I Encuentro Nacional de la Red Mujeres Provincia Colombiana
Reunidas en la Casa San Claver, en Santandercito, Cundinamarca, del 6 al 8 de marzo de 2025 las personas delegadas de 6 regiones: Bogotá-Soacha, Caribe, Eje Cafetero, Nariño, Santander, Valle-Pacífico; 7 obras transversales: ACODESI, CINEP/PPP, CIRE, Fe y Alegría, JRS-Col, PUJ, RJI; y un grupo de 4 jóvenes jesuitas, nos encontramos para estrechar lazos, compartir experiencias y sentirnos Cuerpo Apostólico enviado en Misión en el contexto colombiano. Queremos compartir algunas reflexiones sobre nuestro encuentro, que a pesar de no haber tenido la presencia de algunas compañeras que, por diversas razones no pudieron llegar, pudimos contar con la presencia del P. Provincial Hermann Rodríguez, SJ, sus asistentes PP. Jorge Alberto Camacho, SJ y José Darío Rodríguez, SJ, la Secretaria ejecutiva de planificación apostólica Laura Perdigón, una delegada de la Oficina Provincial de Comunicaciones Laura Valentina Souza y el equipo dinamizador de la Red Mujeres Colombia, Stefany Herrera, María Carolina Sánchez y María Consuelo Escobar. Nos ha reunido el objetivo de propiciar un espacio de encuentro e integración en el que podamos compartir los distintos saberes y las buenas prácticas que vienen funcionando en la Provincia, en las distintas obras y regiones, respecto a la búsqueda de la equidad para las mujeres en todos los aspectos dentro del cuerpo apostólico. A partir de este compartir, elaborar un plan de acción que concrete nuestra misión y modo de funcionar en la Provincia Colombiana para los siguientes dos (2) años. Para avanzar con este proceso de discernimiento y planificación apostólica, nos hemos puesto en presencia de Dios por medio de la oración, la conversación espiritual, la eucaristía y la confianza de que es el Espíritu quien guía nuestro camino. Nos han acompañado nuestra madre María, Isabel y la mujer Siro-fenicia, recordándonos que Dios se hace presente en nuestra cotidianidad. Nos acompañaron las presentaciones sobre el estado de la Provincia a nivel apostólico, la historia de la Red Mujeres Provincia Colombiana, del grupo de género e igualdad de la CPAL y el testimonio de Alejandra Nuño a nivel intercontinental. Los testimonios de la Hermana Aura Camilo, R.A., y de Ulrike Purrer nos iluminaron desde la perspectiva de la espiritualidad ignaciana y del análisis aterrizado del contexto eclesial. Testimonios desafiantes que nos invitan a la esperanza y a fortalecer nuestro deseo de construir, de manera colectiva, realidades claras de acogida, inclusión, valoración y equidad en nuestras obras y regiones. Al escuchar las presentaciones de las obras y regiones sobre el papel de la mujer en la Iglesia y la Compañía nos aproximamos a la realidad presente, enfatizando en las buenas prácticas que ya ocurren en nuestros diferentes contextos, pero también en los desafíos que encontramos y que nos sentimos invitadas a identificar mejor para transformar. Somos un Cuerpo Apostólico conformado por 17.986 personas de las cuales el 64,4% (11.589) somos mujeres. Nos sentimos llamadas a contribuir en la transformación de realidades de exclusión, violencia e inequidad, en entornos más inclusivos, reconciliados y equitativos en función de nuestra Misión común. Hacemos parte de una historia marcada en muchos momentos por la invisibilización de la mujer, los variados tipos de violencias basadas en género, la falta de oportunidades de liderazgo y la subvaloración de su papel en nuestras obras y regiones. Por ello, nos sentimos invitadas, como Provincia Colombiana, a revisitar y caminar sinodalmente hacia la implementación contextualizada del Decreto 14 de la Congregación General 34, sobre el papel de la mujer en la Iglesia y la Compañía de Jesús. Queremos continuar profundizando en el diagnóstico de la situación actual y contribuir a transformar estas realidades dolorosas e inequitativas, para lo cual hemos dado los primeros pasos para la elaboración de un plan de acción de la Red Mujeres Provincia colombiana, con una misión, visión, iniciativas concretas y temas de reflexión. Esto, en clave de discernimiento a partir de la metodología propia de la Compañía de Jesús centrada en la oración y la conversación espiritual en perspectiva sinodal. Es la primera vez que un encuentro de esta índole tiene lugar en la Provincia y, aunque sentimos que el camino aún es largo y complejo, nos encontramos llenas de una gran esperanza que nos moviliza a querer construir de manera colectiva y participativa. Queremos que, en todas nuestras obras, regiones, y en las comunidades jesuitas, se conozca más sobre este camino que hemos emprendido y se sigan apoyando las iniciativas que surjan de esta Red a favor de la mujer y de una misión de reconciliación y justicia en perspectiva sinodal. Un agradecimiento especial al equipo organizador por estar al tanto de todos los detalles que hicieron de estos días de trabajo una experiencia significativa y valiosa. De igual manera al P. Provincial y su equipo de trabajo por la apertura y disposición para que esta reflexión sobre el papel de la mujer en la Iglesia y la Compañía de Jesús se haga vida concreta dentro de la Provincia en sus obras, regiones y comunidades jesuitas. Confiamos este camino a Nuestra Madre María, que nos inspira y fortalece en estos primeros pasos que damos en perspectiva de colaboración, equidad y sinodalidad.
Pensar en la reconciliación me da esperanza: Un café con Pacho de Roux, SJ
Con el objetivo de transmitir la esperanza y celebrar la vida, la Oficina Provincial de Comunicaciones estará compartiendo una serie de entrevistas a personajes de gran relevancia para la Compañía y la Iglesia. Con un café, grandes anécdotas y camaradería se hablará de la reconciliación, la vocación y las alegrías de vivir la misión. Nuestro primer invitado es el P. Francisco José de Roux, SJ. Los invitamos a dejarse conmover por sus vivencias, su sensibilidad y su mirada sobre el país.
Comunicado oficial: Situación actual del JRS-Colombia
El pasado 24 de enero, la Oficina de Población, Refugiados y Migración (PRM) del Departamento de Estado de los Estados Unidos emitió una notificación oficial informando la suspensión de los fondos asignados a los programas de ayuda internacional mientras se lleva a cabo una revisión de los mismos para determinar si se alinean con la política exterior y prioridades del Gobierno de los Estados Unidos. A raíz de esta comunicación, el JRS-Colombia se vio en la necesidad de detener el proyecto denominado «Horizontes de Fraternidad: Acompañamiento y protección a la población migrante en su camino hacia la inclusión efectiva en Colombia” en el marco del cual se pretendía acompañar entre septiembre de 2024 y agosto de 2025 a 12.370 personas a lo largo y ancho del territorio nacional con un presupuesto de 4.5 millones de dólares. La suspensión de este proyecto obligó al JRS-Colombia a cerrar seis de sus oficinas (Ipiales, Palmira, Bucaramanga, Santa Rosa del Sur, Tibú y Cartagena) y a reducir en un 59% su planta de personal y la negociación de acuerdos de indemnización cuyo valor ascendió a 1.200 millones de pesos, dinero que puso a disposición de la organización, el JRS-USA. De enero a febrero, el JRS-Colombia pasó de contar con 155 colaboradores a una estructura mínima conformada por 67 personas, incluidos 7 aprendices SENA. Como resultado de esta decisión, unilateral y atípica del Gobierno de los Estados Unidos, el JRS-Colombia no alcanzó a brindar acompañamiento a 9.140 personas en movilidad humana forzada que sueñan con construir o reconstruir un proyecto de vida en alguna región del país. Aún así, el JRS-Colombia sigue dando vida a la misión de acompañar, servir y defender a las personas y comunidades en movilidad humana forzada por medio de 8 oficinas que siguen operando en Cúcuta, Barrancabermeja, Buenaventura, Arauca, Soacha, Ibagué, Pasto y Pereira; en estos territorios se avanza en la implementación de 14 proyectos con componente de protección, medios de vida, integración comunitaria y/o educación. De aquí a finales de abril, cuando se cumpla el plazo de los 90 días de suspensión, el gobierno de los Estados Unidos decidirá el futuro del proyecto que implementa el JRS-Colombia; esta decisión puede traducirse en alguno de los siguientes escenarios: 1. Suspensión definitiva de los fondos, 2. Descongelamiento parcial de los fondos, con modificaciones de los montos, metas y condiciones de financiación, o 3. Descongelamiento total de los fondos. El JRS-Colombia celebra en 2025 treinta años de presencia en el país, por lo que la crisis desencadenada por la orden de suspensión constituye un momento idóneo para redoblar esfuerzos por conseguir medios que permitan seguir dando vida a la misión de este Centro Social de la Provincia. Un mes después de la emisión de la orden de suspensión, la organización avanza en la formulación de más de diez proyectos y sigue explorando nuevas fuentes (flexibles y no flexibles) de financiación para seguir contribuyendo a la construcción de una Colombia más hospitalaria y reconciliada.
Oremos por el Papa Francisco
En este tiempo de incertidumbre, el P. Antonio José Sarmiento, SJ, nos comparte un mensaje de esperanza en torno a la salud del Santo Padre y nos invita a orar por su pronta recuperación. Sigamos caminando como una Iglesia unida en la fraternidad del Señor.
Iniciamos el itinerario de formación 2025 de la Región Bogotá-Soacha
El pasado 12 de febrero, más de 200 jóvenes vinculados a las obras de la Compañía de Jesús en la región Bogotá-Soacha se reunieron en la Manzana Jesuítica de Bogotá para dar inicio al Itinerario de Formación Regional 2025. Este encuentro tuvo lugar en el marco del Día de las Manos Rojas, una jornada emblemática que busca sensibilizar y generar conciencia sobre la problemática del reclutamiento forzado de niños, niñas y adolescentes en el conflicto armado. Este año, nuestro itinerario regional se fundamenta en la cuarta opción fundamental del Plan Apostólico de Provincia, promoviendo una profunda articulación entre ecología integral, reconciliación y justicia social. Reconocemos que los desafíos socioambientales no pueden abordarse de manera aislada, ya que la crisis ecológica y la crisis humana están intrínsecamente conectadas. En un territorio caracterizado por su diversidad cultural, complejidades sociales y acelerado crecimiento urbano, acogemos el llamado del Papa Francisco a cuidar nuestra Casa Común, impulsando una conversión ecológica que coloque la dignidad humana en el centro de nuestras acciones. De esta manera, el itinerario regional no solo se concibe como un espacio de encuentro y formación, sino también como una oportunidad para que los jóvenes sean protagonistas del cambio. A través de una visión integral, podrán incidir en sus comunidades con un firme compromiso por la justicia, la solidaridad y el bien común. Estamos convencidos de que la transformación social comienza en cada uno de ellos y, por ello, reafirmamos nuestra vocación de acompañarlos en este camino de aprendizaje, reflexión y acción. El inicio de la jornada se llevó a cabo en el teatro del Colegio Mayor de San Bartolomé, donde el P. José Darío Rodríguez, SJ, ofreció una contextualización sobre el impacto del conflicto armado en las comunidades y el entorno natural. Posteriormente, el equipo de ReconoSiendo guió un espacio espiritual en la Iglesia San Ignacio de Bogotá, permitiendo a los participantes reflexionar sobre las consecuencias individuales, comunitarias y ambientales del reclutamiento forzado y la utilización de menores en el conflicto armado. En el cierre del encuentro, los jóvenes fueron invitados a interiorizar sus emociones y pensamientos a través de la palabra y la escucha activa. En un marco de conversación espiritual, compartieron sus vivencias y reconocieron los llamados del Dios de la vida y de la paz, que se manifiesta en todas las cosas. El Itinerario de Formación Regional se desarrollará a lo largo de 2025 mediante encuentros locales y regionales, talleres y espacios de acompañamiento que fortalecerán las capacidades de liderazgo y acción social de nuestros jóvenes en sus contextos. Nuestra próxima cita regional será el 9 de abril de 2025 en el Colegio San Bartolomé La Merced.
La esperanza no defrauda
«Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha llenado con su amor nuestro corazón por medio del Espíritu Santo que nos ha dado» Romanos 5, 5 Comenzar un año es una oportunidad para revisar y actualizar nuestras metas. Hemos disfrutado de unos días de descanso, de encuentros informales con nuestras familias y con miembros de nuestras comunidades para nutrirnos afectivamente, recrearnos y fortalecernos. Nada más oportuno que este momento para acoger la invitación de la Iglesia a vivir un año santo en el que podamos fortalecer la esperanza. El Papa invita a toda la Iglesia a hacerse peregrinos de la esperanza. Hace muchos años le oí al P. João Batista Libânio, SJ, esta historia que nos regaló en el cierre del Congreso Continental de Teología en Porto Alegre, Brasil: Había una vez un niño llamado Daniel. Vivía en un pequeño pueblo de Brasil. No era muy juicioso que digamos, pero un año, al terminar sus clases recibió un regalo de su papá. Lo llevó a conocer Rio de Janeiro, una de las ciudades más hermosas de su país. Al llegar, lo primero que fueron a conocer fue el inmenso mar. Daniel estaba admirado por la belleza y la grandeza de ese horizonte sin límites que se abría ante sus ojos. Daniel pidió que pudieran entrar en el mar y se montaron en una barca para dar un paseo. Las olas crecían y el mar embravecido amenazaba la pequeña barca. Regresaron a la orilla y fueron a descansar. En la noche Daniel soñó que iba atravesando el mar en una barca y que el mar estaba embravecido. Daniel pidió a Dios que le diera la posibilidad de cruzar el mar y las dificultades de la vida. La respuesta de Dios fue: “cree, espera y ama”. El segundo día, Daniel fue con su papá a Botafogo, el barrio donde se levanta el cerro del Corcovado, sobre cuya cima está el Cristo Redentor que identifica a la ciudad. Esa mañana, sucedió un fenómeno extraordinario. Las nubes cubrían el cerro y el Cristo parecía volar allá en lo alto, sin ningún soporte ni pedestal. Daniel quedó deslumbrado con la belleza de este espectáculo. Esa noche, cuando fue a dormir, soñó que veía el gran Cristo volando en medio del cielo y le pidió a Dios que le regalara una escalera para subir hasta el cielo y así estar con Dios. La respuesta de Dios fue: “cree, espera y ama”. El tercer día Daniel fue con su papá al centro de la ciudad y conocieron iglesias y museos. Al regresar a la casa, el papá de Daniel no podía abrir la puerta. La cerradura se había dañado y la llave no servía. Por fin, luego de muchos esfuerzos, lograron entrar. Esa noche Daniel soñó que estaba frente a la gran puerta del cielo. Una puerta enorme, cerrada con una chapa muy grande y fuerte. Y Daniel le pidió a Dios que le regalara la llave para poder abrir la puerta del cielo y entrar allí, donde Dios lo esperaba. La respuesta de Dios fue: “cree, espera y ama”. Daniel somos cada uno de nosotros. El Papa Francisco dice en la bula con la que convoca al Año Santo: “He aquí porqué esta esperanza no cede ante las dificultades: porque se fundamenta en la fe y se nutre de la caridad, y de este modo hace posible que sigamos adelante en la vida. San Agustín escribe al respecto: «Nadie, en efecto, vive en cualquier género de vida sin estas tres disposiciones del alma: las de creer, esperar, amar»” (Spes non confundit, 3). Leyendo un libro del filósofo coreano Byung-Chul Han, El espíritu de la esperanza, me sorprendió descubrir que, para algunos, la esperanza es contraria a la acción. Dice Han: “Desde la Antigüedad, siempre se ha considerado que la esperanza es opuesta a la acción. La consabida crítica dice que la esperanza se resiste a actuar porque le falta la resolución para hacerlo, que quien tiene esperanza no actúa y cierra los ojos a la realidad. Haciéndonos concebir ilusiones, la esperanza nos distraería del tiempo presente, de la vida aquí y ahora” (Han, 37). Sin embargo, la esperanza cristiana, que se fundamenta en la fe y se nutre en la caridad nos anima siempre a afrontar el presente con la mirada puesta en el futuro. “Un presente que no sueña tampoco genera nada nuevo. Un presente así no tiene pasión por lo nuevo, entusiasmo por lo posible ni ganas de comenzar algo nuevo. Si no hay futuro, es imposible apasionarse”, nos recuerda Han en su libro (Han, 43). Acompañemos a toda la Iglesia a vivir este Año Santo renovando nuestra esperanza y dando razón a los que nos pregunten por ella, tal como lo pide el apóstol Pedro: “Estén siempre preparados a responder a todo el que les pida razón de la esperanza que ustedes tienen” (1 Pedro 3, 15). Y no olvidemos a san Ignacio que en la décima parte de las Constituciones nos invita a poner solo en Dios nuestra esperanza: “Porque la Compañía, que no se ha instituido con medios humanos, no puede conservarse ni aumentarse con ellos, sino con la mano omnipotente de Cristo Dios y Señor nuestro, es menester en Él solo poner la esperanza de que Él haya de conservar y llevar adelante lo que se dignó comenzar para su servicio y alabanza y ayuda de las ánimas” (Constituciones, 812). Quiero invitarlos a iniciar el año renovando el ánimo y la esperanza. Una esperanza que tiene bien puestos sus fundamentos en la fe y que cultiva y se expresa en obras de amor. Invito a todo el cuerpo apostólico a mirar al futuro con la confianza de sentirnos en las manos de Dios. La esperanza no defrauda. Nuestros sueños y nuestra esperanza en un futuro distinto se alimentan en el amor de Dios que nos sostiene. Hermann Rodríguez Osorio, SJ Provincial Bogotá, 20 de enero de 2025
XXVI Inmersión Ignaciana: Conversión Ecológica
Con una invitación a vivir “este momento como una oportunidad para una conversión”, inició la XXVI Inmersión Ignaciana. El tema central de este encuentro fue la Conversión Ecológica y el llamado del Santo Padre a escuchar el “grito de la tierra” y realizar acciones concretas por el cuidado de la Casa Común. El Instituto Mayor Campesino -IMCA- fue el encargado de acoger a cerca de 70 personas del Cuerpo Apostólico; líderes de obras, jesuitas y colaboradores interesados en trabajar por la Creación. «El tema de la conversión, diría el padre Baena es “enderezar lo torcido”(…) Se necesita muchas veces retomar el camino y enderezar la vida. Lo que queremos proponer en este ejercicio espiritual, comunitario y de reflexión conjunta, es preguntarnos cómo hacemos para vivir un proceso de conversión ecológica. A este encuentro venimos a pensar cómo hacer para vivir y ayudar a los que trabajan o viven con nosotros a caminar en la dirección a una conversión ecológica», indicó el P. Hermann Rodríguez, SJ, Provincial. Los conversatorios, oraciones matutinas y el compartir fraterno permitió conocer el panorama actual de la Provincia y las nuevas apuestas regionales, así como generar consciencia sobre la importancia de actuar en la preservación de la vida y la biodiversidad. Este espacio creado por el P. Julio Jiménez, SJ, en 1999, nos congrega como comunidad y es una oportunidad para conocer hacia donde se dirige la Provincia cada año. Este 2025 es el año de la esperanza y la oportunidad para conectarnos con la obra divina de Señor, reconociéndonos como criaturas hermanas de la tierra que nos cobija. Los invitamos a sumarse a las iniciativas que se desarrollan en cada una de las obras y comunidades. Próximamente estaremos compartiendo más información sobre la apuesta ecológica de la Provincia.
Asamblea de formación 2024
Desde el pasado jueves 5 de diciembre hasta el sábado 7, nos encontramos en la finca San José de Potosí, 55 jesuitas vinculados a la formación: novicios, escolares, presbíteros en espera de últimos votos, formadores y profesores de los nuestros, el Provincial, el administrador provincial y el asistente para la formación. Como había jesuitas colombianos que venían de otras Provincias, especialmente los de Guadalajara quienes hacen su filosofía en el ITESO, y los de Brasil, quienes hacen su teología en la Faje, de Belo Horizonte, y como también había jesuitas del Centro Interprovincial de Formación de Bogotá que pertenecen a otras provincias, nuestro primer momento de encuentro se llevó a cabo con una amena presentación que cada uno había preparado con un muy breve video. Si quienes leen esta nota quisieran conocer algo de los participantes al encuentro, el link a la carpeta de videos (por etapa o grupo), se encuentra al final de esta nota. El encuentro fue muy variado porque tuvimos momentos de oración, reflexión personal, conversación espiritual en pequeños grupos, deporte, juegos, bingo, y un momento de escuchar y conversar con el provincial y con el saliente asistente de formación. Las mañanas del viernes y del sábado fueron los momentos más reflexivos: un retiro (viernes) en torno al agradecimiento que nos produce sentirnos parte de la historia, que en la Provincia Colombiana hemos conmemorado en el contexto del Centenario, y la esperanza a la que nos impulsa contemplar esa historia a la que contribuimos con fidelidad creativa. Como texto inspirador, tuvimos la carta que escribe el 7 de noviembre de 1924 a todos los jesuitas y hermanos de la naciente Provincia, quien fuera el primer Provincial, el Padre Jesús María Fernández, SJ. La mañana del sábado giró en torno al asunto de la “formación para la misión”, preguntándonos de qué manera estamos percibiendo que la formación recibida y de la que todos somos responsables, nos está preparando para la misión. Como texto inspirador tuvimos el texto de la Fórmula del Instituto, pues este texto se convierte en el horizonte que da sentido a las numerosas formulaciones en los años recientes sobre los desafíos de la misión, a saber, las Preferencias Apostólicas Universales y el Plan Apostólico de la Provincia. Nuestras eucaristías fueron sin duda momentos importantes para recoger las mociones que fuimos experimentando en los momentos de oración y conversación. La del día viernes la tuvimos por las Vocaciones a la Compañía, con un formulario creado por la CPAL para tal propósito, y la del sábado, con el formulario de la eucaristía de San Pedro Claver, patrono de la Provincia. Quedamos muy agradecidos por la fraternidad y la amistad que el Señor ha venido construyendo entre nosotros a lo largo de los años, justamente a través de nuestros diferentes caminos en la Compañía de Jesús. Muy agradecidos también con todos los que hicieron posible nuestra acogida en la finca de Villeta, con el cuidado de los espacios y la comida, especialmente al administrador Jorge Castro y a su equipo en la casa, con doña Julia y el señor Novier a la cabeza. Link a los breves videos de presentación: https://bit.ly/3VEQrZZ
¿Qué debemos hacer?
Ante las situaciones complejas, ante los problemas, ante las dificultades, se plantean muchas alternativas de solución, se muestran caminos diferentes. Todo el mundo opina, sugiere, propone. Queda una pregunta que es clave, ante esa problemática, esa situación ¿qué debemos hacer? Es la misma pregunta que le hacen a Juan Bautista los distintos grupos de personas que se acercan para escucharlo o para recibir el bautismo de conversión. No pensemos que es una pregunta de rutina, es una pregunta de fondo, va al núcleo del problema y se coloca en la línea del compromiso de vida. Uno de los grupos es el de la gente común, de aquellos que forman parte de la comunidad sin destacarse o ejercer un liderazgo particular. Son esas personas que encontramos a diario, que desean superar las dificultades, buscar lo mejor para sus seres queridos, de ahí surge la pregunta ¿qué debemos hacer? La respuesta de Juan es clara “quien tenga dos túnicas, que dé una al que no tiene ninguna, y quien tenga comida, que haga lo mismo”. El sentido de esta respuesta no es otro que el de invitar a la solidaridad, a sentir como propia la necesidad del otro, representada en el hecho de no tener túnica e invitar al otro, al que tiene dos túnicas, a compartir. Es uno de los valores claves de quien quiere ser seguidor de Jesús, ser solidario. El segundo grupo es el de los publicanos, personas no muy bien vistas entre los judíos, pues trabajaban para los invasores y dominadores, para el imperio romano. Ellos hacen la misma pregunta y la respuesta es concisa “no cobren más de lo establecido”. Aparece dentro de este contexto el sentido de la justicia. Se reconoce el deber de pagar los impuestos, pero lo que no se acepta es que se obre con injusticia. Qué distinta es esa realidad a lo que vemos en nuestro mundo. Evasión de los impuestos, malversación de fondos, corrupción, mordidas y demás maneras de ser injustos y deshonestos. Es un reclamo a ser justos y a obrar con justicia. El tercer grupo de personas forma parte de una de las instituciones que garantizan el orden y la defensa de los derechos de los ciudadanos, los soldados. En nuestra sociedad ellos tienen una responsabilidad de defender la vida, honra y bienes de quienes conforman dicha sociedad. Ante la pregunta que le hacen, Juan Bautista responde “no extorsionen a nadie, ni denuncien a nadie falsamente, sino conténtense con su salario”. Esta respuesta pareciera como si fuera la respuesta a los problemas que hemos vivido recientemente en nuestro país. Por un lado es el valor de la verdad el que se promueve y, por otro, el respeto a la persona, a su dignidad y sus derechos. Pero la enseñanza no se queda ahí, va más allá. Juan acepta cuál es su misión “bautizar con agua”, pero él mismo lo reconoce “ya viene otro más poderoso que yo, a quien no merezco desatarle la correa de las sandalias”. A la verdad se une el valor de la humildad, reconocer lo que uno es y puede, cumplir su misión y no pretender ser más o hacer más. Y termina el texto diciendo que “con estas y muchas otras exhortaciones anunciaba al pueblo la Buena Nueva”. ¿Podemos decir lo mismo, promovemos los mismos valores, somos mensajeros de esa Buena Nueva, nos preguntamos qué debemos hacer? ¿Cuál sería la respuesta para nuestra situación y contexto?
¿Te encuentras en espera o esperanza?
Pienso en lo que le sucede a un recluso que se encuentra en su celda la víspera de ser colocado en la silla eléctrica. Es una persona que no tiene esperanza alguna, que está a la espera de ese día definitivo, fatal del cumplimiento de su pena de muerte. Es alguien que está a la espera. No seamos tan dramáticos. Pensemos en lo que significa estar a la espera de una noticia, o de una persona que debe llegar, de un nombramiento que se debe hacer. Hay tensión, el ambiente es cortante, frío, se perciben la angustia, el temor y quizás el miedo. A nadie le gusta estar en la situación de espera. Es algo negativo y angustiante. Qué diferente es la situación de la persona que mantiene en su corazón la esperanza de algo mejor. Es la actitud de la madre que está esperando un hijo, de alguien que desea y espera que las cosas cambien para bien, que las actitudes de las personas sean diferentes y que trabaja para que en Colombia haya paz. Todo esto está alimentado por la esperanza, es muy diferente a lo presentado en la actitud de espera, es el camino que conduce a la alegría. Lo que el tiempo de adviento, de preparación para la Navidad, quiere inculcarnos es la actitud de la esperanza, como medio para alcanzar lo que aguardamos. Es la actitud de alguien que se prepara para recibir con alegría lo que está por llegar. En nuestro caso es la venida del Dios hecho hombre, que se hace niño en el pesebre de Belén, que da comienzo a la historia de redención, que inaugura una nueva manera de presencia de Dios en la historia de la humanidad, haciéndose uno de nosotros, igual en todo, menos en el pecado. El cristiano es una persona invitada a vivir en la esperanza no en la espera. La fe nos anuncia lo que seremos, invitándonos al mismo tiempo a hacerlo realidad en lo ordinario de nuestra vida. Es lo que San Pablo llama el “ya pero todavía no”. Es una invitación a vivir en la esperanza de alcanzar la plenitud, pero haciendo presente esa misma plenitud en el ahora de lo corriente. Sin embargo, muchos cristianos, influenciados por personajes extraños, no viven en la esperanza, sino que lo hacen en una actitud de espera, generando tensión y angustia no solo en su interior, sino en la vida de quienes los rodean, haciendo que la vida misma se vuelva insoportable, pesada y poco llevadera. Te invito a formar parte del grupo de personas que vivimos en la esperanza, que hacemos todo lo que esté a nuestro alcance para no desalentarnos, para caminar seguros hacia la plenitud, sabiendo que las dificultades nos ayudan a madurar. Es la actitud adecuada para prepararnos y recibir la Navidad.