“Sin importar cuan diferentes seamos, encontramos la manera de camellarle a lo mismo: al servicio y al amor”. Estas fueron las palabras de Laura Valentina Cepeda y María Lucía Romero, dos de las jóvenes que participaron en la Feria de Juventudes 2021, durante los días 26 y 27 de noviembre.
Y es que “camellarle” al amor, sin importar nuestras diferencias, ha sido uno de los retos históricos de la sociedad colombiana; tal vez, es una de las causas de tantas violencias. Pero los saberes de los y las jóvenes, su lenguaje, sus abstracciones y sus apuestas nos ayudan a enriquecer las miradas sobre esta realidad e iluminan los caminos hacia la reconciliación.
Este evento, organizado por el Semillero de Investigación de Juventudes de la Red Juvenil Ignaciana (RJI), inició en la mañana del viernes 26 de noviembre con una pregunta: ¿Con qué peso estoy cargando como joven en este país? A lo largo de un recorrido de tres estaciones, los jóvenes compartieron sus reflexiones sobre el contexto colombiano, así como sobre los hechos de violencia en contra de las mujeres y los líderes sociales.
Segunda estación del recorrido de apertura: ¿Cómo esa carga puede ser transformada con ayuda de otros?
Con velas, fotografías, rocas y pequeños letreros, se invitó a los participantes a comprometerse con esa realidad y a transformar aquellas heridas en acciones concretas. “Les invito a poner los dolores de las otras personas, quienes no están aquí en este momento, para simbolizar su existencia frente a todo lo que estamos viviendo y transformar esas heridas en esperanza”, aseguró Catalina Betancourt, voluntaria del Eje de Conocimiento y Juventudes de la RJI.
La agenda de la Feria se dividió en cuatro actividades centrales: los Diálogos de saberes, los Círculos de paz, una galería de arte y diversos talleres. A través de mesas redondas, conferencias tipo TED, creación de mandalas y escritura creativa, se compartieron experiencias sobre los dolores de los jóvenes, así como elementos de resiliencia y fe que se manifiestan a través de la espiritualidad, la participación política y las construcciones/deconstrucciones en los asuntos de género.
«He sido señalado porque la sociedad ‘define’ qué cosas puedo y no puedo hacer por ‘ser hombre’. Pero lo que nos define no es lo que ‘nos dicen’, es lo que nosotros hacemos como personas, desde nuestra autenticidad», señaló Jonathan A. Grisales, joven huellista y uno de los expositores de los Círculos de paz.
Taller «Mandalas y feminismos: hilando la palabra a través de la ciclicidad»
Las actividades se realizaron en la Pontificia Universidad Javeriana y la Casa de la Juventud. En esta última se realizó la instalación de la galería de arte y el cierre de todo el evento.
El sábado 27 de noviembre, último día de la Feria, Carlos F. Prieto, agente del Centro Pastoral San Francisco Javier, compartió una bella enseñanza tomada de la sabiduría de uno de los pueblos indígenas colombianos:
«El vocablo ‘tulpa’ del pueblo Nasa quiere decir ‘fogón’. El fogón es el punto de encuentro de las comunidades, allí confluyen: el silencio, la palabra y la acción. Silencio para escuchar la palabra que fecunda y que genera la acción compartida, entre diferentes».
Esta Feria de Juventudes fue un llamado para hacer silencio, escuchar a los jóvenes y permitirse creer otra vez; para sentirse inspirados e inspiradas por este compartir que, seguramente, fecundó nuevos corazones.
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