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El PAC 2 y la realidad latinoamericana de la pandemia

Palabra CPAL | Febrero de 2022 Reflexiones a partir del Informe Social 2021 de la CEPAL (Naciones Unidas) ______________________________________________________________________________________ En el año 2021, año de pandemia tenaz, la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe aprobó las líneas comunes de actuación para todas las redes vinculadas a la Compañía de Jesús en el continente los próximos años. Se trata de afrontar la realidad que viven cientos de millones de personas desde la esperanza cristiana como servicio de la fe y la justicia en una sociedad marcada por los énfasis de la persistente Covid 19. Las consecuencias de la pandemia Al cierre de 2021 un 14% de la población latinoamericana vive en extrema pobreza: ¡noventa millones de personas! Las clases medias constatan su extrema vulnerabilidad, debida a los bajos niveles de cotización y de cobertura social. Las mujeres abandonaron masivamente el mundo laboral y a la gente joven se le hizo prácticamente imposible la incorporación al mismo. La pérdida de más de treinta millones de empleos no se compensa ahora con la escasa recuperación de una población laboral que, por otro lado, ingresa frecuentemente en la informalidad. Los nuevos empleos obedecen más a la necesidad de trabajar que a la productividad real de la economía. Quienes ahora se incorporan al trabajo lo hacen, generalmente, en peores condiciones que quienes les precedieron. El número de decesos por efectos de la Covid 19 en América Latina y el Caribe hasta 31 de diciembre de 2021 supuso casi un tercio de todas las personas fallecidas en el mundo por esta causa. Es ‘una contabilidad’ de personas enfermas y defunciones muy por debajo de los números reales y del impacto vivido en unos sistemas de salud absolutamente estresados, incapaces de atender las demás dolencias. Dos tercios del personal sanitario son mujeres que se vieron sobreexpuestas a la situación, muchas veces con un doble turno de cuidados con personas enfermas de la propia casa. Aunque el impacto de la mortalidad parece proporcional a la edad madura, el informe de CEPAL afirma que “la población de niñas y niños, adolescentes y jóvenes ha sido una de las más afectadas por los impactos socioeconómicos de la pandemia”. El confinamiento y su impacto sociocultural, junto con la fragilidad de los sistemas educativos, puso a muchos niños y niñas en situaciones de desnutrición, abandono escolar o sometimiento a maltrato y abuso en el hogar. En no pocas ocasiones, esa agresión se volcó también sobre las madres. La brecha digital hizo que las poblaciones empobrecidas sufrieran doblemente la desescolarización. Del mismo modo, las poblaciones más pobres sufrieron la desatención sanitaria vinculada a la saturación del sistema, y la ausencia de la alimentación alternativa de los comedores escolares. Concluye la CEPAL: “…los efectos de la pandemia de Covid 19 afectan especialmente a niñas, niños, adolescentes y jóvenes pertenecientes a poblaciones históricamente enfrentadas a situaciones de mayor vulnerabilidad”. Entre esos grupos, el informe sitúa a indígenas, afrodescendientes, migrantes, mujeres y personas con discapacidad. La crisis está ensanchando las fracturas sociales. El horizonte: un nuevo pacto social El Informe Social de 2021, publicado recientemente por la CEPAL, nos propone un horizonte: un nuevo pacto social para adoptar “políticas públicas transformadoras, con la igualdad y la sostenibilidad en el centro”. La pandemia ha subrayado más que, en un continente marcado ya por la desigualdad, el único camino es “transitar hacia una economía y una sociedad del cuidado”. Para eso reclama tres tipos de medidas: las transferencias económicas, la mejora en la calidad de los servicios y las políticas activas de empleo. En primer lugar, las transferencias económicas directas a quienes viven en mayor dificultad han demostrado ser una barrera que mitigó el impacto sobre muchas personas. Propone la CEPAL, con el apoyo de UNICEF, que esto se haga mediante “una transferencia universal para la niñez” y con mejoras en el sistema de pensiones para que aumente la cobertura y la suficiencia de las prestaciones. Para eso, se deben establecer medidas encaminadas a una mayor solidez financiera. En segundo lugar, señala que las transferencias monetarias no deben hacerse a costa de la reducción en los servicios públicos. Además de los servicios de agua, energía y saneamiento, se hace muy relevante el de la conectividad a internet. Es necesario asegurar una escolarización de calidad desde la primera infancia y la generación de un ambiente de seguridad real en la calle, la escuela y el hogar que permita el crecimiento sin violencias ni temores. El informe señala con mucha fuerza que se debe evitar un “bienestar de la población casi exclusivamente propiciado por el trabajo no remunerado de las mujeres”. Finalmente, la CEPAL propone medidas activas de empleo entre las que destaca la formación profesional y técnica de manera muy relevante. Si bien no basta con ella, la formación es el principal instrumento para afrontar la incorporación de calidad al mundo laboral y la superación de las brechas tecnológicas, de género, étnicas. Nuestra misión en la América Latina y el Caribe en pandemia Sabemos que se trata de desafíos que deben asumir principalmente los estados. La crisis Covid 19 ha señalado la importancia del estado como agente económico activo, como respaldo a las poblaciones más vulnerables y como garante de servicios públicos que cohesionan a la comunidad. Sin embargo, las Administraciones Públicas no pueden sustituir a la ciudadanía ni a la sociedad civil. Y es ahí donde, en este mundo plural, la comunidad cristiana, la Compañía de Jesús y sus redes dentro de ella, tienen una misión, una responsabilidad. Como vimos más arriba, los procesos educativos se debilitaron durante la pandemia, propiciando el deterioro de los sistemas y la vulnerabilidad de los más pobres. La educación como derecho universal de calidad es central como respuesta: todas nuestras redes, no solo los centros educativos vinculados a la Orden, sino también las iniciativas sociales y pastorales han de comprometerse para impulsar alianzas públicas y privadas para que la educación de calidad llegue a todas y todos: a los niños y niñas,  pero también a las personas adultas

“Documentos antiguos… restaurados para servir a la gente de hoy”

Participa en esta invitación que se realiza en el marco del Año Ignaciano. ______________________________________________________ El Archivum Romanum Societatis Iesu (ARSI) y la Fundación Gondra Barandiarán te invitan a la conferencia “Documentos antiguos… restaurados para servir a la gente de hoy”, este viernes 3 de diciembre a partir de las 8 de la mañana (hora Colombia). ¿Cómo pueden los manuscritos fundantes de la Compañía de Jesús, los cuales han sido plenamente restaurados, inspirarnos hoy como miembros de la gran familia ignaciana? Participarán: – R.P. Arturo Sosa SJ, Superior General de la Compañía de Jesús – Don Guillermo Barandiarán de la Fundación Gondra Barandiarán – Prof. Melania Zanetti, restauradora – P. Brian Mac Cuarta SJ, director académico del ARSI – P. José García de Castro SJ, especialista en espiritualidad ignaciana – Sr. Denis Dobbelstein, presidente mundial de la CVX – Hna. Ghislaine Pauquet de la Congregación de Nuestra Señora del Cenáculo Conéctate a través de Zoom: https://link.jesuit.media/arsi-zoom [password: 088495]

Los predilectos de Jesús

24 de octubre de 2021 _________________________________________________________________________________________ Todos tenemos personas que están más cerca de nuestro corazón. Esto se da por diversas razones. Puede ser por afinidad o cercanía, debido a vínculos familiares o a lazos de amistad. Otras veces, puede ser por conveniencia, dado lo que esas personas pueden representar en el futuro para el logro de nuestros intereses o propósitos. En otras circunstancias puede ser porque son personas vulnerables, necesitadas, carentes de todo y a quienes queremos dedicar nuestra atención de una manera especial. Si analizamos estas diversas razones y maneras de tener nuestros predilectos podemos afirmar que lo primero es absolutamente válido, más aún es algo natural y comprensible. ¿Quién no tiene cerca de su corazón a los más cercanos? Solo si hay razones externas o situaciones complejas. No me refiero a este grupo de personas. El segundo, donde priman las conveniencias y los intereses, me atrevo a afirmar que no son propiamente predilectos sino personas que las mantenemos cerca porque podemos utilizarlas en determinado momento. Qué triste decirlo, pero es una realidad que se da con mayor frecuencia de lo que podemos pensar. Pienso que el tercer grupo es el que podemos llamar “los predilectos de Jesús”, aquellos a quienes Él amó con todo el corazón, a quienes consideró los mejores receptores de su mensaje. Fueron a quienes llamó “los pobres en el espíritu, los que lloran, los pacíficos”. La escena del evangelio de este domingo nos lo presenta de una manera sencilla. “Jesús, hijo de David, ten compasión de mí” es el grito de este hombre ciego. A los discípulos les pareció que importunaba y por eso lo reprendían, pero él gritaba más fuerte. Jesús pide que lo llamen. La pregunta de Jesús lo dice todo “¿Qué quieres que haga por ti?”. La respuesta es sencilla: “Maestro, que pueda ver”. La respuesta, nuevamente, es sencilla, “vete; tu fe te ha salvado”. Si leemos con cuidado el texto de la primera lectura allí encontramos  que nos dice “retorna una gran multitud; vienen llorando, pero yo los consolaré y los guiaré; los llevaré a torrentes de agua por un camino llano en el que no tropezarán. Porque yo soy para Israel un padre y Efraín (refiriéndose al pueblo de Israel) es mi primogénito”. Por lo tanto, en la comunidad de creyentes y en sus asambleas no puede haber marginados, excluidos, discriminados. A cada uno de nosotros se nos invita a tomar conciencia de lo que somos, reconocer que Jesús puede cambiar nuestra situación, que debemos romper con las ataduras de la vida pasada, reconocer la novedad que surge en nuestra vida al acercarnos a Jesús y seguirlo libremente. Es el camino que recorre el ciego: consciente de su situación, no solo externa sino interna, necesidad de buscar un salvador, un liberador, es lo que expresa su ruego, búsqueda de lo nuevo y, finalmente, adhesión a la persona de Jesús “al momento recobró la vista y comenzó a seguirlo por el camino”. ¿Quiénes son nuestros predilectos?

Un llamado especial a los futuros candidatos

Conoce el nuevo sitio web para las vocaciones jesuitas, publicado por la Curia General de la Compañía de Jesús. _________________________________________________________________________________________________________________ El superior general de la Compañía de Jesús lanza esta semana un proyecto digital sobre las vocaciones jesuitas, con un llamado especial a los futuros candidatos. En una carta del 12 de abril a todos los jesuitas, el P. Sosa anuncia una nueva página web de vocaciones y una nueva campaña de vídeos en las redes sociales. “Necesitamos personas con pasión por el Evangelio y el amor a Jesús, flexibilidad para ir a cualquier parte, una libertad interior como la de San Ignacio y la de San Francisco Javier”, dijo el Superior General de los jesuitas, Arturo Sosa. “Nuestro mundo está pidiendo a gritos curación, una curación que sólo puede producirse de forma duradera a través de Cristo. Queremos compartir Su mensaje de curación y de reconciliación. Por eso existimos como Compañía de Jesús”. ¿Quieres saber más? Mira el comunicado completo y visita el nuevo sitio web. 

Gratitud ante todo | Antonio Silva, SJ

El pasado 14 de marzo, nuestro hermano Antonio Silva, SJ cumplió 100 años. En comunidad, celebramos su vida y compartimos el agradecimiento que él escribió y que fue leído en la eucaristía. _________________________________________________________________________________________________________________ Gracias, Señor, porque me hiciste nacer en el seno de una familia de cristianas costumbres. Mis padres, con 8 hijos (4 niñas y 4 niños), vivieron felices; celebraron sus Bodas de Oro matrimoniales. Papá Roberto falleció de 96 años. Mamá Rosita, de 104. Mi padre era de origen campesino, sano de alma y cuerpo. Ni fumaba ni tomaba. Su genio era alegre y optimista. En nuestros paseos a pie por la carrilera del tren, a mi padre le encantaba ir pisando la hojarasca reseca, por el gusto de escuchar el crujido. Esa alma de niño feliz la heredamos todos sus hijos y sus nietos. La dicha es fácil. Papá Roberto nos enseñó a nadar en el río, a montar a caballo, a ordeñar las vacas, a segar alfalfa, a jugar al tejo, a elevar cometas, a jugar al pan y quesito lanzando sobre la superficie del lago una piedra que se deslizaba sin hundirse. Así que mi primera Compañía fue mi Familia, desde que nací, hace 100 años. Jamás en la vida me sentí solo. Andando el tiempo, mi padre fue nombrado magistrado del Tribunal de Santa Rosa de Viterbo. Allá vivimos 4 años. Mi hermano Hernando y yo estudiábamos en la escuela. Lo más importante en el pueblo era el Filosofado de los Jesuitas. Pertenecimos a la Cruzada Eucarística y fuimos acólitos de los jesuitas. Ellos visitaban nuestra escuela y nos enseñaban cantos y juegos. Nosotros de niños íbamos a La Quinta, como se llamaba el gran edificio del Filosofado. Los jesuitas nos obsequiaban biografías de los santos jesuitas y así vinimos a conocer la Compañía de Jesús. San Ignacio la había fundado para salvar almas. Y era una orden mundial, abarcaba los cinco continentes. Descubrí que la Compañía de Jesús era una Compañía Trasnacional de Seguros de Vida Temporal y Eterna. No dudé un momento: al cumplir los 15, solicité la entrada al Noviciado y me la concedieron. Yo, de niño, intuía: “Estos jóvenes jesuitas son felices. Yo quiero llegar a ser como ellos”. Nunca me sentí llamado por Dios, sino que los jesuitas me engatusaron con su alegría y sencillez. Fui misionero rural por Colombia, así nacieron mis poesías y mis novelas. En el Noviciado se nos enseñó que “en la Compañía de Jesús lavar escudillas es salvar almas”. O sea que hiciéramos lo que hiciéramos, estábamos misionando como santa Teresita desde su convento, sin necesidad de ir a tierras de misión. A las cuatro de la mañana nos despertaba una campanilla. Felices, corríamos a las duchas de agua helada, nos bañábamos y nos vestíamos. Ofrecimiento de obras en la capilla. Misa en latín. La Comunión la recibíamos de rodillas y en la lengua. Después del desayuno, lavábamos los platos cantando y charlando; estábamos salvando almas. Luego clases y estudios. En los intermedios de las clases, barríamos y trapeábamos los corredores (salvando almas). Para nosotros, novicios quinceañeros, esos quehaceres domésticos no eran un trabajo, eran una diversión. En la Universidad Javeriana el día de descanso era el jueves. Madrugábamos a salir de paseo por esos campos de Dios, morral a cuestas. Paseos de olla. O mejor, paseos de paila, porque un compañero mío jesuita me enseñó a batir melcochas. Fue el único título que obtuve en la Universidad: Maestría en Melcochas.   Mis convicciones El Diablo no existe. Muy tonto y muy cruel sería Dios si creara un anti-Dios indestructible que le saboteara su Creación. El Diablo fue invento de los cavernícolas, aterrorizados por las tempestades, los terremotos y demás fenómenos de la Naturaleza. A alguien tenían que achacarle la autoría de las catástrofes. El Infierno no existe. Sería Dios un monstruo de crueldad trayendo a esta vida seres que nunca le pidieron venir y castigándolos después por pecados inevitables. Los terrícolas somos demasiado insignificantes para fastidiar a Dios. Dios no puede sufrir. El Cielo. Es de otra dimensión, inimaginable. Si volviéramos a la Nada, la humanidad habría sido  una divina ociosidad. Pero Dios no es ocioso. Dios es Amor. Nos creó porque le sobraba felicidad y quiso compartirla (y a lo mejor también para recrearse, viéndonos felices). Nos creó para que disfrutáramos de este Paraíso Terrenal. Los extraterrestres. Se han descubierto miles de planetas habitables. Pensar que solo la Tierra alberga seres vivos es tan ingenuo como creer que solo una guayaba contiene gusanos. Se me dirá: no hay pruebas de habitantes en otros planetas. Respondo: la ausencia de pruebas no es prueba de ausencia. Mi oración. No es de petición sino de acción de gracias y de admiración. Teresita de Lisieux vivía extasiada contemplando la naturaleza. Y decía que esa era verdadera oración. Esa es mi oración. Soy contemplativo en la acción. Que lo digan mis poemas. Gracias, Señor, por haber diseñado y construido durante millones de años este maravilloso Universo que alberga millones de galaxias y en las galaxias, trillones de seres vivos y pensantes (y extasiados ante el milagro de su propia existencia). Día vendrá en que ellos nos enseñen a los terrícolas a convivir en armonía y en vez de derrochar dinero en guerras y armas, nos enseñarán a invertirlo en agricultura, industrias, educación, artes y ciencias. Los hombres son los únicos animales que fabrican armas y se ufanan de ello. ¡Qué monstruosidad! Supriman el gasto bélico y se acabarán el hambre y la pobreza. Gracias, mi querida Compañía de Jesús, porque fuiste mi segundo hogar, con Padres y Hermanos con quienes conviví en armonía fraternal, alegre y optimista.   Antonio Silva Mojica, SJ En el día de mi Primer Centenario.                                                                                                          

Los jóvenes dicen

Conoce lo que están pensando nuestros jóvenes. Este artículo fue publicado en la Revista Jesuitas Colombia, en su edición de noviembre-diciembre 2020. _________________________________________________________________________________________________________________ Los jóvenes, protagonistas de la última edición del 2020 de la Revista Jesuitas Colombia, deciden manifestarnos sus pensamientos, reflexiones y miedos. Levantan su voz para compartir sus preocupaciones. Mira este y todos los artículos de la revista.

Retos para los educadores

Alejandro Londoño, SJ analiza los retos tecnológicos, espirituales y del cuidado de la Casa Común que presenta la COVID-19 a los educadores. _________________________________________________________________________________________________________________ 1. La pandemia COVID-19 Todos estamos enfrentando una gran amenaza y también un gran desafío a nuestra misión, pero en especial los educadores. Así como los médicos se han sentido desafiados a responder a estos retos desde su vocación, también nosotros los educadores lo hemos estado sintiendo. Cuando se habló de la llegada de una pandemia a la cual se le dio el nombre de COVID-19, hubo dos reacciones extremistas. Unos hablaron de una epidemia o algo parecido a lo que ya habíamos padecido en otras pestes. Otros de algo terrible que podría acabar con la humanidad. Los primeros parecían ser los optimistas en el asunto. Los segundos, los pesimistas. Pero la cosa no fue tan sencilla, como fue apareciendo más adelante en las reacciones que fueron sucediéndose. Ninguno de los dos tenía la razón. Los que parecían optimistas fueron sintiendo que la amenaza iba para largo y escucharon noticias de países que comenzaron a sentir fuertemente la amenaza y los efectos de esta pandemia, como Italia y España. Los pesimistas al ver los resultados de las medidas tomadas por los gobiernos con relativa prontitud cayeron en la cuenta de que la cosa era distinta. Y comenzaron a distinguir bien entre los gobiernos que defendía a las personas y los que defendían el dinero. Esto llevó a criticar la actitud de presidentes como el de Estados Unidos que salía a la calle sin tapabocas, pero sí hablaba de defender la economía, los dólares. Lo mismo, las expresiones del presidente de Brasil que habló de una “gripita”, pero no miró hacia la Amazonía y lo que padecían allí sus habitantes. Un término medio tomó la gente que buscó los posibles bienes que podría traer esta tragedia. Era como recordar aquel dicho popular: “No hay mal que por bien no venga”. Pronto se notó cómo la pandemia impulsó a mucha gente a orar y a acudir al Señor de la Vida. Prueba de esto es la cantidad de celebraciones virtuales de Misas y rosarios. La vida del hogar había recuperado su importancia. Son muchas las familias donde padres e hijos se están uniendo más que antes, tanto para comer como para descansar y utilizar los medios audiovisuales. Claro que no han faltado los machistas, incapaces de vivir decentemente. También los educadores han acudido a diversos medios audiovisuales para colaborar con sus alumnos a salir adelante en cuanto a los estudios este semestre. Por esto interesa reflexionar sobre estos tantos otros retos que los educadores tenemos como: el uso de la tecnología, el cuidado de la salud en el deseado “mundo Verde”, la familia, la justicia social y la espiritualidad.   2. Enseñar a manejar la tecnología Parece raro mencionar el uso de la tecnología como un reto para los educadores, pero sin duda es un desafío muy importante el enseñar a manejarla bien a los alumnos, incluso el aprender a manejarla nosotros mismos. Esperamos que la pandemia que nos agobia en estos momentos pase. Pero el problema de la tecnología seguirá presente y lo grave es que muchas personas no le han visto un aspecto muy desafiante para la educación escolar. Casi diríamos que todos vivimos admirados de los avances tecnológicos actuales. Y está bien. Hace años el poderse uno comunicar con otra persona por teléfono, en otra ciudad, era una maravilla. Hoy podemos hacerlo con todo el mundo. Y además enviar correos, videos, películas, etc. Pero aquí es en donde está el reto para los educadores. Y el peligro de la tecnología no bien usada es de modo especial para los niños y jóvenes. ¿Quién no ha notado que muchos de ellos le dan más importancia a su celular que a las personas con quienes conviven en su casa? Incluso cuando se encentran en la mesa, donde lo importante no es tanto el celular cuanto el compartir con los padres, hermanos y compañeros con los que comparten los alimentos. El otro peligro de la tecnología es creer que todo lo que se nos envían por ella es verdad. No falta gente que abuse de estos medios para atacar la ética y la religión, para proponer negocios falsos. Incluso para creerse descubridores de unas realidades que se inventan para adquirir dinero o fama. Alguien colocó como título Mucha Información, escasa inteligencia y muy poca sabiduría a un artículo de prensa sobre el libro de Francois Revel El conocimiento inútil. Esas tres palabras: información, inteligencia y sabiduría nos vienen al dedo para aplicarlas al uso de la tecnología. Muchos alumnos consiguen con los medios tecnológicos llegar a tener mucha información, muchos datos, muchos videos “sobre todos los aspectos habidos y por haber”, como dice el dicho. Pero esto no les sirve para tener inteligencia para intus legere (leer dentro) la propia realidad. En nuestros países sobran profesores, pero faltan maestros. Profesor es la persona que domina conocimientos, una ciencia, una materia y sabe exponerla en el tablero o con medios audiovisuales. El maestro es alguien diferente. Es la persona que sabe comunicarse con los alumnos, que los comprende, que los quiere, que sabe ayudarles incluso cuando está comunicando datos o ciencia profunda. Qué importante es que el educador tenga un conocimiento profundo de la naturaleza humana. Que conozca qué es el ser humano, cuál es su misión y su último destino. Y no sólo datos y conocimientos, sino sabiduría para transmitirla a los alumnos. Si en algo deben destacarse los educadores es en este punto que está tan relacionado con la vida de los alumnos como hemos dicho ya.   3. El contacto con la naturaleza Para los educadores la invitación a los estudiantes a salir a contemplar la naturaleza, las montañas, los árboles, los ríos, parece no ser su responsabilidad, sino la de otras personas como serían los ecologistas, los jefes scouts, los pastoralistas o los responsables barriales del cuidado de esta. Hoy no faltan grupos ecológicos que impulsan caminatas, animadores religiosos interesados en poner a los jóvenes en contacto con

«Cobró vida otra manera de comunicarnos, de experimentar y arriesgarnos»: Gerardo Villota, SJ

Gerardo Villota, SJ, reflexiona sobre los aprendizajes que dejó el Encuentro Nacional Virtual de Regionalización 2020, llevado a cabo el pasado mes de mayo. Encontrar otra manera de comunicarse, en medio de la pandemia, fue una experiencia de lecciones y retos. __________________________________________________________________________________________________________ Creo que a todos nos ha pasado que al comenzar el tiempo de cuarentena nos invadió una sensación de “desplome: proyectos, planes, viajes, encuentros que nos llenaban de esperanza se cancelaron o se aplazaron para una fecha incierta. Creo que en el comienzo nos sentimos paralizados, pensamos tal vez que todo se caería. Pero al mismo tiempo que nuestros imaginarios normales y corrientes, nuestras lógicas cotidianas, nuestras costumbres se deshacían en una especie de vacío, comenzó otro imaginario, otras lógicas; cobró vida otra manera de comunicarnos, de experimentar y arriesgarnos. Más pronto de lo que pensamos la postración se fue convirtiendo en silencio fecundo, en deseos de comprometernos e inventar, de adentrarnos por rutas que no sospechábamos. Pensamos cómo informar que aplazábamos el Encuentro Nacional de Regionalización, pero nos íbamos dando cuenta de que muchos encuentros se mantenían a través de los canales de comunicación, de las plataformas, de todo un mundo de comunicaciones. Comenzaron las convocatorias y se demostró algo maravilloso que todos sabíamos, pero que se reveló con una fuerza de vitalidad y compromiso. Es posible que rondaran algunos nubarrones de dudas y escepticismos, pero la vida siempre se impone. El Cuerpo Apostólico comenzó a palpitar con una fuerza renovada y mostró su vocación de amor y entrega fundado en Jesús Resucitado. El Encuentro se dio con una participación de ochenta y cuatro personas, que nos dio cuenta de la convicción de cada compañero apostólico, de su trabajo por el Reino allí donde está. Fue un Encuentro emocionante, sincero, bien preparado, las regiones desplegaron su fuerza y disposición para crear materiales muy buenos. El núcleo fue la Formación para la Colaboración. Las charlas sobre el Sujeto Apostólico y sobre la Colaboración en la Misión nos dieron mucha luz sobre la ruta que tenemos que seguir. No nos queremos formar por ningún motivo distinto de servir desde nuestras obras apostólicas para anunciar la Buena Noticia de Jesús en las circunstancias de esta humanidad adolorida y necesitada de motivos para creer. Es cierto que la misma realidad apareció en su desnudez desgarradora, cosas que sabíamos, pero que no queríamos saber, las miserias ante las que nos escondíamos, la noche fría, el hambre, la incertidumbre cierta de quien sale cada día a buscar un pedazo de pan o unos pesos para tener dónde pasar esta noche. Ojalá que todo esto nos ayude a trabajar intensamente por cambiar muchas cosas que van muy mal, ojalá que aprendamos la lección que nos está dando la vida.

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