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La Compañía de Jesús pide justicia en la asignación de vacunas contra la COVID-19

Consulta la comunicación firmada por el secretario de Justicia Social y Ecología, Xavier Jeyaraj, SJ, y por las distintas conferencias de provinciales jesuitas en el mundo. _________________________________________________________________________________________________________________ El pasado 10 de mayo de 2021, el Secretariado de Justicia Social y Ecología (SJES) emitió un comunicado en el cual Compañía de Jesús se suma al llamado para que la asignación de vacunas contra la COVID-19 sea justa y equitativa en todo el mundo. “En la actualidad, el 87% de las vacunas administradas han ido a parar a los países de renta alta o media-alta, mientras que los países de renta baja sólo han recibido el 0,2% de las vacunas disponibles. Más de 3.200.000 personas han muerto a causa del COVID 19 en el mundo”, asegura el texto firmado por el secretario Xavier Jeyaraj, SJ y por las distintas conferencias de provinciales jesuitas en el mundo. En la comunicación, la Compañía de Jesús insta a los países a apoyar la propuesta de extensión temporal de los derechos de patente y los anima a dar prioridad a las personas más vulnerables. Así mismo, propone medidas de solidaridad como: cancelar las deudas de los países de ingresos bajos y medios, y suplir las carencias de financiación de la iniciativa COVAX. “Nadie estará a salvo del virus hasta que todo el mundo esté a salvo, lo que subraya la necesidad de aumentar la justicia y la solidaridad a la hora de abordar este problema mundial”, señala el comunicado. Consulta el documento .

Reapertura gradual, segura y responsable del Colegio Santa Luisa, en acompañamiento con la Subred Sur Occidente

Así se prepara esta institución para el retorno gradual de los estudiantes. _________________________________________________________________________________________________________________ El jueves 4 de febrero, el Colegio Santa Luisa recibió la visita de la Secretaría de Salud y contó con la compañía de El Tiempo y el Canal City Tv, con su programa Arriba Bogotá, en el cual entrevistaron a Marcela López, líder del Proceso Espacios Educativos, quien se refirió al acompañamiento que la Subred ha venido realizando a las instituciones educativas. En esta misma entrevista, la funcionaria compartió algunos tips a los padres de familia, para que conozcan qué se debe tener en cuenta para el regreso gradual, seguro y responsable de los estudiantes a clase. Por otra parte, el colegio participó en una transmisión en vivo con la Subred Sur Occidente en el Foro Virtual Reapertura Gradual, Segura y Responsable para los Colegios, en donde se mencionó cómo las instituciones educativas se preparan para el retorno a clases; en este espacio, la rectora Beryeny Rodríguez Arévalo también habló sobre el acompañamiento, las adecuaciones, el cumplimiento y la verificación de los protocolos de bioseguridad. ¿Quieres saber más? Consulta la noticia completa.

“El Señor ya vino, vamos nosotros a Él”: Marana tha

Reflexiones ante las cenizas y muerte de coronavirus de diez de nuestros hermanos. _________________________________________________________________________________________________________________ La mitad de la que fue mi comunidad de hace dos semanas está hoy en urnas funerarias. Ya pueden imaginarse cómo me pude sentir yo entonces y aún ahora… Celebramos la Eucaristía comunitaria ante las urnas con las cenizas de nuestros queridos hermanos los PP. Marco Tulio González, Roberto Triviño, Gonzalo Amaya, Jorge Uribe, Leonardo Ramírez, Guillermo Hernández, Álvaro Jiménez, Fortunato Herrera, Rodolfo E. de Roux y el Hno. Gabriel Montañez, víctimas todos del coronavirus. Quiero referirme ahora a la pascua por esta pandemia de nuestros diez hermanos transcurrida en apenas  doce días. Todavía fuertemente golpeado e impotente debido a los estragos causados por este virus en ellos, muerto uno tras otro y a veces dos o tres diarios, comparto con ustedes estas reflexiones. He tenido en estos días pasados tres experiencias fuertes del Señor: en primer lugar, me he sentido un poco como Job, libro sapiencial que cuenta el sufrimiento inmerecido del justo. Se cuenta de él (en el capítulo I) que estando perfectamente bien y en plena amistad con Dios fue probado por el mal. Entran a su presencia sucesivamente cuatro mensajeros de desgracias, uno tras otro, hasta el último que le anuncia la muerte de sus hijos e hijas como prueba decisiva de su fe en Yahvé. Cuando suponíamos que en nuestra comunidad de San Alonso Rodríguez habíamos guardado bien durante el año todas las prescripciones para evitar la peste de la covid, llega a mi cuarto una enfermera a anunciarme la muerte del P. Marco Tulio González; dos horas después, otra me anuncia la muerte del H. Montañéz; sin acabar de reponerme, al otro día me anuncian la muerte del P. Roberto Triviño y después otras dos…. ¡Y así hasta diez seguidos en menos de 15 días!… ¡Me sentí también como viendo pasar al ángel exterminador en la peste de los egipcios que se iba llevando a cada uno de mis queridos hermanos! La pregunta era la misma de Job: ¿por qué? No tuve otras palabras que decir sino las de él : “¡El Señor me los dio, el Señor me los quitó, bendito sea el nombre del Señor!”. Mi segunda experiencia espiritual me decía: ¡cómo hemos sentido la debilidad, la inutilidad, la nada y la impotencia de nuestro ser ante la misteriosa acción del Dios omnipotente, cuyos planes no son nuestros planes ni sus caminos los nuestros! Sin embargo, las famosas palabras de Pablo acudían a mi mente: ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?, como dice la Escritura: Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó. Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna [la pandemia] podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro (Rom 35-39).) Inmediatamente después de la consagración de la Eucaristía hacemos una solemne proclamación referida al Cristo de la pascua: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!”. Estos tres puntos que sintetizan la Eucaristía como misterio pascual, encierran ahora mi reflexión. Quiero recordar ahora también al P. Julio Jiménez que acaba de fallecer por este mismo flagelo mortal.   1. Anunciamos tu muerte Jesús anunció tres veces su muerte dolorosa, “voluntariamente aceptada” por nosotros. Cuando nos avisaron  que estos  hermanos habían contraído ese terrible virus, dadas sus preexistencias de enfermedad nos anunciaron ya, en cierta manera, su muerte. Damos gracias a Dios porque todos ellos fueron hombres de fe, de generosidad total en el seguimiento de su llamado, de fidelidad absoluta en su vocación la cual mantuvieron en medio de las mayores dificultades y de su misma gravedad mortal. Son para nosotros el mejor testimonio de una fidelidad hasta la muerte, puestos los ojos en Jesús el consumador de nuestra fe. En los últimos Ejercicios Espirituales de septiembre pasado, nos preparábamos todos para “ofrecer nuestra oblación de mayor estima y momento”, “nuestra pascua en el amor” –así concibo yo la Enfermería de san Alonso Rodríguez, como casa de pascua–. Todos recibimos la unción de los enfermos como sacramento de fortaleza para aceptar el futuro que el Señor nos quisiera deparar sin saber ni el cómo ni el cuándo. Al guiarlos yo en esta fuerte experiencia de Dios les decía: “hagamos estos Ejercicios Espirituales para preparar nuestra pascua en el amor como si fueran los últimos de nuestra vida. Ya nos falta uno de los que los hicieron con nosotros el año pasado. Y posiblemente no todos nosotros estaremos en los próximos  Ejercicios el año entrante”. ¡No sabía yo el alcance de lo que les estaba diciendo! Ellos así lo hicieron y hoy el Señor ha recibido su oblación como víctimas puras, santas, agradables a Dios. Le damos gracias  por el testimonio de sus vidas y por el ejemplo de su pascua anunciada con motivo de esta pandemia. Ante el inescrutable misterio de la muerte, es una gracia inmensa saber cuándo ya estamos próximos a morir.   2. Proclamamos tu resurección Es la segunda aclamación después de la consagración. También Jesús la anunció varias veces. En mi tercera experiencia espiritual en medio del asombro y del dolor intenso, sentí yo el “Paso del Señor”, su Pascua en carne viva que tras el horror de la crucifixión y muerte, poniendo su mano derecha sobre mí, me repetía: “No temas, soy yo, el Primero y el Último, el que vive, estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la Muerte y del Hades. Escribe, pues, lo que has visto: lo que ya es y lo que va a suceder más tarde” (Ap 1, 17-20). “Lo que va a suceder más tarde” es lo que

Revista AURORA No. 8 | Tiempos movidos

La octava edición de la revista plantea varios interrogantes en el contexto de la pandemia, relacionados con el trasfondo social de nuestra realidad, el dolor de las poblaciones más afectadas y los aportes de la Espiritualidad Ignaciana. _________________________________________________________________________________________________________________ Imagen tomada de AURORA No. 8 _________________________________________________________________________________________________________________ Las preguntas y reflexiones sobre la pandemia se hacen cada vez más pertinentes, a medida que los meses avanzan, pues la COVID-19 ha cuestionado profundamente nuestro modo de vida: desde las políticas sociales planteadas, hasta el acompañamiento espiritual a las comunidades. Es por esta razón que la edición Nº 8 de la Revista AURORA, una publicación de la Conferencia de Provinciales de América Latina y El Caribe (Cpal), quiere responder a estos Tiempos movidos a través de interrogantes fundamentales: ¿Cómo dejar de ser insensibles al dolor de las multitudes que lloran a sus muertos? ¿Cómo reconstruir relaciones entre personas, grupos, generaciones, naciones, etc., con la conciencia de que todo está interconectado? Este número incluye La Carta al Pueblo de Dios, firmada por varios Obispos del Brasil, sobre el manejo errado de las políticas públicas y sus impactos para la población, entre otros aportes. Consulta la publicación.

Revista AURORA No. 7 | Migrando hacia lo extraordinario

Consulta la séptima edición de la revista, inspirada en uno de los sectores más vulnerables en el contexto de la pandemia: la población migrante internacional. _________________________________________________________________________________________________________________ Imagen tomada de AURORA No.7 _________________________________________________________________________________________________________________ La población migrante internacional ha sido uno de los sectores sociales más impactados por la pandemia, pues migrar ahora implica un riesgo adicional de contagiarse de coronavirus. A lo anterior se suman otras dificultades a causa de la COVID-19, como el cierre de las fronteras y la disminución de oportunidades laborales. Es por esta razón que la edición Nº 7 de la Revista AURORA, una publicación de la Conferencia de Provinciales de América Latina y El Caribe (Cpal), está dedicada a visibilizar esta dolorosa realidad e invita a los lectores a abrir sus corazones a la población migrante. Tal como lo asegura Rafael Moreno, S.J., coordinador de la RJM-CANA: AURORA quiere así contribuir para que nos sensibilicemos ante la grave situación de millares de personas obligadas a emigrar, para que desarrollemos actitudes y prácticas políticas solidarias y para motivarnos -también a los lectores- a emigrar personal y colectivamente hacia lo extraordinario: “a superar el egoísmo y abrirnos a la otredad contribuyendo en la construcción de un mundo justo e incluyente”. Consulta la publicación.

Medidas de bioseguridad para las celebraciones de la Iglesia Católica en Colombia

Conoce las disposiciones emitidas por la Conferencia Episcopal de Colombia para las celebraciones litúrgicas y actividades pastorales, en el contexto de la COVID–19. _________________________________________________________________________________________________________________ Después del reciente anuncio del gobierno colombiano de permitir la reapertura (parcial y paulatina) de las actividades religiosas presenciales en Colombia, la Conferencia Episcopal de Colombia ha emitido dos documentos en los que se comunican los lineamientos generales de bioseguridad para la prevención de la transmisión de la COVID-19, en la celebraciones y actividades de la Iglesia Católica en el país. Los dos documentos -basados en las resoluciones 666 del 24 de abril y 1120 del 3 de julio de 2020- presentan los elementos de protección y control, los protocolos de bioseguridad, y las medidas pastorales, entre otras disposiciones, que se deben garantizar para celebrar, de manera segura, nuestra fe. Tanto los responsables de los templos como los feligreses deben acatar los protocolos sugeridos. Consulta los documentos: – Disposiciones y medidas pastorales para mantener la bioseguridad en el contexto de la COVID–19 en lo concerniente a las celebraciones litúrgicas y otras actividades pastorales de la Iglesia Católica en Colombia. – Líneas generales de bioseguridad para la prevención de la transmisión del covid-19, en lo concerniente a las celebraciones litúrgicas y otras actividades pastorales de la Iglesia Católica en Colombia.

Retos para los educadores

Alejandro Londoño, SJ analiza los retos tecnológicos, espirituales y del cuidado de la Casa Común que presenta la COVID-19 a los educadores. _________________________________________________________________________________________________________________ 1. La pandemia COVID-19 Todos estamos enfrentando una gran amenaza y también un gran desafío a nuestra misión, pero en especial los educadores. Así como los médicos se han sentido desafiados a responder a estos retos desde su vocación, también nosotros los educadores lo hemos estado sintiendo. Cuando se habló de la llegada de una pandemia a la cual se le dio el nombre de COVID-19, hubo dos reacciones extremistas. Unos hablaron de una epidemia o algo parecido a lo que ya habíamos padecido en otras pestes. Otros de algo terrible que podría acabar con la humanidad. Los primeros parecían ser los optimistas en el asunto. Los segundos, los pesimistas. Pero la cosa no fue tan sencilla, como fue apareciendo más adelante en las reacciones que fueron sucediéndose. Ninguno de los dos tenía la razón. Los que parecían optimistas fueron sintiendo que la amenaza iba para largo y escucharon noticias de países que comenzaron a sentir fuertemente la amenaza y los efectos de esta pandemia, como Italia y España. Los pesimistas al ver los resultados de las medidas tomadas por los gobiernos con relativa prontitud cayeron en la cuenta de que la cosa era distinta. Y comenzaron a distinguir bien entre los gobiernos que defendía a las personas y los que defendían el dinero. Esto llevó a criticar la actitud de presidentes como el de Estados Unidos que salía a la calle sin tapabocas, pero sí hablaba de defender la economía, los dólares. Lo mismo, las expresiones del presidente de Brasil que habló de una “gripita”, pero no miró hacia la Amazonía y lo que padecían allí sus habitantes. Un término medio tomó la gente que buscó los posibles bienes que podría traer esta tragedia. Era como recordar aquel dicho popular: “No hay mal que por bien no venga”. Pronto se notó cómo la pandemia impulsó a mucha gente a orar y a acudir al Señor de la Vida. Prueba de esto es la cantidad de celebraciones virtuales de Misas y rosarios. La vida del hogar había recuperado su importancia. Son muchas las familias donde padres e hijos se están uniendo más que antes, tanto para comer como para descansar y utilizar los medios audiovisuales. Claro que no han faltado los machistas, incapaces de vivir decentemente. También los educadores han acudido a diversos medios audiovisuales para colaborar con sus alumnos a salir adelante en cuanto a los estudios este semestre. Por esto interesa reflexionar sobre estos tantos otros retos que los educadores tenemos como: el uso de la tecnología, el cuidado de la salud en el deseado “mundo Verde”, la familia, la justicia social y la espiritualidad.   2. Enseñar a manejar la tecnología Parece raro mencionar el uso de la tecnología como un reto para los educadores, pero sin duda es un desafío muy importante el enseñar a manejarla bien a los alumnos, incluso el aprender a manejarla nosotros mismos. Esperamos que la pandemia que nos agobia en estos momentos pase. Pero el problema de la tecnología seguirá presente y lo grave es que muchas personas no le han visto un aspecto muy desafiante para la educación escolar. Casi diríamos que todos vivimos admirados de los avances tecnológicos actuales. Y está bien. Hace años el poderse uno comunicar con otra persona por teléfono, en otra ciudad, era una maravilla. Hoy podemos hacerlo con todo el mundo. Y además enviar correos, videos, películas, etc. Pero aquí es en donde está el reto para los educadores. Y el peligro de la tecnología no bien usada es de modo especial para los niños y jóvenes. ¿Quién no ha notado que muchos de ellos le dan más importancia a su celular que a las personas con quienes conviven en su casa? Incluso cuando se encentran en la mesa, donde lo importante no es tanto el celular cuanto el compartir con los padres, hermanos y compañeros con los que comparten los alimentos. El otro peligro de la tecnología es creer que todo lo que se nos envían por ella es verdad. No falta gente que abuse de estos medios para atacar la ética y la religión, para proponer negocios falsos. Incluso para creerse descubridores de unas realidades que se inventan para adquirir dinero o fama. Alguien colocó como título Mucha Información, escasa inteligencia y muy poca sabiduría a un artículo de prensa sobre el libro de Francois Revel El conocimiento inútil. Esas tres palabras: información, inteligencia y sabiduría nos vienen al dedo para aplicarlas al uso de la tecnología. Muchos alumnos consiguen con los medios tecnológicos llegar a tener mucha información, muchos datos, muchos videos “sobre todos los aspectos habidos y por haber”, como dice el dicho. Pero esto no les sirve para tener inteligencia para intus legere (leer dentro) la propia realidad. En nuestros países sobran profesores, pero faltan maestros. Profesor es la persona que domina conocimientos, una ciencia, una materia y sabe exponerla en el tablero o con medios audiovisuales. El maestro es alguien diferente. Es la persona que sabe comunicarse con los alumnos, que los comprende, que los quiere, que sabe ayudarles incluso cuando está comunicando datos o ciencia profunda. Qué importante es que el educador tenga un conocimiento profundo de la naturaleza humana. Que conozca qué es el ser humano, cuál es su misión y su último destino. Y no sólo datos y conocimientos, sino sabiduría para transmitirla a los alumnos. Si en algo deben destacarse los educadores es en este punto que está tan relacionado con la vida de los alumnos como hemos dicho ya.   3. El contacto con la naturaleza Para los educadores la invitación a los estudiantes a salir a contemplar la naturaleza, las montañas, los árboles, los ríos, parece no ser su responsabilidad, sino la de otras personas como serían los ecologistas, los jefes scouts, los pastoralistas o los responsables barriales del cuidado de esta. Hoy no faltan grupos ecológicos que impulsan caminatas, animadores religiosos interesados en poner a los jóvenes en contacto con

Brille su luz delante de los hombres

Santiago Jaramillo, SJ nos comparte una reflexión a propósito de La parábola de la luz (Mateo 5, 14-16). «La luz del Evangelio no puede esconderse, sino que sus discípulos la deben manifestar claramente a las demás personas con su predicación y con sus obras», asegura. _________________________________________________________________________________________________________________ (El seguidor de Cristo durante la pandemia, después de ella y siempre).   Consultadas tres traducciones, aparecen estas variantes. ¿Ayudan a comprender mejor el mensaje? Negro. Biblia de Jerusalén Latinoamericana. (Texto base) Azul. La Biblia de estudio. Dios habla hoy. Rojo. Comentarios bíblicos al Leccionario del Tiempo ordinario V.   “Ustedes son la luz del mundo {de este mundo}. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte {puesta en lo alto} {en lo alto de un cerro no puede esconderse}, tampoco se enciende una lámpara {una vela} y la ponen debajo del celemín {meterla debajo} {ponerla bajo un cajón} sino sobre el candelero {ponerla en el candelero} {se la pone en alto} para que alumbre a todos los que están en la casa {a todos los de casa}. Brille {Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille} {y que alumbre a todos los de casa} así su luz delante de los hombres {delante de la gente} {Alumbre así su luz a los hombres}, para que vean sus buenas obras {para que, viendo el bien que ustedes hacen} y glorifiquen {todos alaben} {y den gloria} a su Padre que está en los cielos” {en el cielo} {en el cielo}. En la Sagrada Escritura la imagen de la luz sirve para ayudar a comprender algunas verdades, desde unas muy sencillas, como la que acabamos de ver, hasta decirnos que Dios es luz, en Él no hay tiniebla alguna (1 Jn 1,5). El Señor se vale de un ejemplo casero —la lámpara de aceite que debe alumbrar toda la casa— para ilustrar su doctrina sobre cómo la luz del Evangelio no puede esconderse, sino que sus discípulos la deben manifestar claramente a las demás personas con su predicación y con sus obras. Tenemos que ser testigos del Evangelio.   Cristo es y se proclama explícitamente Luz “Yo soy la luz del mundo, el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8, 12). “Yo, la luz he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas”.  (Jn 12, 46). Cristo es la “Luz para iluminar a las naciones.”  El cántico de Simeón proclama que Jesús tiene una misión universal como Mesías-Salvador (Lc 2,32). “Cristo es la luz de los pueblos. Por ello este sacrosanto Sínodo, reunido en el Espíritu Santo, desea ardientemente iluminar a todos los hombres, anunciando el Evangelio a toda criatura (cf. Mc 16, 15) con la claridad de Cristo que resplandece sobre la faz de la Iglesia…” (LG 1).   Los discípulos: “Ustedes son la luz del {de este} mundo” (Mt 5, 14). Tienen como misión llevar hasta los confines de la tierra la luz portadora de salvación. Todos los discípulos del Señor deben ser pregoneros del Evangelio. No pueden esconderlo nunca. Por eso son comparados con una ciudad edificada sobre la cumbre de una montaña que no puede ocultarse a la mirada de los hombres. Para que los discípulos puedan alumbrar es necesario que antes sean alumbrados por Cristo-Luz. Para ellos poder alumbrar es preciso que estén en contacto con “una Luz de lo alto” (Lc 1, 78). Un ejemplo tomado de una fuente alternativa de producción de energía limpia puede ayudar a comprender lo antes dicho. Las celdas fotoeléctricas (fotovoltaicas) necesitan recargarse con la luz solar para poder producir energía, calor… Cuando esas celdas han recibido poca iluminación solar, están poco cargadas, funcionan deficientemente. Cuando la persona tiene poco contacto con Cristo, está poco iluminada, “alumbra” muy poco.  Por consiguiente, el verdadero seguidor de Cristo tiene que mantenerse en continuo contacto con Cristo si quiere ser luz del mundo {de este mundo}. Para que esta iluminación sea efectiva es indispensable que la predicación de la doctrina esté acompañada por el testimonio de vida de quien la comunica. El mundo y la Iglesia han sido sacudidos por la COVID-19 que les ha planteado retos muy grandes, graves y concretos. La COVID-19 lo revolcó todo en todas partes. Aparecieron a plena luz asuntos que ya existían, pero estaban ocultos, se convivía con ellos. Se manifestó claramente la existencia de un orden social profundamente injusto (estructuras, injusticias, desigualdades, corrupción, riquezas acumuladas por unos pocos sin que presten el oficio de creación de empleos…). Los principios del Evangelio deben iluminar este sombrío panorama para hallar verdaderas soluciones. La Iglesia deberá renovarse continuamente para ser efectivamente luz del mundo. Contribuirá a la renovación de la sociedad transformando espiritualmente a sus fieles, haciendo que vivan según el Evangelio, fuerza que les debe cambiar el corazón, renovarlos y así, con un corazón nuevo, podrán ser testigos vivientes de su fe y agentes de cambio. Sin un corazón nuevo, no habrá personas transformadas y transformadoras. Pero si los católicos llevan una vida sin compromiso apostólico, quizás siendo piadosos y buenos, la luz del Evangelio está oculta en ellos, no brilla, no ilumina a su alrededor. Esa luz, de la que son portadores, está puesta bajo el celemín. En algunas personas la formación cristiana, teológica, es deficiente. Poseen una fe “recibida”, sin la instrucción necesaria. Es decir, un buen número de católicos demanda con urgencia una Evangelización Fundamental. Una instrucción más profunda para que en ellos crezca la fe, una enseñanza que a la vez que los educa cristianamente, los haga nuevos en su corazón. Así íntimamente renovados sí podrán tener una luz nueva e iluminar a los demás. Evangelización. Estas personas necesitan la Evangelización para que renovadas respondan mejor a lo que debe ser su vida de seguidores de Cristo. Pero la renovación es una obra interior realizada por el Espíritu Santo. Es una gracia que para obtenerla hay que pedirla con intensa oración. La Evangelización debe enseñar a orar y a crear en las personas la necesidad de orar. Otros, bastantes quizás, requieren adquirir conocimientos más profundos de su fe, renovar los que poseen, entrar en una dinámica continua de cambio interior, de conocer mejor el compromiso que

El Padre General nos invita a orar por los difuntos de la COVID-19

Oremos de manera especial por nuestros colaboradores, seres queridos y hermanos jesuitas que han perdido la vida recientemente. ____________________________________________________________________________________________________________ Fotografía: flickr/jesuitsglobal ____________________________________________________________________________________________________________ Este 25 de junio, el Padre General de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa, S.J., envió una invitación a todo el Cuerpo Apostólico de la Compañía, para que, unidos en la oración, recordemos a nuestros compañeros, jesuitas y familiares que han fallecido durante la COVID-19. Nos permitimos citar una parte de la comunicación y adjuntamos el documento original: En todo el mundo, la pandemia COVID-19 se ha extendido en los últimos meses, y todavía no está extinguida. No es la primera vez que una pandemia afecta al planeta, y otras enfermedades persistentes siguen afectando a las familias a gran escala. Este es el caso, por ejemplo, de la malaria. Se ha cobrado el COVID-19 varias vidas entre de nuestros colaboradores y amigos, nuestros familiares y en nuestras comunidades jesuitas. En Roma no tenemos los nombres de todos los difuntos, pero queremos llevarlos en nuestro recuerdo orante. Varias provincias y comunidades de todo el mundo han organizado, o desean organizar, momentos de oración para confiar a Dios a estos hombres, mujeres y niños que han muerto recientemente. Deseo animar vivamente estas iniciativas que dan testimonio de nuestra fe y esperanza.

La venida del Espíritu Santo en el año de la pandemia

Santiago Jaramillo, SJ, se pregunta cómo recibe el mundo al Espíritu Santo en medio de la pandemia. Sus reflexiones construyen un diagnóstico de la situación, pero también proponen alentadores retos. ______________________________________________________________________________________________________________ Fotografía: Hiruka (CC) 16 de junio de 2020 ______________________________________________________________________________________________________________ Este 2020 es sin duda alguna un año muy atípico para la humanidad y para la Iglesia, debido a los efectos producidos por la COVID-19. Todo se ha visto afectado en lo social, económico, relacional, personal y en las celebraciones más importantes en el año litúrgico de los católicos, así como en la manera celebrar los sacramentos (confesión, eucaristía…). Las celebraciones del año litúrgico, de los acontecimientos vitales para la vida espiritual de los católicos, terminaron con la solemnidad de Pentecostés. Nuevamente los católicos, para la celebración de Pentecostés, tuvieron que conformarse con “ver”, “mirar” por televisión, tal como sucedió con la celebración más importante del año litúrgico, la Vigilia pascual. Los fieles no pudieron participar presencialmente en la acción litúrgica con la que culminaba el tiempo pascual. Los templos seguirán vacíos… En el mundo, ¿en qué circunstancias especiales acontecerá la celebración de esta especial Venida del Espíritu Santo en este año de la pandemia de la COVID-19? Será en medio de una sociedad agobiada por el temor de contagiarse con ese virus. Adolorida por la muerte de sus seres querido a quienes no pudieron acompañar en las exequias. En un aislamiento estresante que se ha vuelto desesperante para muchos. Agobiada por la incertidumbre económica, por la situación que tendrán que afrontar (¿conservarán el trabajo? Ya en Colombia se conocen cifras alarmantes de un desempleo de casi 20 %. Muchos ciertamente lo perdieron y se encuentran sin perspectivas de conseguir otro). Temerosa ante la incertidumbre de cómo será las relaciones con otras personas (algunos vaticinan que habrá desconfianza y temor al volver a estar con otros). Acongojada por la experiencia vivida de la vulnerabilidad de todas las personas. Con la comprobación hasta la saciedad de que el hombre no es omnipotente como se creía. Ansiosa por conocer los cambios que se presentarán en la manera de trabajar y de estudiar. Expectante ante la incertidumbre de cómo cambiará el mundo (¿quedará igual o peor que antes de la pandemia?). Desconcertada al encontrarse en un mundo inundado por la falsedad, (entre otras las fake news). Sociedad descompuesta, corrompida… ¡Ese es el mundo que encontró el Espíritu Santo! Es cierto que se han visto los cambios positivos en la Casa común, se remozó. ¿Pero seremos capaces de seguir teniendo una relación amigable con el planeta rejuvenecido, o por el contrario el hombre en su ansia de dinero continuará depredando la naturaleza, infectando los ríos, dañando el aire…? (Ya se vio cómo en China, en un momento, la contaminación del aire volvió a ser impresionante y eso nos afecta a todos). Y vendrá a Colombia y encontrará un país destrozado por la corrupción y el robo (perpetrados, empezando, por altos estamentos que deberían ser modelo de honestidad), un país inundado de coca (un lucrativo y fácil negocio de enriquecimiento), un país con profundas desigualdades sociales, políticos solo interesados en “sus cosas”, peleando e insultándose, que proponen “medidas que son paños de agua tibia”, populistas, en vez de estar todos dedicados de tiempo completo a buscar soluciones efectivas para que el país salga adelante en estas graves circunstancias en que se encuentra, que deberían estar decididos a crear un país nuevo. Ellos están muy bien, los demás… ¿Y en el aspecto religioso qué hallará? Una Iglesia que siente y se resiente de no haber podido celebrar ni la Vigilia pascual, ni el día de Pascua ni el tiempo pascual, ni el día de Pentecostés con las acciones litúrgicas propias. Sin duda, encontrará gente muy buena, pero también, bautizados que no viven la fe, que obran como paganos, que solo están interesados en sostener su bienestar, que prescinden del necesitado, del vulnerable. Estos no entran dentro de sus preocupaciones… Su prójimo son los que los adulan y les sirven para sus fines… En el ámbito espiritual: unos se prepararon espiritualmente para recibir el Espíritu Santo. Ellos obtuvieron las gracias renovadoras que Él trajo en abundancia. Y esa renovación de la vida en el Espíritu redundará en el mejoramiento de la sociedad, de las relaciones y comportamientos personales. Otros ni se dieron cuenta de lo sucedido. Continuarán siendo iguales. En nada contribuirán al cambio de época, que se espera sucederá después de este desbarajuste. Y hacia el futuro: en el campo social, unos creen que en adelante habrá cambios sustanciales, que las cosas ya no serán como antes, que habrá otro orden social-económico, religioso. Otros, no creen en esos cambios, se muestran pesimistas, incluso piensan que las cosas empeorarán. Después de esta presentación (incompleta, por supuesto), ¿qué esperar de la venida del Espíritu Santo al mundo y a la Iglesia en este nuevo Pentecostés? El mundo y la Iglesia deben esperar una profunda renovación guiada por el Espíritu Santo. En lo atinente a lo socio-económico-político, la acción está reservada a los líderes políticos. Ya algunos comienzan a mostrar preocupación e interés de construir un nuevo orden más justo y equitativo que reduzca las diferencias sociales y económicas, en donde haya menos incertidumbre… En Pentecostés la Iglesia pide para estos líderes y para todos los gobernantes que la luz y la fortaleza del Espíritu Santo los ilumine y guíe en tan importante y difícil labor de renovar profundamente la sociedad hasta crear en ella las estructuras que la COVID-19 mostró que requieren y exigen urgentemente un cambio sustancial, profundo. La Iglesia puede ayudarles en esta renovación con los aportes del Evangelio. Por fortuna, ya como que van tomando conciencia del momento apremiante que vivimos y empiezan a trabajar en esta obra. El pueblo fiel ansía que este nuevo Pentecostés le produzca una profunda renovación espiritual. Veamos lo que dicen los textos litúrgicos. Empecemos por el salmo 104(103), 30. Es una alabanza al Creador, canta los esplendores de la creación. La Liturgia de las Horas lo emplea en el Oficio de lectura del domingo de Pentecostés, porque el versículo 30 habla del aliento

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