Junio 25, 2012
Acción de Gracias por la Ordenación de Juan Enrique Casas, SJ.
La Capilla de San José del Colegio Mayor de San Bartolomé estaba llena. A la entrada el coro de niños de Fe y Alegría entonaban las primeras notas… y los asistentes seguían de tiempo en tiempo la letra. Todo el mundo miraba hacia las paredes y el techo, la Capilla estaba perfectamente organizada y decorada. Gabriel Izquierdo estaba pendiente de todos los detalles. Enrique Gutiérrez, con la cancha de muchas ordenaciones, fue el maestro de ceremonias. La familia de Juan Enrique venida desde distintos países, estaba ubicada en las primeras filas al lado de Juan Enrique. La alegría brillaba en sus ojos, y en la efusión del abrazo de paz. Todos sus amigos de distintas partes se dieron cita allí, hasta una familia indígena del Putumayo y una nutrida delegación de Barranquilla, entre ellos la conocida Magali, que daría un hermoso testimonio sobre Juan Enrique. Monseñor Roberto Ospina, estuvo puntual, con su báculo sencillo en madera que remata en un decorado en plata, y su homilía, cercana, sencilla y muy humana tocó los corazones de todos los que estábamos allí. Haciendo eco del testimonio, Monseñor le dijo al ordenando: tu serás un sacerdote para los pobres. Y esta historia con monseñor Roberto, o querido Roberto, como prefiere llamarlo Juan Enrique, tuvo su flash-back: estaban en un recreo cuando Juan Enrique estudiaba en el colegio Gimnasio Campestre y le pregunta al entonces padre Roberto sobre el sacerdocio, Juan Enrique no recuerda qué le dijo el padrecito, pero sabe muy bien que allí comenzó esta historia que llevó a la Ordenación Sacerdotal. Una ordenación esperada por muchos, cada rato sus amigos le preguntaban ala, cuándo te ordenas…. Llegó el día, la mediación del Provincial fue lindamente recordada por Juan Enrique, con un corazón inflado por su experiencia actual en Fe y Alegría. Gabriel Jaime Pérez, su superior, lo presentó con fraternidad y mucha ilusión. Con discreción y cariño, su padrino de Ordenación, Luis Fernando Múnera, lo ayudó a revestirse. Las letanías estuvieron muy sentidas, con los nombres de los santos con su apellido, como San Ignacio, ardiente peregrino o Alberto Hurtado, profeta de justicia…. Al final de la celebración, Juan Enrique le dio un sentido profundo de Acción de Gracias a Dios por esta obra maravillosa que ha hecho en él. Y que ahora continúa, me siento subiendo en una barca en la playa y ahora comienzo a remar hacia el mar profundo, puntualizó.