Evangelios. Verbo Divino. Estella, 2000. ZAMORA ANDRADE, Pedro Pablo. Seguir a Jesús, el Señor, y proseguir su proyecto. Verbo Divino. Estella, 2021. DUNN, J. La llamada de Jesús al seguimiento. Sal Terrae. Santander, 2001. GUIJARRO OPORTO, Santiago. Jesús y sus primeros discípulos. Verbo Divino. Estella, 2007. VILA PORRAS, Carolina. De la exégesis de las bienaventuranzas a su praxis cristiana, Mateo 5: 3-10. En Revista Cuestiones Teológicas volumen 40, número 93, páginas 173-196. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, enero-junio 2013.
[4] DUMAIS, Marcel. El sermón de la montaña (Mateo 5 – 7). Verbo Divino. Estella, 1999. CHERCOLES, Adolfo María. Las Bienaventuranzas, corazón del Evangelio. Mensajero. Bilbao, 2014. PIKAZA, Xabier. Dios o el dinero. Sal Terrae. Santander, 2018. PAGOLA, José Antonio. Jesús y el dinero. PPC. Madrid, 2013. RADCLIFFE, Timothy. Ser cristianos en el siglo XXI: una espiritualidad para nuestro tiempo. Sal Terrae. Santander, 2016. DUPONT, Jacques. El mensaje de las Bienaventuranzas. Verbo Divino. Estella, 1990. LAZARO PULIDO, Manuel. Las Bienaventuranzas: del resentimiento de la voluntad de poder a la alegría de la voluntad de Dios. En Revista Cauriensia volumen III, páginas 173-208. Instituto Teológico San Pedro de Alcántara. Coria-Cáceres, 2008.
[5] CASTILLO, José María. Espiritualidad para insatisfechos. Trotta. Madrid, 2007. GELABERT, Martin. Regenerar la cultura desde el Evangelio. Ediciones Calasancias. Madrid, 2019. MARTIN VELASCO, Juan de Dios. Ser cristiano en una cultura postmoderna. PPC. Madrid, 1996. PEREZ ALVAREZ, José Luis. Vivimos y transmitimos en comunidad el Evangelio de Jesús. Desclée de Brower. Bilbao, 2013. SAN OSCAR ARNULFO ROMERO. La voz de los sin voz: la palabra viva de Monseñor Romero. Introducciones, comentarios y selección de textos: Jon Sobrino, Ignacio Martín-Baró y Rodolfo Cardenal. UCA Editores. San Salvador, 2014. CASTRO PEREZ, Francisco. Llamados a encontrarnos: ser humanos en un tiempo inhumano. Sal Terrae. Santander, 2023.
[6] SCHÜRER, Emil. Historia del pueblo judío en tiempos de Jesús. Cristiandad. Madrid, 1985. SANDERS, Ed Parish. Jesús y el judaísmo. Trotta. Madrid, 2004. TAMAYO ACOSTA, Juan José. Por eso lo mataron: el horizonte ético de Jesús de Nazaret. Trotta. Madrid, 1998. ESCUDERO FREIRE, Carlos. Jesús y el poder religioso. Nueva Utopía. Madrid, 2003. KINGSBURY, Jack Dean. Conflicto en Marcos. Jesús, autoridades, discípulos. El Almendro. Córdoba, 1991. HORSLEY, Richard & SILBERMAN, Neil. La revolución del reino: cómo Jesús y Pablo transformaron el mundo antiguo. Sal Terrae. Santander, 2005.
[7] Mateo 23: 25
[8] FLECHA ANDRÉS, José Román. Moral fundamental. La vida según el Espíritu. Sígueme. Salamanca, 2012. VIDAL, Marciano. Para conocer la ética cristiana. Verbo Divino. Estella, 1998. PINCKAERS, Servais. Las fuentes de la moral cristiana. Universidad de Navarra, Pamplona, 2007. MARTÍNEZ, Julio Luis & CAAMAÑO, José Manuel. Moral Fundamental: bases teológicas del discernimiento ético. Sal Terrae. Santander, 2014. VIDAL, Marciano (Editor). Conceptos fundamentales de ética teológica. Trotta. Madrid, 1992. DEMMER, Klaus. Introducción a la Teología Moral. Verbo Divino. Estella, 1992. CASTILLO, José María. La ética de Cristo. Desclée de Brower. Bilbao, 2008. LOPEZ AZPITARTE, Eduardo. Hacia una nueva visión de la ética cristiana. Sal Terrae. Santander, 2003.
[9] Mateo 18: 28-31
[10] CASAS RAMÍREZ; Juan Alberto. La conversión como condición de posibilidad del seguimiento del Señor en el Evangelio de Marcos. En Revista Cuestiones Teológicas volumen 40, número 93, páginas 127-146. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, enero-junio 2013. ALONSO, Juan. Conversión y hombre nuevo. Teología de la conversión en San Pablo. En Revista Scripta Theologica número 41, páginas 47-84. Universidad de Navarra. Pamplona, 2009. CAVAZOS GONZALEZ, Gilberto. Más allá de la devoción. La vida espiritual, la justicia y la liberación cristianas. Verbo Divino. Estella, 2018.
[11] ARIAS, Juan. El Dios en quien no creo. Sígueme. Salamanca, 2003. DÍAZ MATEOS, Manuel. Imágenes de Dios y dignidad humana. CEP. Lima, 2003. Ver la excelente presentación power point de JESUS ROJANO MARTÍNEZ SDB titulada Cuidar a Dios : imágenes falsas de Dios en https://catequesis.archimadrid.es/wp-content/uploads/2017/01(Cuidar-a-Dios.pdf MARTÍNEZ DE LA LAMA, Enrique. Dios deformado. Imágenes falsas de Dios. CCS. Madrid, 2006. JOHNSON, Elizabeth A. La búsqueda del Dios vivo. Sal Terrae. Santander, 2008. RUSTER, Thomas. El Dios falsificado. Una nueva teología desde la ruptura entre cristianismo y religión. Sígueme. Salamanca, 2011. McFAGUE, Sallie. Modelos de Dios. Sal Terrae. Santander, 1994.
[12] Juan 4: 23-24
[13] Mateo 18: 31-32
[14] Mateo 21:31,