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100 años de Misión Ignaciana. Episodio 9: El Apostolado Social de la Provincia

#Estreno ¡Los invitamos a escuchar el noveno episodio de 100 años de Misión Ignaciana! Alfredo Ferro, SJ, director del Santuario San Pedro Claver en Cartagena, nos cuenta lo que ha significado el apostolado social en la Provincia y agradece a las personas que han sido testimonio de este trabajo a lo largo de los años. Acompáñanos cada mes a través de Soundcloud y Spotify. Anfitrión P. Alfredo Ferro, SJ Director Santuario San Pedro Claver Idea Original Antonio José Sarmiento Nova, SJ Realización Centro Ático Pontificia Universidad Javeriana Voz en off de introducción y despedida María Alejandra Rojas Matabajoy Diseño gráfico Laura Valentina Souza García Daniela Alzate Férez Comisión litúrgica Conmemoración 100 años Antonio José Sarmiento Nova, SJ Enrique Alfonso Gutiérrez Tovar, SJ José Rafael Garrido Rodríguez, SJ Miguel Navarrete Tovar ©2023

Visita del nuncio apostólico al Santuario de San Pedro Claver

Con motivo del lanzamiento de las celebraciones por los 500 años de presencia de la Iglesia en Cartagena, el Santuario de San Pedro Claver tuvo la alegría de recibir la visita del Sr. Nuncio M. Paolo Rudelli de nacionalidad italiana y el secretario de la Nunciatura, M. David Charters de nacionalidad inglesa, acompañados del arzobispo de Cartagena M. Francisco Javier Minera. Siendo la primera vez que el Sr. Nuncio visitaba la ciudad de Cartagena, nuestros visitantes tuvieron la posibilidad de visitar las reliquias de San Pedro Claver en el templo, el museo de arte religioso del Santuario y el claustro, incluido el piso donde actualmente vivimos los 8 jesuitas que tenemos la responsabilidad de resignificar la figura del Santo. Fue esta una bonita oportunidad para compartir con los obispos visitantes los retos que tenemos en esta misión de Cartagena y del Caribe y de renovar nuestro servicio a la Iglesia local a través de su pastor.

Campamento Misión Regional de Semana Santa de los colegios jesuitas de la Región Bogotá-Soacha

80 misioneros de los tres colegios jesuitas de la Región Bogotá – Soacha se unieron en un espíritu de servicio y fraternidad durante la pasada Semana Santa para acompañar el Campamento Misión Regional. Esta experiencia de Pastoral, que tuvo lugar del 24 al 31 de marzo en Pacho – Cundinamarca, marcó un hito significativo en el largo proceso de discernimiento y colaboración que vivimos como Región con miras a acompañar más y mejor a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador. El Campamento Misión es una manifestación tangible del compromiso pastoral y social de nuestra propuesta educativa que le permite a nuestros estudiantes compartir experiencias de vida con los habitantes de los sectores rurales y nutrir su fe a través del aprendizaje mutuo y la acción solidaria en coordinación con la Iglesia local. Este trabajo pastoral se desarrolla desde una profunda convicción de fe, enriquecida por la oración, la reflexión, el testimonio y la participación activa en el plan evangelizador de la Iglesia en esa región específica. La convivencia con las comunidades veredales es un aspecto central de esta experiencia. Los misioneros comparten la vida cotidiana, las costumbres y las preocupaciones de los campesinos, reconociendo en ellos el rostro de Dios y buscando un mayor compromiso cristiano a través del servicio y la solidaridad. Así mismo, los misioneros buscan aprender de la sabiduría y la vivencia cristiana de los campesinos, quienes, desde su realidad de vida, ofrecen valiosas lecciones sobre la fe y la sencillez del Evangelio. Agradecemos a todos los estudiantes, exalumnos, acompañantes de Pastoral y jesuitas que hicieron posible esta experiencia tan significativa. Su dedicación y compromiso son ejemplos inspiradores de lo que podemos lograr cuando trabajamos juntos para construir Región. ¡Que el espíritu de la colaboración y el servicio sigan guiando nuestros pasos en el camino hacia un mundo más justo y humano!

Avances y compromiso de la Provincia Colombiana en la formación en prevención de abusos sexuales

El pasado 21 de marzo concluyó satisfactoriamente el Seminario virtual “Actuaciones de éxito para la eliminación de abusos sexuales: una prioridad social”, ofrecido por el PCCP Curia general en colaboración con la organización Cristianismo y Justicia de Barcelona.  Once personas de la Provincia de Colombia (cuatro jesuitas y siete laicos de diferentes obras) participaron en este seminario online facilitado por la Coordinadora Asistente del PCCP de la Curia general, Sandra Racionero-Plaza PhD. Durante nueve horas entre febrero y marzo, el curso abordó temas relevantes basados en investigaciones científicas, incluyendo la desmitificación de creencias sobre abusos sexuales, ejemplos de actuaciones exitosas como el Club de Valientes Cero y las Tertulias Científicas Dialógicas, así como avances clave en la comprensión del consentimiento en relaciones afectivo-sexuales.   Los participantes expresaron su satisfacción comentando lo siguiente:    “Ciertamente, el Seminario ha aportado y contribuido en puntos nodales de lo que ha significado este proceso de afrontar y responder a la eliminación de abusos sexuales». P. Víctor Martínez, SJ   “Me ha parecido muy buena la formación, da muchas claridades sobre el tema con todo con ese respaldo científico que aporta la conferencista».   María Carolina Sánchez    “Esta formación me pareció muy interesante, enriquecedora y útil, el curso me aportó nuevos elementos que me permitieron ver el desarrollo continuo de la reflexión sobre estos asuntos». P. Moisés Peña, SJ   Con estas actividades, la oficina PCCP de Colombia avanza en su misión de sensibilizar y formar en la prevención de abusos sexuales a menores y adultos vulnerables, reafirmando su compromiso con la Cultura del Cuidado.

Comunicado: El Grupo de Género e Igualdad de la CPAL se reúne por primera vez

20 de marzo de 2024 ______________________________________________________________________________________________________________________________ Representantes de nueve provincias de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL) nos reunimos presencialmente en Bogotá, Colombia, del 5 al 7 de marzo del año en curso, donde se llevó a cabo el primer encuentro presencial del Grupo de Género e Igualdad de la CPAL, el cual nos dio la oportunidad de reafirmar nuestros sueños y compromiso de seguir caminando en la reflexión, formación e incidencia sobre la igualdad de género en el cuerpo apostólico de la Compañía de Jesús en América Latina y el Caribe. Los orígenes del grupo se remontan a mediados de 2019. Durante la reunión de delegados para el Sector de Justicia Social de la CPAL se analizó una iniciativa de la Provincia Centroamericana en la generación de un diagnóstico sobre las relaciones de género entre los miembros del cuerpo apostólico. A partir de ello, se convocó a un conjunto de mujeres y hombres (jesuitas y laicos) por Provincia para iniciar una reflexión profunda sobre el papel de las mujeres en la Compañía de Jesús. Ese mismo año, integrantes del grupo participaron en la conmemoración del 50 aniversario del Secretariado para la Justicia Social y Ecología en Roma y, junto con otras personas, instaron al Superior General de la Compañía de Jesús, P. Arturo Sosa Abascal, SJ, a iniciar un proceso de reflexión a instancias de la Curia General. Ello concluyó en la creación de la Comisión sobre la función y las responsabilidades de las mujeres en la Compañía de Jesús en marzo de 2021. Desde su conformación, el grupo se ha reunido permanentemente de manera virtual y, desde esa modalidad, definió las comisiones a través de las cuales actuaría; organizó eventos en fechas relevantes y colaboró activamente con la Comisión creada por el P. General. Sin embargo, a cinco años de su creación, se hacía necesaria una reunión en la que, a partir de los aprendizajes y el recorrido del grupo, se profundizara en su planeación estratégica. Así, durante los días de su reunión, el grupo analizó el contexto de desigualdad e injusticia de género que persiste en nuestra región. También se compartieron los avances que algunas Provincias han tenido en el impuso de iniciativas y/o la creación de instancias de reflexión en el tema. Finalmente, el grupo definió su misión, visión, objetivo general y estará trabajando en los objetivos y acciones para el futuro. La visión del grupo es ser una comunidad diversa y representativa del cuerpo apostólico de la Compañía de Jesús, comprometida con prácticas transformadoras para una cultura de justicia e igualdad de género. Asimismo, la misión es contribuir como comunidad de discernimiento a la construcción de relaciones de género más justas en el cuerpo apostólico de la Compañía de Jesús desde América Latina y el Caribe. Actualmente el Grupo de género e igualdad está integrado por diversas representantes del Apostolado Social, Educativo y Espiritual de las Provincias de ARU (Argentina y Uruguay), Brasil, Centroamérica, Colombia, Ecuador, el Caribe, México, Perú y Venezuela. Un punto central del encuentro fue el momento dedicado a hacer un recorrido del grupo desde sus inicios y donde se recordaron los valiosos aportes que personas comprometidas han hecho a lo largo de estos cinco años. Por ello, agradecemos a Carmen de los Ríos, Carmenza Muñoz, Mario Serrano (en su momento, delegado para el apostolado social de la CPAL), Carlos Miguel Silva, SJ, y a muchas otras personas que, de manera generosa, pusieron su energía y compartieron propuestas para que el grupo avanzara con iniciativas y acciones concretas a favor de la igualdad. No podemos dejar de agradecer a Roberto Jaramillo, SJ y a Rafael Garrido, SJ, quienes han apoyado decididamente la conformación y la continuidad del grupo, así como a Agnaldo Pereira de Oliveira Júnior, SJ, por su solidaridad, interés y acompañamiento en la consolidación del grupo. Asimismo, agradecemos la maravillosa hospitalidad de la Provincia de Colombia en el auspicio de este encuentro. Finalmente, reconocemos el apoyo incondicional brindado por los Provinciales de América Latina y El Caribe desde la creación el grupo, y hacemos una invitación respetuosa para asegurar que el mismo cuente con la participación de tres personas por Provincia. Una representación diversa garantizará una mirada más amplia e integral sobre los avances y los desafíos para garantizar que nuestra región esté libre de prejuicios, injusticias y discriminación por razón de género.

Somos parte de los sueños de esperanza para América Latina

Con mucha gratitud recibimos y acogimos en la sede del Instituto Mayor Campesino – IMCA, en la ciudad de Guadalajara de Buga – Valle del Cauca – Colombia, a las más de 40 personas delegadas que se reunieron desde el 26 al 29 de febrero de 2024 para el desarrollo de la «Asamblea de la Red de Centros Sociales de la Conferencia de Provinciales de América Latina«. La apertura de este importante evento estuvo a cargo del P. Robert Rodríguez, SJ, director de la Fundación Centro Gumilla; el P. Hermann Rodríguez,  SJ, Provincial de Colombia y el P. Rafael Garrido, SJ, presidente de la CPAL. “Este es un espacio para encontrarnos y pensar unidos la manera de responder a las necesidades, a los problemas, a las angustias, a las tristezas y a las esperanzas de las personas que habitan en estos territorios de América Latina (…); así que tenemos la oportunidad de encontrar formas efectivas de acompañar a los más desprotegidos. También, se brinda la oportunidad de retroalimentarnos, de tal manera que los directores y las directoras de los centros sociales vuelvan a sus países enriquecidos con una mirada continental y con la posibilidad de responder de una manera más acertada a los problemas que viven nuestros países”, indicó el padre Hermann Rodríguez ,SJ. Para el IMCA fue muy valioso participar y recibir en nuestra sede a la delegación, pues se convirtió en una oportunidad valiosa para aproximarnos un poco más a las distintas realidades que se afrontan en América Latina, con sus matices y características que nos permiten comprender su contexto social, económico, político y ambiental. Esos insumos y esas experiencias de los demás centros sociales nos servirán para cualificar el acompañamiento que realizamos a los diferentes procesos sociales principalmente de territorios y comunidades rurales (campesinas, indígenas y afro). Los aportes dados desde el contexto latinoamericano y el énfasis que se realizó en conocer detalles del contexto colombiano son insumos que dan claridad sobre los retos que se afrontan en los territorios rurales que acompañamos, que son palpables en lo local y que tienen relación directa con lo nacional y lo continental. No obstante, a pesar de ciertas realidades adversas, existen caminos de esperanza y eso lo valoramos como una valiosa luz de esperanza que se concreta en el hecho de que el IMCA hace parte de la Red de Centros Sociales y de otras dinámicas de articulación como la Red COMPARTE, que nos permiten nutrirnos y a la vez aportar desde nuestro quehacer institucional. “Para el IMCA fue muy importante, además de ser el epicentro del encuentro, compartir parte de las acciones que se promueven y se concretan en este territorio del suroccidente de Colombia, donde con el apoyo de otros actores sociales e institucionales, se avanza en procesos de articulación social, incidencia, fortalecimiento de capacidades individuales y colectivas, fomento de la economía social y solidaria, promoción de la agroecología y fortalecimiento de la gestión comunitaria del agua; procesos que sin duda alguna aportan a la concreción de las Preferencias Apostólicas Universales, especialmente las relacionadas con el Caminar Junto a los Pobres y el Cuidado de la Casa Común”, expresó Erminsu Iván David Pabón, director del IMCA y coordinador de la Red COMPARTE. Con la participación en este importante evento ratificamos una vez más nuestro compromiso con las apuestas comunes. Valoramos enormemente la oportunidad de trabajar en red que nos permite enriquecernos de las demás experiencias, caminar juntos y hasta construir colectivamente para servir más y mejor a quienes acompañamos en la superación de las adversidades y en la concreción de sus sueños. Cada espacio compartido, cada experiencia socializada, cada palabra y cada conclusión han calado perfectamente a favor de las apuestas que el IMCA promueve y acompaña, al mismo tiempo que nutren nuestro nuevo plan institucional 2024 – 2027. En ese sentido, nos regocija y nos llena de esperanza el hecho inspirador de no vernos solos, sino actuando junto a otros centros sociales de la Compañía de Jesús y en pro de propósitos comunes que, si bien nos retan, también nos proyectan como constructores de paz, equidad, sostenibilidad, solidaridad y justicia social. Finalmente, expresamos nuestro agradecimiento a la Conferencia de Provinciales de América Latina – CPAL y especialmente a la Provincia de Colombia, por habernos seleccionado para ser la sede durante estos días de encuentro y aprendizaje. Gracias por la confianza que depositaron en nosotros. Esperamos haber estado a la altura, nutriendo sus expectativas y que además se hayan llevado un grato recuerdo de su paso por el IMCA.

¡Ya comenzó nuestro itinerario regional: el lugar de los niños, niñas y adolescentes en el conflicto armado en Colombia!

Animados por  el Plan Apostólico de nuestra Provincia, para el año 2024, en la Región Bogotá – Soacha nos hemos planteado un itinerario centrado en desarrollar procesos de reconciliación y justicia. La opción fundamental por la reconciliación y la justicia, nos invita a soñar juntos con un país y un mundo capaz de establecer diálogos sociales, con centralidad en aquellos que más han sufrido los estragos del conflicto. En este recorrido, resulta esencial hacer camino junto a los jóvenes en la construcción de un presente y un futuro esperanzador. Con este horizonte inspirador, el día 12 de febrero de 2024, dimos el primer paso en nuestro itinerario regional, en el marco de la estrategia ReconoSiendo. Este encuentro tuvo lugar en el Colegio Santa Luisa, con algunos jóvenes de los colegios de la región: el Colegio Mayor de San Bartolomé, el Colegio San Bartolomé La Merced, el Colegio Santa Luisa, el Colegio San Ignacio de Fe y Alegría, y miembros de la Parroquia San Javier. De acuerdo con este proceso regional, la fecha de nuestro encuentro correspondió con el día internacional de las Manos Rojas. Por ello, dedicamos el espacio a reflexionar sobre el lugar de los niños, niñas y adolescentes en el conflicto armado en Colombia. Nos pintamos la mano de rojo como símbolo de nuestro compromiso regional de desarrollar experiencias más profundas de reconciliación y de justicia en cada uno de nuestros entornos. Unamos nuestros ánimos en torno del itinerario que nos propusimos juntos como Región. De modo que nos sintamos cuerpo apostólico, amado y enviado a la misión.

Un maestro es testimonio, ejemplo y compañía

Conoce el especial «Evocar nuestra historia», una serie de crónicas con motivo del centenario de la Compañía en el país. En esta oportunidad, hablamos con el P. Enrique Gutiérrez, SJ, y su experiencia en el apostolado educativo. ________________________________________________________________________________________________________________________ Artículo extraído de la edición Enero-Febrero de Noticias de Provincia, la publicación mensual de Jesuitas Colombia ________________________________________________________________________________________________________________________ Desde la creación del primer colegio de la Compañía en el país, el 27 de septiembre de 1604, la educación jesuita ha sido altamente valorada por ofrecer una formación profunda, práctica y de sentido. Es de admirar el poder transformador que ha logrado en la realidad histórica de Colombia, a través de sus centros de estudios, el ejercicio contínuo de discernimiento y los miles de egresados que día a día reinventan su contexto y se enfrentan al mundo con humanidad y justicia. A lo largo de la historia, la educación se ha ido renovando de acuerdo con las necesidades del entorno y los desafíos sociales, y allí han participado hombres y mujeres que han complementado, actualizado y enriquecido la pedagogía ignaciana en todos los rincones del territorio. Entre muchos de los rostros destacados en el área educativa, a lo largo de estos 100 años, se encuentra el P. Enrique Gutiérrez, SJ, quien con más de 54 años de servicio en el área educativa ha podido experimentar la “tradición viva” al servicio de la misión. Conversamos con él para conocer su inspiración, su mirada de la educación jesuita y cómo se ha transformado en estos 100 años de historia. Su vida estuvo ligada a la Compañía desde sus años escolares. Sus primeros referentes de compromiso, responsabilidad y entrega solidaría provienen de jesuitas y laicos que acompañaron sus años en el Colegio Mayor de San Bartolomé. Este recinto, el más antiguo de América, ubicado en la Plaza de Bolívar, le permitió empezar sus primeros pasos en el campo educativo enseñando a leer y escribir a colaboradores del colegio. Al entrar en la Compañía en noviembre de 1964, el padre Guty, como lo llaman cariñosamente, parecía tener claro su horizonte misional: estudiar Sagrada Escritura y dedicarse al trabajo intelectual; sin embargo, su trayectoria apostólica lo encaminó hacia el arte de enseñar. En 1969, realizó su magisterio en el Colegio San Ignacio de Medellín como profesor de Literatura y luego, en el Colegio San Bartolomé La Merced, como profesor de Literatura y de Comportamiento y Salud, una asignatura antecesora de la Ética. Desde ese momento, se dedicó a acompañar el camino, desarrollar líderes «conscientes, competentes, compasivos y comprometidos al servicio de la Iglesia y la sociedad»1, y acompañar en la fe a cientos de estudiantes en la creación de un futuro prometedor. Después de su Maestría en Educación en el Instituto de Educación de la Universidad de Londres, regresó como director académico del Colegio San Francisco Javier, y luego como rector de la institución alrededor de 7 años. También fue director académico del Colegio San José de Barranquilla durante 9 años; del Colegio San Bartolomé La Merced por 5 años, y del Colegio Mayor de San Bartolomé por un año. En la Asociación de Colegios Jesuitas de Colombia -Acodesi- se desempeñó como secretario ejecutivo durante año y medio, y como presidente alrededor de 8 años. Asimismo, fue profesor de Ciencias Religiosas en la Facultad de Ingeniería de la Javeriana. Actualmente, es asistente administrativo de la Fundación de Servicio Social Carlos González, en el Colegio Santa Luisa; profesor de Ética en el Colegio Mayor de San Bartolomé y Jefe de la Oficina de Control de Giros de la Pontificia Universidad Javeriana. Desde su gestión como educador, ha presenciado las transformaciones del modelo pedagógico jesuita y los hitos más representativos en este centenario, uno de los cuales fue el inicio de la coeducación. Este proceso inició en los años 70 por solicitud de las familias que expresaron su deseo de educar a sus hijas en los colegios de la Compañía de Jesús. “Las mamás más interesadas en la coeducación eran las que no tenían hijas, porque querían que sus hijos recibieran la formación e interactuaran con sus compañeras en el colegio”, comenta el padre como dato curioso. Aunque la primera institución en empezar este proyecto novedoso fue el Colegio San Luis Gonzaga de Manizales, en 1972; fue el Colegio San Francisco Javier de Pasto, que empezó la coeducación en 1974, el pionero de esta experiencia. Esta práctica pedagógica, distinta al modelo de colegios mixtos, se realizó de forma paulatina, empezando por el preescolar e implicó la identificación de las diferencias en las relaciones, la evaluación de los procesos educativos basados en roles de género, la adaptación de la planta física y la formación del cuerpo de profesores. En 1981, fue el turno del Colegio San Pedro Claver; en 1987, el Colegio San José de Barranquilla; en 1988, el Colegio San Juan Berchmans; en 1991, el Colegio San Ignacio de Medellín; en 1997, el Colegio San Bartolomé La Merced de Bogotá; y en 1998, el Colegio Mayor de San Bartolomé de Bogotá2. Estos cambios en los colegios facilitaron el trabajo cotidiano y le dieron una nueva impronta a la educación jesuítica; por ejemplo, ya no fue necesario buscar niñas de otros colegios para actividades como la danza o el teatro. “Viví la experiencia de la primera niña alcaldesa en el Colegio San Bartolomé la Merced (…) Los colegios se enriquecieron con la presencia de las niñas porque le dieron un un aire distinto”, expresa. «… aconseja a todos los nuevos educadores de la Compañía que amen lo que hacen y vivan su vocación con pasión». Una de las experiencias más significativas que se incluyeron en el modelo educativo jesuita surgió en 1988, por iniciativa del P. José Leonardo Rincón, SJ, quien propuso la creación del Curso-Taller Nacional de Formación Integral, un espacio de formación en liderazgo ignaciano, trabajo colaborativo, discernimiento y conocimiento personal. Está dividida en tres momentos: conocerse a sí mismo, conocer y interactuar con los otros y proyectarse a un compromiso. Por el momento, se han realizado 35 versiones

Las tentaciones del mundo moderno

Cuando leemos ciertos pasajes del Evangelio tenemos el peligro de pensar que son hechos, acontecimientos y enseñanzas de un tiempo pasado, que no son cosas para el mundo del siglo XXI, que hoy los problemas son diferentes y que, por lo tanto, debemos buscar en otro lugar aquello que nos pueda iluminar para el mundo de la informática y la automatización. Nada más lejano a la realidad. Analicemos y encontraremos la razón del error en el cual podemos caer todos. Es cierto que la escena de las tentaciones de Jesús en el desierto hoy sería diferente. Pero lo que cuenta es el sentido y el mensaje que nos entregan para un mundo complejo, globalizado y con problemas muy diferentes. Lo que no puede cambiar es la luz que nos dan para la vida ordinaria de las personas y los pueblos. Uno de los grandes pecados, para llamarlo de alguna manera, del mundo contemporáneo es su afán de la eficiencia, de productividad y consumo exagerado sin dar tiempo al análisis de las personas, a que se cuestionen sobre la conveniencia o no de comprar algo, de decidir algo. Podríamos decir que el lema de un mundo así es “compre y consuma, no piense”. Si nos descuidamos, el mundo de la moda, de la información y la sociedad de consumo, nos estarían determinando qué hacer, qué decir, qué comer, qué comprar y casi qué pensar. Quien se deja llevar de todo esto, sin una actitud crítica, vende su alma a la sociedad del bienestar, del lujo y del vacío. Un segundo elemento que nos afecta es el descubrir que hay personas, grupos, países y organizaciones que se arrogan el derecho de sentirse o ser, según ellos, los dueños del mundo. Se creen con la libertad de determinar qué es bueno y qué es malo: cuándo y cómo se debe invadir un país, cuáles deben ser sus opciones y alianzas. Más aún, se creen poseedores del derecho a establecer las sanciones para todo aquel que infrinja sus normas o las contradiga. Esto lleva a una nueva forma de dominación ya superada en la historia de la humanidad, la cual va en contra de las libertades personales y sociales. Y cuando esto pasa al campo de lo religioso, las cosas se vuelven más complejas, pues aparece la intolerancia que ha causado tantos males y muertos a la humanidad. No necesitamos retroceder demasiado en la historia de la humanidad para darnos cuenta de lo que han sido las consecuencias de los fanatismos a diversos niveles y, particularmente, en el campo de lo religioso. Hay un tercer elemento que nos está destruyendo. La pérdida de los valores a nivel personal, familiar y social nos ha llevado a ser exageradamente materialistas, a perder el horizonte de lo espiritual y del sentido del porqué hacemos o dejamos de hacer algo. Nos hemos acostumbrado a vivir en función de aquello que es palpable y consideramos que esos valores que no se ven, que no producen, no son importantes. Qué equivocados estamos cuando pensamos de esa manera. El futuro de nuestras familias, de nuestras ciudades, de nuestros países y del mundo, está en la tarea de rescatar los valores, de resignificarlos en un contexto como el actual. Como vemos, el mundo actual sí tiene peligros y tentaciones. Lo que Jesús nos enseña es a no dejarnos deslumbrar por lo aparente, por lo que brilla y se acaba.

Participación de la Región Bogotá – Soacha en la Inmersión Ignaciana 2024

Un equipo de la Región Bogotá – Soacha participó en la Inmersión Ignaciana, que tuvo lugar del 1 al 3 de febrero de 2024 en la hermosa ciudad de Pasto. Este evento, que reunió a delegados y delegadas de diversas obras y regiones de la Compañía de Jesús en Colombia, nos sumergió en una experiencia profunda de Espiritualidad Ignaciana que, guiada por el discernimiento colectivo en diálogo con las Opciones Fundamentales del Proyecto Apostólico de Provincia, nos permitió profundizar y renovar nuestro compromiso con la misión de Reconciliación y Justicia, como cuerpo apostólico regional. Uno de los elementos centrales de esta experiencia fue la reflexión crítica sobre el Informe Final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición. Como Región Bogotá – Soacha, en consonancia con nuestro apostolado educativo, hemos asumido la estrategia ReconoSiendo como proyecto común para conocer y reflexionar críticamente sobre las dinámicas de violencia en el país, los impactos diferenciales a comunidades y pueblos, y las iniciativas de paz. Así pues, esta Inmersión Ignaciana, nos ayudó a precisar nuestra apuesta común regional para escuchar el llamado de los pobres y los vulnerados en sus derechos para vivir y promover la amistad social. «La fuerza de sentirnos trabajando en un espíritu común» fue un lema que resonó a lo largo de estos días de Inmersión Ignaciana. Este encuentro no solo buscó entusiasmarnos con grandes apuestas, sino también inspirarnos a concretar el amor en lo pequeño y cotidiano. Sintámonos, entonces, invitados a traducir en la vida cotidiana de nuestra Región lo experimentado en este espacio como cuerpo apostólico de la Compañía de Jesús en Colombia. Que el Espíritu continúe guiándonos en nuestra labor diaria, sigamos buscando razones para encontrarnos y para construir juntos el cuerpo apostólico querido en la Región Bogotá – Soacha.  

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