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¿Qué hacen ahí mirando el cielo?

El mensaje del domingo

VII Domingo de Pascua Ciclo B

Jesús les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien a todos la Buena Noticia. El que crea y sea bautizado, obtendrá la salvación; pero el que no crea, será condenado. Y estas señales acompañarán a los que creen: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes; y si beben algo venenoso, no les hará daño; además pondrán las manos sobre los enfermos, y estos sanarán». Después de hablarles, el Señor Jesús fue levantado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos salieron a anunciar el mensaje por todas partes; y el Señor los ayudaba, y confirmaba el mensaje acompañándolo con señales milagrosas (Marcos 16, 15-20).

Antes de irse, por medio del Espíritu Santo dio instrucciones a los apóstoles que había escogido respecto a lo que debían hacer. Y después de muerto se les presentó en persona, dándoles así claras pruebas de que estaba vivo. Durante cuarenta días se dejó ver de ellos y les estuvo hablando del reino de Dios. (…) Dicho esto, mientras ellos lo estaban mirando, Jesús fue levantado, y una nube lo envolvió y no lo volvieron a ver. Y mientras miraban fijamente al cielo viendo cómo Jesús se alejaba, dos hombres vestidos de blanco se aparecieron junto a ellos y les dijeron: “Galileos, ¿qué hacen ahí parados mirando al cielo? Este mismo Jesús que estuvo entre ustedes y que ha sido llevado al cielo, vendrá otra vez de la misma manera que lo han visto irse allá” (Hechos 1,1-11).

Pido que Dios les ilumine la mente, para que sepan cuál es la esperanza a la que han sido llamados, cuán gloriosa y rica es la herencia que Dios da al pueblo santo, y cuán grande y sin límites es su poder, el cual actúa en nosotros los creyentes. Este poder es el mismo que Dios mostró con tanta fuerza y potencia cuando resucitó a Cristo y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, poniéndolo por encima de todo poder, autoridad, dominio y señorío, y por encima de todo lo que existe, tanto en este tiempo como en el venidero (Efesios 1, 18-21).

1. “El Señor Jesús fue levantado al cielo y se sentó a la derecha de Dios”

Poco antes de su Ascensión, Jesús resucitado se les manifestó a sus discípulos cuando estaban a la mesa, como lo precisa el versículo anterior del Evangelio de Marcos (16, 14), y como también lo indica el relato de los Hechos de los Apóstoles: mientras comía con ellos. Hay implícita en este dato una referencia a la Eucaristía, como en el episodio de Emaús (Lucas 24, 35), evocado también por Marcos (16, 12).

Y la imagen que emplea la Carta a los Efesios al decir que “Dios lo hizo sentar a su derecha en el cielo”, correspondiente a la frase del Credo “subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre”, proviene de la costumbre que tenían los reyes de compartir su trono con quienes se habían distinguido en el servicio a la nación, y significa que Jesús, en su humanidad resucitada, participa plenamente, en la unidad del Espíritu Santo -como se reza al final de la oración inicial de la Eucaristía-, de la gloria de Dios Padre, con una vida eternamente feliz, “la vida del mundo futuro” de la que también nosotros esperamos disfrutar después de nuestra existencia terrena.

2. “Vayan y anuncien a todos la Buena Noticia”

Jesús invita así a sus discípulos a continuar su misión. Ahora bien, ¿Cómo entender la frase que sigue, “el que crea y sea bautizado obtendrá la salvación, pero el que no crea será condenado”? De hecho, la pertenencia institucional a la Iglesia no asegura por sí misma la salvación, pues también la Palabra de Dios dice que la sola fe sin las obras no sirve de nada (Mateo 7,21-23; Carta de Santiago 2,14-17). En cambio, quienes no pertenecen a la Iglesia de la misma forma institucional que los bautizados, pero cumplen lo que Dios quiere y que Jesús enseñó, ciertamente se salvan. Porque creer en lo que Jesús enseñó es vivir de acuerdo con la ley interior que Dios ha puesto en la conciencia humana: trata a los demás como quieres que traten a ti. (Lucas 6,31) Quien obra así obtiene la salvación; quien no lo hace se sitúa fuera de Dios, que es Amor, y en ese estar fuera de Dios consiste la condenación.

Luego agrega Jesús que quienes crean en Él podrán hacer milagros: expulsar demonios -es decir, vencer las fuerzas del mal-, hablar lenguas nuevas -o sea comunicarse más allá de la diversidad de idiomas, como sucedería en Pentecostés con el lenguaje nuevo del Amor sin fronteras- y superar las situaciones difíciles. Y todo esto porque Él, no obstante haber desaparecido de la vista física de sus discípulos, sigue presente de una manera nueva, comunicándoles la fuerza de su Espíritu.

3. Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

Hoy se celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, establecida por el Concilio Vaticano II (1962-1965) en su Decreto sobre los Medios de Comunicación Social (n.18), para que, cada año, “se ilustre a los fieles sobre sus deberes en esta materia y se les invite a orar por esta causa”. Esta Jornada tiene lugar el Domingo de la Ascensión, en el que precisamente recordamos la misión, dada por Jesús a sus discípulos, de anunciar a todo el mundo la Buena Noticia. El Mensaje del Papa Francisco para la Jornada de este año lleva por título “Inteligencia artificial y sabiduría del corazón para una comunicación plenamente humana”, a partir de dos preguntas: “cuál será el futuro de esta especie nuestra llamada ‘homo sapiens’ en la era de las inteligencias artificiales” y “cómo podemos seguir siendo plenamente humanos y orientar hacia el bien el cambio cultural en curso”.

Vale destacar esto que dice el Papa: “Toda extensión técnica del ser humano puede ser un instrumento de servicio amoroso o de dominación hostil. Los sistemas de inteligencia artificial pueden contribuir al proceso de liberación de la ignorancia y facilitar el intercambio de información (…); pero al mismo tiempo pueden ser instrumentos de alteración de la realidad a través de narrativas parcial o totalmente falsas que se creen y se comparten como si fueran verdaderas (…), de la creación y difusión de imágenes que parecen perfectamente verosímiles pero que son falsas (también yo he sido objeto de ello), o de mensajes de audio que utilizan la voz de una persona para decir cosas que nunca ha dicho”. Y concluye diciendo que “El uso de la inteligencia artificial podrá contribuir positivamente en el campo de la comunicación (…), si devuelve a cada ser humano el papel de sujeto, con capacidad crítica respecto de la misma comunicación”.

Conclusión 

Renovemos pues hoy nuestra esperanza en la vida del mundo futuro, unámonos a las intenciones del Papa en esta Jornada de las Comunicaciones Sociales, y al celebrarse en varios países el Día de la Madre -este año la víspera de la fecha que conmemora la aparición de la Madre de Dios en Fátima-, oremos invocando su intercesión por nuestras madres, las que viven aún en este mundo y las que ya pasaron a la eternidad.

 

Preguntas para la reflexión

1. ¿Qué mociones espirituales suscita en mi la meditación de las lecturas bíblicas de este domingo?
2. ¿Cómo percibo la tarea que debo realizar en mi vida, en relación con la misión dada por Jesús?
3. ¿Cuál siento que debe ser mi relación con las redes informáticas, a la luz de lo que dice el Papa
Francisco en su Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales?

 

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