02 de febrero 2023
_________________________________________________________________________________________
Por: Oficina Provincial de Comunicaciones
_________________________________________________________________________________________
La Misión Vocacional tiene distintas experiencias de vida humana, comunitaria, apostólica y espiritual, que buscan visibilizar el Carisma de la compañía a jóvenes en distintas regiones y obras, y acompañar a los “inquietos” a emprender la búsqueda de la voluntad de Dios en su vida. Uno de los procesos más enriquecedores dentro de este acompañamiento es la Experiencia de Discernimiento Manresa que, en este año, dio apertura el pasado 27 de enero con un grupo de 6 jóvenes que se han sentido invitados a compartir la vida con otros “amigos en el señor”.
El Padre Gerardo Villota, SJ, Director de la Misión Vocacional, nos cuenta de qué se trata y cómo impacta a los jóvenes en su camino para descubrir su propia vocación personal.
¿Qué es la Experiencia de Discernimiento Manresa?
La apertura de la Experiencia de Manresa – Comunidad vocacional busca que un grupo de jóvenes, con los cuales ya hemos hecho un proceso y que han participado en otras actividades, vivan un proceso más intenso de tiempo completo en la casa vocacional. Queremos que ellos entiendan la vida comunitaria, con sus acontecimientos propios, los oficios, la distribución del tiempo, la comida, y el ritmo espiritual y apostólico. Tiene una duración de cuatro meses. En este momento están 6 jóvenes y es probable que lleguen otros. Este tipo de procesos tienen un intenso discernimiento que requiere una formación, por eso tienen clases de tipo teórico, donde aprenden a identificar qué es un discernimiento, cómo se puede sentir la acción de Dios en la vida, cómo se puede sentir la acción del mal espíritu, es decir, de todas esas dinámicas negativas de la vida. Es una experiencia muy valiosa que consideramos nos ayuda a preparar el grupo que va a ingresar al noviciado. Este proceso tiene apostolados muy interesantes en sitios que nos impactan muchísimo… Todas estas vivencias les ayudan a ir descubriendo qué está diciendo Dios y si ellos están dispuestos a dedicar su vida a entregarse plenamente al servicio de Dios, en la vida religiosa, en la Compañía. Tienen un ritmo de oración diario y muy especialmente de acompañamiento en ese sentimiento, para que ellos vayan, en sus textos, en su diario espiritual, anotando qué van sintiendo y cómo van identificando lo que Dios quiere para ellos en sus vidas.
¿Cómo se vivió la apertura?
Fue un momento muy bonito que creo que valoramos mucho porque son estos jóvenes que Dios nos manda y que recibimos con una gran esperanza, pero también con realismo de ir identificando si son o no son para la compañía, y ellos también hacen lo mismo, van sintiendo si son o no son para la Compañía y si tienen todo el caudal de gracia que se requiere para esta vida.
¿Cuál es la línea de acción de la Misión Vocacional para este año?
Nosotros constantemente nos estamos preguntando cómo hacer promoción. Creemos que nuestra actividad pastoral, nuestra misión apostólica en la Provincia tendría que ser una promoción vocacional, es decir, los jóvenes que nos ven deberían preguntarse sobre nuestra vida y sobre la posibilidad de esta vida para ellos. Ese es nuestro principal sueño, que la vida de un jesuita despierte interrogantes en un joven y que le haga pensar seriamente si esta puede ser una opción. También hay otras estrategias a corto plazo y una de ellas es acompañar los ejercicios espirituales de nuestros colegios. Queremos acercarnos a aquellos que han tenido la experiencia de ser alumnos de los jesuitas durante mucho tiempo. Tener un contacto a ese nivel de ejercicios con ellos nos parece una estrategia, también visitar las regiones. Allí entramos en contacto con jóvenes de los colegios, de los grupos pastorales y de otras obras educativas donde puede haber jóvenes a los que les podemos hablar de esto. Creemos que es importante seguir insistiendo en nuestro contacto con los exalumnos. Iban a realizarse unos encuentros próximamente con exalumnos para seguir manifestándoles que este carisma es valioso, válido y que lo queremos presentar a ellos. No sabemos si de ahí salgan jesuitas, pero si hombres y mujeres comprometidos, que quieran seguir apostando por una sociedad distinta, por una experiencia de Dios que realmente libere y transforme. Otra estrategia que se va posicionando cada vez más son las redes. Visibilizarnos en las redes sociales da a conocer lo que hacemos, nuestras actividades, las diversas experiencias espirituales y apostólicas y lo que vivimos en el día a día en la Comunidad. También es una estrategia que muchos jóvenes vayan a la casa, a la comunidad vocacional y conozcan que hacemos allá, cómo vivimos y cuáles son nuestras búsquedas. Creo que es un reto saber cómo les llegamos hoy y cómo podemos promover las vocaciones.
¿Cómo interpretas la vocación personal?
Ese es un tema fascinante para mí. Creo que es un tesoro que tienes, un tesoro que se llama vocación personal y que desde muy pequeño puedes ir descubriendolo con la ayuda de tus seres queridos, tus padres, tu familia o unos buenos maestros que te ayuden a descubrir tu identidad más profunda. Esa identidad tiene que ver con aquello que más te gusta, que más sabes hacer y te apasiona. La vocación personal es una pasión que te lleva a hacer cosas, donde te entregas plenamente; no escatimas esfuerzos por darte a eso que te vibra en el corazón, que puede ser distinto y diverso. A mí me impresiona mucho cuando veo, por ejemplo, una persona que ama un instrumento musical y que se dedica a él, que todos los días va descubriendo nuevos acordes, movimientos y nuevas maneras de interpretar ese instrumento…, para otros es la naturaleza, la historia, ayudar a alguien que está muy necesitado; lo sientes como un deseo profundo y permanente de ayudar a alguien que necesite. Es algo personal que te hace brillar, lo que más te distingue entre muchas otras personas. Esa vocación personal no se puede opacar, no se puede utilizar, ella sale, es rebelde, brota y no se conforma con cualquier cosa, siempre rebelándose; es una nueva creación personal que te hace más auténticamente tú mismo y que tú tienes que descubrirla. Yo creo que es una clave que nosotros, los jesuitas y todo el sistema educativo tiene que ayudar a descubrirla. Creo que Ignacio en los ejercicios espirituales, en la parte del principio y fundamento nos puso en contacto con esa vocación personal. ¿Para qué fuiste creado? ¿Qué es lo que te da vida? ¿Qué es lo que te ilusiona? ¿Qué es lo que te apasiona?, y hay una gran coincidencia entre eso que tú eres más auténtico y más profundo y más apasionado, con lo que Dios quiere de ti. Dios no quiere algo distinto a que tú seas tú mismo, no te va adulterar tu ser, tu vida, tu forma, porque él te lo dio, pero es ese Dios, te ayuda a descubrir esa pasión y siempre tiene un sentido social profundo, siempre está destinada a que otros tengan vida, a que otros se favorezcan de esa pasión, de esa vocación. Eso es algo muy bello…, si yo pudiera ayudarle a algunas personas a descubrir su vocación personal, me podría morir tranquilo.
¿Qué mensaje le darías a los jóvenes que podrían tener inquietud por la vida religiosa?
El sábado pasado tuve la reunión con los que empezaron el proceso y les dije: “en esta casa lo más importante no es la idea que de pronto apareció, que puede convertirse en una obsesión; lo más importante es descubrir quién soy yo y la voluntad de Dios, lo que él quiere de mí y eso no tiene que reñir con lo que ellos son. Dios no me va a pedir algo que yo no soy. Él me puede pedir mucho de lo que puedo dar y que no he descubierto, que está apagado. De pronto me sorprendo dando cosas que no pensé que tenía y que podía. En el proceso de Manresa hay es un discernimiento profundo, sincero, honesto y transparente y en la escucha del espíritu, de sentir verdaderamente esa voz de Dios que te quiere mover y te quiere mostrar. Nosotros decimos que Dios tiene una voluntad personal para cada uno, un deseo amoroso y que con la ayuda de él, con su gracia y con este instrumento que tenemos de los ejercicios y del discernimiento ignaciano, los jóvenes pueden descubrirlo…, tenemos una serie de experiencias muy realistas, encarnadas y exigentes como la vida comunitaria, el apostolado en sitios difíciles que nos van dando datos de para qué está nuestro corazón.