Por: Gustavo Jiménez Cadena, S.J.Agosto 31, 2016 Los partidos políticos, con sus programas y directorios se nos ofrecen en paquetes sellados: me gusta este partido político por sus orientaciones básicas, su trayectoria histórica, su gente; pero tengo mis reservas éticas sobre algunos puntos de su programa y hay tres o cuatro sujetos detestables en la dirección. Aquí no es posible seleccionar como se escoge el menú en una cafetería de mostrador: o me vinculo a ese partido, con todo lo que me gusta y me disgusta, o definitivamente me separo de él. Cosa parecida nos pasará con el plebiscito del 2 de octubre. Se nos propone aprobar o rechazar todo un paquete sellado. A estas alturas no podemos quitar de la canasta lo que no se acomoda a nuestro gusto ni tampoco ponerle añadiduras. El presidente lo ha dejado muy claro: el texto del acuerdo que se somete a la aprobación de los ciudadanos es definitivo e inmodificable. La ancheta no admite cambios. Al acuerdo final se ha llegado después de casi cuatro años de estudio. Cada párrafo ha sido discutido durante meses por parte de personas inteligentes, bien informadas, incluyendo actores y víctimas del conflicto. Un acuerdo imperfecto como todo lo humano, pero seguramente el mejor y único posible hoy por hoy. Con razón a la política se la ha definido, no como el camino hacia metas utópicas, sino como el arte de lo posible. El fin de la guerra con las FARC sigue siendo la gran noticia del día. Noticia nacional y mundial, porque la paz de Colombia importa a todo el mundo. Entre tanto avanzan las campañas por el sí y por el no. Necesitarnos informarnos sobre el contenido de los acuerdos para llegar a un juicio personal sobre su conjunto y tomar la decisión más trascendental de nuestra vida democrática. Necesitamos que las campañas sean limpias, basadas en argumentos serios, en hechos reales, no en mentiras y tergiversaciones ni en sofismas engañosos. ¿Qué es lo más conveniente para Colombia en este momento? Esta es la pregunta básica para decidir nuestro voto responsable y libre en el plebiscito. Todo indica que Colombia votará masivamente por el sí. Ya no es posible meter la mano en la ancheta para sacar y meter según el propio gusto. La alternativa única es: “o todo o nada”.
