fbpx

Vivir para siempre

Pensando en Voz Alta

Por: Enrique A. Gutiérrez T., SJ

Cada uno de nosotros tiene metas para alcanzar en la vida, sueños que quiere hacer realidad, proyectos que se ha trazado y que significan un gran sentido porque son importantes o porque representan grandes logros. Todo lo anterior lo tenemos en común con prácticamente todas las personas. Pero alguno de nosotros se ha puesto a pensar en la posibilidad de vivir para siempre, de recuperar la inmortalidad que teníamos en el comienzo de la humanidad. Me pueden decir que estoy desvariando, que no es posible. Sin embargo, veamos lo que nos dicen las lecturas de este domingo.

En la primera lectura, tomada del libro de los Proverbios, leemos “dejen su ignorancia y vivirán; avancen por el camino de la prudencia”. Es una de las claves, la prudencia es cualidad de las personas que han alcanzado un cierto grado de madurez. Supone salir de la ignorancia para vivir. En la segunda lectura encontramos que “tengan cuidado de no portarse como insensatos, sino como prudentes, aprovechando el momento presente, porque los tiempos son malos”. Nuevamente se contrapone la prudencia a la insensatez, ignorancia en la primera lectura, para mostrarnos lo que es el camino de la madurez, de quién quiere encontrar el sentido de la vida.

En el Evangelio se nos dice por parte de Jesús que “el que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día”. Nos preguntamos de qué está hablando el Señor, qué es eso de vida eterna, por qué ese anuncio dentro de este discurso. La respuesta es sencilla: la promesa de vida eterna, de vivir para siempre, es para aquellos que toman la decisión de seguir a Jesús, de confiar en su palabra, de asumir el estilo de vida que nos propone. Ahí está la clave para entender todo lo que puede parecer contradictorio desde un punto de vista puramente humano.

La invitación es a ver la realidad de otra manera, con los ojos de Jesús, descubriendo que lo que se nos propone vale la pena. Él mismo lo dice “como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por Él, así también el que me come vivirá por mí”. Es una invitación a la unión, a hacer y construir esa unidad que nace de “comer su cuerpo y beber su sangre” para tener vida en Él.

Como vemos, vivir para siempre no es una ilusión, no es un sueño, es una alternativa posible y real que toda persona que cree puede alcanzar. De nosotros depende si aceptamos la invitación o si la rechazamos. Está en nosotros el volver a hacer realidad lo que perdimos por causa del desorden causado por el pecado.

Volvemos a encontrar el camino de la prudencia, de la sensatez para hacer frente a las circunstancias y situaciones de la vida, como dice el texto “porque los tiempos son malos”. Todo depende de nuestra libre decisión para hacer vida aquello de que “el que come de este pan vivirá para siempre”, mostrando así el camino para lograr la meta que se nos propone en las lecturas de hoy.

Compartir en redes

Noticias destacadas

Actualidad

Pensando en Voz Alta

¿Quién eres tú, Jesús?

Hay momentos en la vida que nos permiten hacernos preguntas de fondo. No siempre encontramos...
Pensando en Voz Alta

No discriminemos

Con frecuencia nos encontramos en situaciones complejas: personas que nos simpatizan y otras que nos...
Pensando en Voz Alta

¿De dónde sale la maldad?

El panorama de la realidad mundial nos estremece. Vemos corrupción, violencia, caos, desorden por todas...
Pensando en Voz Alta

¿Dónde buscamos respuesta a nuestras preguntas?

Todas las personas tenemos preguntas y buscamos la manera de encontrar respuesta. A veces, buscamos...
Pensando en Voz Alta

El alimento para el camino de la vida

Hay momentos y circunstancias de la vida donde nos encontramos exhaustos, a punto de perecer....
Ir al contenido